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El Ministerio de Energía y Minas (Minem) volvió a modificar la meta de inversión minera para este 2020, luego de que su nuevo titular, Jaime Gálvez, indicara que en este año se proyecta alcanzar los 4.200 millones de dólares.

Ello ocurrió en un contexto de pandemia por la COVID-19. Para 2021, la meta que esperan lograr es de 5.400 millones de dólares.

Cabe recordar que la meta minera inicial para 2020 era de 6.300 millones de dólares; luego fue reducido a 4.800 millones de dólares. Para 2021, los números anteriores estimaban una valla de 6.500 millones de dólares, pero se reajustó a 6.000 millones de dólares.

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Gálvez sostuvo que la cartera de proyectos mineros del país es de unos 57.000 millones de dólares e incluye a Tía María, pero precisó que muchos de estos proyectos están en proceso de exploración, de elaboración de los expedientes técnicos o tienen complicaciones por temas sociales.

Señaló que todos los años se realiza una “inversión base” en la minería para reponer reservas y realizar mantenimiento a los equipos, que usualmente está en los 3.000 millones de dólares, pero por el contexto de la pandemia bajará a los 2.000 millones de dólares.

A esa inversión base, explicó, se agregan los nuevos proyectos de construcción de minas, que ahora son tres grandes: Quellaveco, Mina Justa y la ampliación de Toromocho.

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“Entonces, en este contexto de la COVID-19, esperamos cerrar este año con 4.200 millones de dólares en inversión y el próximo año subir a 5.400 millones de dólares”, expresó. También señaló que los inversionistas tienen conocimiento de que, pese a la coyuntura política, el Gobierno ha apoyado la minería en los últimos 25 años.

Gálvez también apuntó a que la prioridad de su gestión será el manejo de la conflictividad social en su sector, que es elevada en la minería.

El ministro adelantó que impulsará cambios normativos que fortalecerán el atractivo del sector hidrocarburos, al igual que la remediación de los pasivos ambientales y la ejecución del Plan de Cierre de Brechas en el ámbito petrolero de la selva peruana.

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Fuente: La República