Perú se encuentra un poco lejos de producir litio, pero su futura explotación a cargo de la canadiense American Lithium suscita preocupación en el Gobierno.
El pasado miércoles el viceministro de Minas, Jorge Chávez Cresta, advirtió en el Congreso de la República que la explotación del denominado ‘oro blanco’ podría ocasionar un grave problema de ‘contaminación por radiación’ en las comunidades de Corani, donde se localiza el proyecto, debido ala presencia de uranio.
“Hay que tener mucho cuidado porque hemos pedido reportes de diferentes países especializados en esta temática, y el litio en la localidad donde está ubicado, en Corani, viene con un agregado de uranio”, indicó.
Explicó que la presencia del mineral radioactivo obliga a que la explotación del litio la realice una empresa con bastante conocimiento en la “separación del uranio”, pues, de lo contrario, “la cura sería peor que la enfermedad”.
“Porque podríamos tener una radiación, una contaminación en esa comunidad (Corani) difícil de controlar. Por eso estamos siendo muy cuidadosos y prolijos en este estado del proyecto de litio”, dijo.
¿Esta dramática previsión se condice con la realidad?
LITIO Y URANIO EN PUNO
Desde hace un tiempo atrás, el Minem viene sosteniendo que el litio del proyecto Falchani se encuentra mezclado con uranio, razón por la cual necesita una legislación especial para permitir su explotación.
Macusani Yellowcake, descubridor del proyecto minero, esgrime, sin embargo, una versión muy diferente.
De acuerdo a la empresa, Falchani alberga solamente litio, con muy pocas trazas de uranio, por lo que no requeriría un tratamiento especial. Así lo advierte, también, Edmundo Cáceres, alcalde distrital de Corani.
“Es un desconocimiento total del Minem. El uranio se encuentra más abajo, en los terrenos de otras comunidades. En lo que respecta al sector de Falchani, no hay evidencias de uranio”, asegura.
De acuerdo a Macusani Yellowcake, existe una distancia de cerca de 30 kilómetros entre ambas áreas mineralizadas: la zona de litio (Falchani) y la zona de uranio (Macusani), por lo que propone explotar ambos sucesivamente.
Dado ese caso, ¿la explotación depararía un grave riesgo para la población de Corani?
Urani a flor del suelo
Guido Arroyo, geólogo especialista en uranio, asevera que no. Prueba de ello es que el uranio se encuentra a flor del suelo en Corani y “ni la población ni las alpacas que se alimentan de pastos mueren o han muerto por radiación”, apunta.
Así lo asevera también el alcalde de Corani, quien describe el día a día en el distrito como una continua coexistencia con el mineral radioactivo desde tiempos inmemoriales.
“Con decir – señala – que los canchoncitos para el cuidado de las alpacas y las casas de los pobladores están hechos con piedras que tienen uranio. Y nunca ha habido ningún problema ni alteración en las personas”.
La razón por la cual el uranio no genera impactos en su estado natural, explica Arroyo, es porque su radiación es inocua.
“Uno puede agarrar una pastilla de uranio y metérsela en un bolsillo y no pasa nada porque emite radiaciones alfa, que pueden ser detenidas con un simple papel”, anota.
En ese sentido, el uranio no representaría un grave peligro para la población, pero sí para los trabajadores mineros, pues su procesamiento es peligroso de varias maneras.
Uno es por la disposición de los relaves, que son altamente contaminantes en tanto contienen minerales radioactivos surgidos de la transformación del uranio en otros elementos (‘hijos del uranio’), los cuales emiten radiación dañina, beta y gamma.
Del mismo modo, también existe un alto riesgo de contaminación en el aire debido la presencia de radionucleidos en suspensión, como el radón.
Mientras que el Organismo Internacional de Energía Atómica (AIEA) alerta de serios peligros de radiación en las zonas de procesamiento, envasado y almacenamiento de uranio en las minas, debido al ‘decaimiento’ (desintegración) de este elemento.
De allí, la necesidad de una legislación especial para el uranio que controle estos temas.
Fuente: El Comercio