Edwin Quintanilla, Director de la Maestría en Gestión de la Energía de ESAN. Foto: ProActivo

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Las bases económicas y políticas que han aportado competitividad y confiabilidad en el crecimiento significativo de la industria minera en el Perú los últimos 12 años, son explicadas en el documento Cuadernos de Energía por Edwin Quintanilla, Director de la Maestría en Gestión de la Energía de ESAN.

La industria energética en Perú (en particular, el gas natural), ha registrado precios competitivos respecto al referencial internacional en Estados Unidos (Henry Hub) y el desarrollo del gas natural ha traído grandes beneficios económicos a nivel país: diversificación de la matriz energética, altas tasas de crecimiento con infraestructuras de desarrollo, inversiones privadas con capitales intensivos basados en reglas de juego claras y estables. En consecuencia, la generación eléctrica resultante, registra tarifas competitivas a nivel internacional, 30% menor a nuestro principal competidor en producción de cobre (Chile).

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Bajo “cash cost” para minería en Perú, se atribuye al bajo costo de la energía

El costo de los energéticos en el Perú, explica la diferencia en el costo de producción (cash cost) del cobre entre Perú y Chile (0,32 $/lb) y es atribuible en al menos 50% al costo de la energía para proyectos de alto riesgo.

Además, el benchmarking internacional muestra al Perú como uno de los países de más bajo costo de producción mundial (1.16 $/lb), llegando a registrarse inclusive valores menores para proyectos futuros como Quellaveco (1.05 $/lb).

 

Estos resultados son propios de políticas de largo plazo, políticas de incentivo a la inversión dentro de un marco institucional donde la minería cuprífera peruana ha experimentado en el período 2005-2017 el mayor crecimiento de su historia (142%), aprox. 2.44 millones de TM de cobre producidas, a diferencia de Chile (3.4 %). Se proyecta que este crecimiento continuará con el ingreso de operaciones de varios proyectos: Ampliación Toquepala, Quellaveco, Mina Justa y Ampliación Toromocho.

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Quintanilla señala que resulta indispensable establecer condiciones para la continuidad de las inversiones en la industria minera, contando con una generación eficiente de la energía al mismo tiempo de evaluar la confiabilidad y la seguridad del suministro para los próximos años.

A la fecha, Perú tiene una cartera de 49 proyectos mineros por US$ 58,5 mil millones que serán puestos en valor en tanto cuenten con ventajas competitivas en su desarrollo.

Ese conjunto de circunstancias ha sido reconocido por el Foro Económico Mundial durante 5 años consecutivos (2013-2017); y es que los resultados internacionales muestran al Perú en el primer o segundo lugar en el planeta en competitividad energética entre las principales 127 economías.

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En resumen, Quintanilla precisa que la energía debe situarse a priori, antelándose a los ciclos mineros, con una visión estratégica aunada a la principal industria nacional como es la minería, de forma de otorgarle ventajas competitivas que ameriten los inversionistas en la adopción de sus decisiones de largo plazo.

Concluye el analista que los escenarios futuros de la transición energética conducen a privilegiar la sostenibilidad a través de la provisión de fuentes renovables con instrumentos futuros para la generación y al gas natural licuado (GNL) como combustible principal en el transporte interno y externo asociado a las unidades mineras. “La competitividad requiere una gestión proactiva tanto en la energía como en la minería”, señaló.