Víctor Fuentes IPE

Víctor Fuentes, gerente de Políticas Públicas del Instituto Peruano de Economía (IPE), resume la evolución del 2024 y lo que viene para el sector minero energético en el 2025. Aquí sus apreciaciones.

Según sus estimaciones, ¿Cómo cerró en cifras el sector minero energético (minería, electricidad e hidrocarburos) en el 2024? ¿Qué factores incidieron en su evolución?

En el periodo enero-octubre del 2024, el PBI minero creció un 2.6% en términos reales. Al tercer trimestre del año las regiones con mayor crecimiento en su producción minera fueron Moquegua (+10.8%), Tacna (+27%), Apurímac (+3%), Lima (+54.5%) y La Libertad (+8.3%); mientras que las que reportaron mayores caídas fueron Arequipa (-5.9%), Ica (-3.5%), Junín (-8%), Cusco (-9.7%), Pasco (-7%) y Cajamarca (-4%). Áncash, la principal región minera del Perú, se mantuvo sin variación (+0.01%).

Hablando de minerales, los que crecieron fueron el oro (+8%), la plata (+15.4%), molibdeno (+28.5%), plomo (+7.8%), hierro (+2.1%) y estaño (+33.3%); en tanto el zinc (-12.6%) y el cobre (-0.7%) mostraron una caída.

En el caso del cobre, entre los factores que explican la caída en sus producción, están las menores leyes del mineral. Según EY Perú, muchas minas están procesando mineral con menor contenido de cobre, lo que afecta los volúmenes de producción. Además, la normativa actual limita la incorporación de nuevos equipos y tecnologías en las plantas de tratamiento, lo que imposibilita aumentar el tonelaje y, por tanto, incrementar la producción.

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Además, los precios internacionales de los metales tuvieron una tendencia ascendente generalizada en la comparación interanual. El oro (+40.4%) y la plata (+45%) alcanzaron máximos históricos en octubre del 2024. El estaño (+30.7%), el cobre (+20.2%) y el zinc (+26.7%) también mostraron incrementos consecutivos.

En el mismo periodo, el PBI del sector hidrocarburos creció 1.2% en términos reales, reportando un mayor crecimiento las regiones Tumbes (+26.7%), Loreto (+22.5%) y Cusco (+0.9%); mientras que retrocedió la producción de Ucayali (-19.2%) y Piura (-7.7%). Considerando el desempeño por hidrocarburos, el petróleo y los líquidos de gas natural crecieron en 3% y 2.2%, respectivamente; mientras que la producción de gas natural cayó en 1.9%.

¿Cómo las grandes inversiones influyeron en el crecimiento de estos sectores?

A octubre del 2024, la inversión minera ascendió a US$ 3,756 millones, lo que representa un crecimiento de 4% en términos reales respecto del 2023. Este resultado fue impulsado principalmente por la mayor inversión en exploración (+17%) y en la reposición de gastos de capital en plantas de beneficio.

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¿Cuánto ha golpeado las economías ilegales en la actividad minera?

La minería ilegal se está apoderando de proyectos mineros cancelados. Un ejemplo de esto es Conga, de US$ 4,800 millones de inversión estimada para extraer oro y cobre en Cajamarca. Allí, el presidente del Consejo Regional de Cajamarca, Karlos Peralta Pérez, comentó que se han detectado operaciones de mineros ilegales y que hay pasivos ambientales ocasionados por la minería ilegal. Pero también, la minería ilegal está generando costos excesivos para los proyectos mineros. Desde el 2022, la Minera Poderosa ha enfrentado una serie de atentados atribuidos al incremento de la minería ilegal y a la delincuencia organizada en Pataz. En respuesta, Poderosa ha incrementado significativamente sus gastos en seguridad, multiplicando por 10 su presupuesto en seguridad en comparación con los niveles previos a la pandemia.

¿Qué perspectivas tiene para el sector minero energético en el 2025 en crecimiento e inversiones y considerando que es un año previo a las elecciones generales?

Para el 2025 se espera que se comiencen a ejecutar los proyectos Zafranal (US$ 1,263 millones), Pampa de Pongo (US$ 1,781 millones) y Tía María (US$ 1,400 millones), en Arequipa; además de Reposición Antamina (US$ 1,604 millones), en Áncash; y Corani (US$ 579 millones), en Puno. Estos proyectos representan, en conjunto, una inversión total de US$ 6,627 millones.

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¿Qué se vislumbra respecto de la influencia de la conflictividad social en su crecimiento?

La conflictividad social tiene un impacto significativo en el crecimiento económico, particularmente en sectores clave como la minería, al limitar las operaciones de las empresas, sus exportaciones y sus decisiones de inversión. Según el informe que trabajamos para la SNMPE, entre el 2021 y el primer trimestre del 2023, la paralización de 11 unidades mineras debido a conflictos sociales resultó en una pérdida de producción estimada en S/ 6,991 millones a precios del 2007. Además, se identificaron 23 proyectos retrasados por razones externas a las empresas, como conflictividad social y tramitología, representando un monto de inversión global de US$ 29,667 millones, que generaron pérdidas económicas significativas, incluyendo S/ 698,296 millones en valor agregado bruto y S/ 122,689 millones en recaudación fiscal entre 2008 y 2022. Finalmente, la menor actividad minera derivada de los conflictos sociales provocó la pérdida anual promedio de 156,380 empleos entre 2021 y 2023. Calculamos también que el crecimiento adicional que se hubiera generado habría permitido que 1.7 millones de personas dejen de ser pobres al 2022.