La Oroya es noticia. Recientemente el presidente Alan García informó que pronto la comisión encargada de analizar el problema de la empresa Doe Run dará una “solución realista”, con el “objetivo de que el país no pierda divisas de exportación, que continúen las actividades económicas y que no pierdan el empleo”. El vicepresidente corporativo de Asuntos Ambientales de Doe Run Perú (DRP), José Mogrovejo, conversó con ProActivo sobre la compleja situación de su empresa, las urgencias que tienen y las garantías que ofrecen al país.
¿Cómo los percibe la opinión pública?
La gente no conoce los avances ambientales de DRP en La Oroya, por una campaña de desinformación que hace pensar que no se ha hecho nada más que postergar el Proyecto de Adecuación y Manejo Ambiental, PAMA.
Sin embargo, hemos avanzado mucho y resuelto buena parte de los problemas que existían: ya no hay contaminación de las aguas, se ha concluido con el manejo de residuos sólidos, y se han reducido y controlado las emisiones de polvo con metales, uno de los principales riesgos para la población. Todo ello, triplicando la inversión inicialmente comprometida con el Estado.
¿Cuán complejo es el cumplimiento del PAMA?
La complejidad del cumplimiento del PAMA no solo es técnica sino también financiera. Siendo su cumplimiento fundamental para la continuidad de la empresa, un compromiso que estamos decididos a cumplir ante el Estado y una responsabilidad con el pueblo de La Oroya, el PAMA constituye una inversión sin retorno que venimos afrontando, incluso incorporamos gastos inicialmente no previstos ni comprometidos. Para ello, concentrado nuestros recursos financieros, hasta que nos sorprendió la crisis financiera mundial.
Yendo al aspecto técnico, estamos hablando de un complejo metalúrgico en el cual se tratan concentrados polimetálicos en una serie de procesos interconectados, lo que agrega dificultades a la instalación de sistemas de control ambiental. Por eso, tuvimos que introducir una serie de cambios en los procesos de ingeniería, porque cada proyecto porque fueron conceptualizados en otro nivel de control, con objetivos sencillos y menos ambiciosos. Por esa razón el PAMA -que inicialmente costaría unos 107 millones de dólares- ahora vale más de 471 millones de dólares y es completamente distinto. En términos prácticos, podríamos decir que hoy estamos hablando de un PAMA completamente diferente al de 1996.
¿Esa inversión sería la de mayor costo de un PAMA en la historia del Perú?
A nivel global le sigue a la de Southern Perú, que responde a una realidad diferente. Sin embargo, comparando inversión del PAMA versus inversión del negocio, el gasto es mucho mayor que cualquier otro PAMA. La opinión pública debe de saber que este esfuerzo ha implicado invertir el 100 por ciento de todos los fondos disponibles de la empresa en los últimos años.
No es como a veces se cree, que en la época de bonanza de la minería tuvimos utilidades y las repartimos. Todas las utilidades y fondos disponibles de la empresa se invirtieron principalmente en el PAMA, por eso tenemos grandes avances a la fecha. Le reitero, hubo una campaña de desinformación y por eso mucha gente cree que se obtuvo ganancias y no se invirtió en el PAMA.
¿Cuál sería el objetivo de esa campaña?
Existen sectores de opinión donde predomina la falta de información, un tratamiento prejuicioso y la ausencia de un acercamiento propositivo a los problemas ambientales. Conocemos diversos casos de críticos nuestros que no han aceptado, por ejemplo, visitar el Complejo de La Oroya para conocer los avances de nuestro trabajo. La situación que enfrentamos es producto de una situación de fuerza mayor o caso fortuito.
¿Cuál es?
La crisis financiera mundial que se dio a fines del 2008, que afectó gravemente las finanzas de nuestra empresa y que está impidiendo que cumplamos nuestro compromiso en el plazo previsto. Por todo lo realizado, nuestras proyecciones apuntaban a que el PAMA se cumpliría. Sin embargo, la caída de los ingresos nos obligó a detener esos trabajos.
La situación económica se puso muy grave, tanto es así que el complejo metalúrgico está paralizado desde inicios de junio. Pese a ello, consideramos que podemos remontar dicha situación porque sabemos que el plan de negocios que propone la empresa permitirá cumplir con el PAMA, pagar la deuda que mantenemos con los acreedores y normalizar nuestras operaciones.
¿Cuál es la propuesta de la empresa al Estado?
Estamos pidiendo una ampliación del PAMA por 30 meses. En este plazo, de acuerdo al plan de negocios que hemos diseñado, podremos cubrir todos los costos del PAMA, con lo cual aseguraríamos los fondos para cumplirlo. Además, podremos pagar todas nuestras acreencias y normalizar nuestras operaciones. Con la extensión del plazo esperamos que los bancos dejen de percibir que la empresa está en riesgo de cierre por el tema del PAMA y nos otorguen financiamiento que, incluso, podría permitirnos culminar antes con el último proyecto pendiente.
¿Qué garantiza al Estado que no pedirán otra prórroga?
Estamos hablando de la culminación de un proyecto que se está terminando, donde gran parte de los equipos ya están en La Oroya.
En entrevista con ProActivo el Viceministro de Minas habló de solicitar garantías para el Estado.
Una vez que el financiamiento para el PAMA se consiga, ya es una garantía de cumplimiento porque los fondos estarán directamente destinados para el PAMA. Primero necesitamos normalizar las operaciones y para ello se requiere capital de trabajo que lo tiene que entregar una entidad bancaria, la cual para otorgar crédito requiere que el negocio sea viable -lo somos- y no tenga riesgos. Es decir, obtener la ampliación del PAMA. Los proveedores -con los que conversamos empresa por empresa- estarían dispuestos a aprobar esta propuesta de solución porque saben que una vez que se normalicen las operaciones todos salen beneficiados: la población, los trabajadores, los proveedores y el Estado.
¿Desde qué tiempo datan los pasivos ambientales?
La planta opera desde 1922. En dicha oportunidad a cargo de la Cerro de Pasco Corporation. Luego fue nacionalizada y pasó a Centromin desde el 74 hasta el 97, cuando se privatiza con Doe Run Perú. Centromin operó el complejo metalúrgico durante 23 años y la Cerro de Pasco durante 52 años. Entonces, estamos hablando de un problema que tiene casi 75 años, que no empezó con Doe Run. Nuestro papel es, más bien, contribuir a solucionarlo.
¿Durante décadas se contaminó La Oroya?
Efectivamente. Muchas veces se nos ha señalado como responsables de todo el problema ambiental en La Oroya, cuando no es así. Algo que nadie niega es que en esas décadas se operó sin mayor control ambiental, lo cual generó el pasivo que es responsabilidad del Estado peruano, quien tiene el compromiso de remediar los suelos alrededor de la zona industrial, pues constituye una fuente de contaminación para la población. Tenemos entendido que ya hizo el estudio. Este pasivo tiene un responsable en este momento: el Estado peruano. Por nuestra parte, tenemos que terminar con nuestro PAMA y ya hemos controlado los problemas más importantes.
¿Cómo por ejemplo?
Emisiones de plomo al medio ambiente. Incluso, se ha cumplido con estándares de calidad que se utilizan en otros países como Canadá y México, entre otros.
¿Doe Run tiene la voluntad de seguir en La Oroya?
Definitivamente. Por eso apostamos por el Complejo de La Oroya, hemos desplegado tantos esfuerzos y queremos culminar el PAMA, ya que sin ampliación del PAMA no podremos continuar operando en La Oroya. A la fecha invertimos 316 millones de dólares de un proyecto que costará 471 millones de dólares. Es decir, cuadriplicaríamos lo inicialmente comprometido.
¿En qué situación está la relación de Doe Run Perú con el Gobierno?
El gobierno formó una comisión técnica que evalúa este plazo, ante la cual presentamos toda la información disponible, expusimos la razón por la cual pedimos los 30 meses e informamos que, una vez obtenido el financiamiento bancario, reduciremos el plazo que nos otorga el gobierno. Incluso, gran parte de nuestros proveedores mineros también lo consideran necesario.
¿Qué necesitan para reiniciar operaciones en La Oroya?
La clave de la solución es la extensión del PAMA. Es fundamental. Nuestros proveedores podrán abastecernos de concentrados, reiniciaremos nuestras operaciones, generaremos los recursos para cumplir con el PAMA, nuestros trabajadores no perderán sus puestos de trabajo y los bancos nos podrían proveer de crédito.
Solo falta la decisión política del gobierno de ampliar la fecha del PAMA que, como lo ha dicho el propio Presidente de la República, tiene que ser definida de manera realista.