Hernán Arboccó Valderrama

Fueron las clases del ingeniero Julio Kuroiwa en las aulas de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) las que motivaron al inventor peruano Hernán Arboccó Valderrama a diseñar viviendas seguras frente a un sismo de gran magnitud usando materiales no convencionales como la caña de bambú, madera, material reciclado como cajas de tetrapak y hasta aceite quemado que muchas veces se desecha de los motores de vehículos.

Por diseñar estos novedosos sistemas de construcción a lo largo de su trayectoria como ingeniero civil, Hernán Arboccó Valderrama acaba de ser reconocido – junto a otros 130 destacados inventores- en la UNI, que actualmente lidera el ranking nacional de patentes a nivel de universidades en los últimos 30 años, y sus investigadores cuentan con 202 solicitudes en trámite y 108 patentes otorgadas.

En diálogo con la agencia Andina, el ingeniero peruano señala que, con el desarrollo de sistemas constructivos, busca lograr edificaciones con mejores condiciones de habitabilidad, bajo costo de construcción y un mejor comportamiento sísmico. Uno de los primeros sistemas que diseñó es el cañaconcreto, un sistema alternativo de construcción que usa madera, caña de bambú y concreto armado.
“Mi casa fue construida con este sistema cañaconcreto. Es una edificación más liviana y resistente al mismo tiempo, dado que se consigue unir la flexibilidad de la caña y madera, con la rigidez del concreto. Asimismo, la reducción de costos frente a una edificación convencional está entre 25% a 40%, pues se usa menos cemento, acero y agregados. Sin embargo, lo más importante es que se trata de una vivienda segura y antisísmica”, detalla el ingeniero peruano.
Técnicamente consiste en la integración de dos estructuras, una de material celulósico conformada por postes, vigas y viguetas de madera, con una segunda estructura de concreto de 5 cm de espesor, reforzado con dos mallas de acero de ¼ pulgadas, que puede estar confinado entre dos planchas de caña de bambú a manera de encofrado perdido.
El ingeniero peruano enfatiza que este sistema –patentado en 1994– fue aprobado por el entonces Instituto Nacional de Investigación y Normalización de la Vivienda y autorizado para construcciones de hasta dos plantas.

Posteriormente, Arboccó desarrolló una variante modular del sistema cañacreto y, con apoyo de SENCICO y de empresas privadas, se desarrollaron ensayos para verificar el comportamiento sísmico de mismo, habiendo obtenido muy buenos resultados sobre muros de corte, y sobre un módulo a escala natural de dos plantas. Es decir, tiene la necesaria flexibilidad y la suficiente resistencia.

Construcción ecológica

También estuvo a su cargo el sistema constructivo ecológico que hace uso de material reciclado como botellas descartables o cajas tetrapack de jugos o leche de un litro.
El ingeniero explica que consiste en la integración de paneles modulares confeccionados con bastidores de madera, interior de cajas de tetrapak recicladas, mallas de alambre y micro-concreto reforzado con varillas de acero, lo que permite contar con muros y techos que presentan buena resistencia ante sismos.
Este proyecto fue presentado en el Concurso de Invenciones de Indecopi en el 2013 y logró ser patentado a favor de la UNI.
Si bien ambos sistemas – el cañacreto y ecológico- no lograron ser replicados a gran escala o a nivel industrial, sí se construyeron algunos ejemplares como la caseta de vigilancia ubicada en las instalaciones del CAR San Francisco de INABIF, en el Cercado de Lima, la cual fue armada con los paneles del sistema ecológico, y que además cuenta con un lavatorio, inodoro y ducha, con enchape de cerámicos.

Lo que falta es más apoyo para que se den a conocer este tipo de construcciones y sean utilizadas por quienes más lo necesiten. Antes de la pandemia íbamos a construir una caseta con este sistema para la UNI, para que sea expuesto y la gente pueda conocerlo, lamentablemente llegó la pandemia y paralizó el proyecto”, afirma Arboccó, quien también desarrolló unos bloques de tierra – llamados concretierra- que fueron estabilizados con aceite quemado,  residuos de las empresas que proveen aceite para los vehículos.
Precisa que estos bloques pueden ser usados en reemplazo de los adobes, que son empleados con frecuencia en la construcción de viviendas en el interior del país.
A este invento se le suma otros más recientes presentados al Indecopi en el 2019 como modelos de utilidad: un cepillo con envase incorporado y una herramienta para hacer zócalos sanitarios, ambos patentados.

Motivando a los alumnos en la construcción

Desde el año 2001, el ingeniero Hernán Arboccó enseña el curso de Industrialización de la Construcción en la Facultad de Ingeniería Civil de la UNI y ha podido incentivar -a lo largo de su trayectoria como docente- el uso de nuevos materiales para la construcción.
Su mayor satisfacción es que varios estudiantes han mostrado interés por el tema y se encuentran investigando con el objetivo de brindar soluciones al problema de la vivienda en nuestro país.

“Lo que podemos hacer como ingenieros civiles es desarrollar y emplear nuestras capacidades para transformar los recursos naturales y productos de reciclado obteniendo buenos componentes para construir viviendas seguras”, finaliza.

Ver también:  Masato Sakai en la UNI: La importancia de la IA y la infraestructura académica en la ciencia moderna

Fuente: Andina