Rosa María Flores-Araoz

Por Rosa María Flores-Araoz
CEO de Kallpa
Presidenta de Premios ProActivo 2025

El periodo actual de recuperación de actividades económicas y sociales tras la pandemia va de la mano de un auge tecnológico sin precedentes, impulsado por la transformación digital a raíz de la necesidad de mantener activos los servicios mundiales en el contexto de aislamiento y semi presencialidad a partir del año 2020 y que pusieron a prueba la resiliencia de la humanidad.

La disrupción de nuevas herramientas tecnológicas como el ‘Big Data’ y la ‘Inteligencia Artificial’ (IA) no es reciente, pero sí incrementa y diversifica su utilidad e influencia en casi todas las actividades que hoy desarrollamos, tanto en el campo profesional como personal, de la misma forma que los gobiernos y las industrias vienen adecuándose para aprovechar los beneficios de estas.

Desde el ámbito empresarial, sabemos que la adaptación tecnológica es un gran diferencial que nos permite evolucionar en la generación de valor de nuestro negocio, ofreciendo nuevos y mejores productos y servicios y así también contribuir al desarrollo de nuestro país.

El sector energía, en el que trabajo desde hace más de 25 años, es un importante proveedor de soluciones para las industrias, en particular para la minería. Tanto la minería como el sector energía aprendimos que el impulso tecnológico constante y la adaptación a los cambios que los mercados presentan es clave para cumplir con las metas de eficiencia, seguridad y sostenibilidad que nos hacen competitivos.

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Objetivos empresariales y la IA

En el contexto de los objetivos empresariales, la IA es hoy sin duda una de las mayores herramientas para optimizar los procesos, organizar las tareas y también ayudar a la toma de decisiones. Millones de personas, la utilizan para un sin número de tareas en los más diversos campos, desde el comercio, la banca, o la medicina.

Sin embargo, el procesamiento de información y la propuesta de ideas innovadoras, entre otros, es parte de un engranaje mayor, en el que intervienen distintas especializaciones que conforman el know-how de cada empresa y que cuyo éxito, en gran medida, está vinculado con el desafío principal de gestionar personas. Somos diferentes, pensamos diferente, hemos tenido vivencias distintas, hemos crecido en diversas familias y ambientes, ello acentuado aún más en el Perú, marcadamente distinguido por la diversidad de culturas y territorios.

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La historia reciente de nuestro país nos muestra que muchos de los desafíos que afrontamos están principalmente vinculados a las relaciones interpersonales, sociales, políticas y de otras índoles que solo siendo abordadas con un enfoque Herramientas tecnológicas para la sostenibilidad económica, ambiental y social estratégico y humano han podido tener un camino de solución.

El sector empresarial ha interiorizado que la sostenibilidad del crecimiento del país tiene que ser acompañado de actividades que convivan en armonía con su entono, siendo la Gestión Social Compartida un ejemplo de modelo de interacción que permite que todos los actores presentes, el Estado, las comunidades y la empresa privada planifiquen juntos los planes que garanticen un cuidado ambiental y bienestar a la población, con el objetivo de construir articuladamente esa convivencia fructífera para todos.

Por ello las habilidades interpersonales tan importantes, y las herramientas tecnológicas como la AI que se actualizan constantemente, son valores que no se contraponen o compiten, al contrario, se complementan para el logro de objetivos.

Otro punto clave sobre cómo interactuar con las herramientas tecnológicas está vinculado al rol que les otorgamos como parte de nuestras actividades. Los seres humanos tenemos un propósito y lo desarrollamos interactuando en comunidad con otras personas. Así evolucionamos como sociedad y ciertamente hubo avances y retrocesos, de acuerdo con el contexto de cada época y que a la actualidad sigue manteniendo desafíos constantes que nos interpelan y ponen a prueba.

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El poder de la tecnología

Es así cómo, si bien el poder de la tecnología es amplio y muchas veces parece llevarnos por delante, es importante reconocer su rol y los límites que tiene como parte de su acompañamiento en nuestras actividades, y a la par, recordar cuál es el propósito que cada uno lleva consigo, entendiendo así que somos las personas los sujetos de derechos y deberes, quienes asumimos la responsabilidad por nuestros actos.

La tecnología y sus avances disruptivos seguirán asombrándonos y revolucionando las actividades que realizamos día a día; aprovechemos esta oportunidad para discutir su impacto en nuestro país con un enfoque de interés nacional, utilizando su aporte para mejorar la provisión de servicios y delinear estratégicamente las políticas públicas a implementarse para promover las inversiones y competitividad en los próximos años.