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Víctor Gobitz, CEO de Buenaventura precisó que, si bien la macroeconomía del Perú es sólida a la par de los países miembros de la OCDE existen brechas y desafíos por superar en lo referente a la institucionalidad y la infraestructura del país. “En el marco institucional como país discutimos la reforma del Poder Judicial y cómo financiar los partidos políticos; y en infraestructura, somos un país emergente aún, con un tremendo desafío en inversión en aeropuertos, carreteras y salud pública, entre otros”, explicó.
En ese contexto resaltó que la minería es una actividad, pilar de la economía nacional, que durante los años 2012 al 2014 ha tenido picos muy altos de crecimiento, el año más bajo fue el 2016, cuya tendencia ya cambió. “Está la ampliación de Cerro Verde, la construcción de Las Bambas. La expansión de Southern, la mina Constancia y Toromocho”.
Asimismo señaló que durante los años 2017 – 2018, las principales inversiones mineras fueron: Toquepala, Marcona, Toromocho, Shahuindo, Quecher Main (que forma parte de Yanacocha) y Marcapunta (del portafolio de Buenaventura).
El cobre, metal rojo que da sostenibilidad a la industria minera
Tras revisar cifras macroeconómicas, el empresario subrayó la importancia de que la sociedad peruana comprenda que en medio de un mundo globalizado. la minería es el pilar de la economía nacional. Representa el 44% de la inversión y cuenta con un portafolio de US$ 60,ooo millones, de los cuales el 70% está referido al cobre. “Somos un país minero que además tiene una exposición a los mercados internacionales, hemos visto la incorporación de Glencore al capital de. A Southern, de grupo México tomando la opción de desarrollo de Michiquillay; estamos viendo el desarrollo de Quellaveco por parte de Anglo American y Mitsubishi; y recientemente Mina Justa, una inversión del grupo Breca y el grupo Copec -un grupo peruano y otro chileno”.
Gobitz resaltó la virtud de la producción del cobre para la planificación fiscal del país. “¿Cuál es la ventaja de los proyectos de cobre para un país?, son proyectos de larga vida que le permite a su sistema fiscal tener proyección de largo plazo en términos de ingresos (generan estabilidad, y predictibilidad). A diferencia de los proyectos de oro que, si bien tienen un periodo de maduración más rápido, tienen vidas mucho más cortas. Tenemos Cuajone y Toquepala, con 40 a 50 años produciendo”, precisó en Lima, durante su ponencia “Retos y oportunidades en la minería rumbo al bicentenario 2021”, en la Cámara de Comercio Peruano Chilena.
Con respecto a los conflictos de las comunidades con las empresas dijo que tiene que ver con las marcadas diferencias del PBI per cápita de las zonas sierra y selva del país, respecto a las zonas costeras. Al referirse en concreto a Las Bambas, señaló que “hay una mezcla de expectativas altas, quizás todas entendibles, pero con actos que ya terminan en la extorsión, actos que son claramente ilegales”.