José Miguel Morales Dasso (Foto: Gestión)

José Miguel Morales Dasso (Foto: Gestión)

Empresario afirma que todos los viernes se convierte en un agricultor de paltas y mandarinas.

“Mira estas fotos”, dice José Miguel Morales Dasso cuando ingresamos a su oficina. Lo vemos más joven y junto a expresidentes de naciones de economías sobresalientes.

Pero su emoción se acrecienta cuando nos muestra las fotografías de sus seres queridos que adornan toda su oficina. Están en su biblioteca, en su escritorio, en sus paredes y demás. Son su tesoro.

¿Cuánto de su juventud se llevó el sector minero?
Antes, el sector minero ocupaba 12 horas diarias de mi vida, pero ahora no tanto. Hoy, a mis 69 años, todos los viernes soy agricultor de paltas y mandarinas en Chincha.

¿Cómo así?
Desde hace 20 años empecé a invertir en agroindustria . Se trata de un cambio completo.

Hay muchos empresarios mineros que ahora optan por el campo agrario…
Debe entenderse que entre el sector minero y el agro no hay ninguna colisión, sino suma. Las minas están en las alturas y estas pueden colaborar en hacer pequeñas represas para el bienestar de los cultivos.

Aparte de la agricultura, ¿qué actividad consume su tiempo?
La educación, y espero seguir dedicándome a este campo en lo que me reste de vida. Con mucho orgullo, debo decir que el sector minero participa en el desarrollo de la educación. Por ejemplo, con Empresarios por la Educación trabajamos en 23 de las 25 regiones del país.

¿Y por qué no se aprecia el trabajo de los empresarios mineros en favor de la educación?
Los empresarios mineros son los que más contribuyen con el tema educativo, hacen tantas cosas, pero no hablan. La minería ha servido de mucho en el país, ha sido una locomotora. No hay que tirarnos piedras, sentémonos a conversar y ver en qué puede ayudar el sector minero.

No se trata de mirar mal al empresario minero…
Aquí nadie es ni el diablo ni el ángel de la guarda. Uno está en el medio, y en mi caso, yo estoy en el medio (risas).

Usted ha tenido muchas responsabilidades, ¿cómo ha hecho para que no lo consuma el tiempo?
Primero, el apoyo de mi familia. Además, salgo de mi casa temprano, a las 6 y 30 de la mañana, y me dirijo a Buenaventura. Lo importante es programar y saber que se tiene una hora de entrada y de salida.

Para algunos es complicado el manejo de los tiempos…
Hay que organizarse. Cuando fui nombrado presidente de la Confiep convoqué a un primer directorio a las 6 de la tarde para terminar a las 7 de la noche. Pero no había nadie a la hora de inicio, así que empecé solo, y con el transcurrir de los minutos, la gente fue llegando. Cuando llegó las 7 de la noche me paré y me fui. Solo les dije: disculpen, pero ya terminé.

¿Y qué le dijeron luego?
Bueno, aceptaron su falta y empezaron a ser más
puntuales. La puntualidad es una virtud porque se trata de distribuir tu tiempo.

En corto
Nieto de fundador de la Católica
Orgullo. José Miguel Morales Dasso se enorgullece de ser nieto de Raymundo Morales de la Torre, uno de los fundadores de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

“Mi abuelo dictó la primera clase en la Universidad Católica, y sepa que solo estuvieron presentes cinco personas que creyeron en establecer un nuevo proyecto educativo. Así es la vida, se empieza de a pocos”, citó.

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