Brendan Oviedo (SPR)

  • La Asociación Peruana de Energías Renovables (SPR) confirma que hará su mayor esfuerzo, desde su representación en el sector privado, para impulsar el logro de esta meta global, que es uno de los acuerdos firmados durante la reciente COP 28 realizada en Dubái, Emiratos Árabes Unidos.
  • El gremio destaca que concretar esta tarea es de suma importancia, pues está vinculada a la reducción de emisiones contaminantes y a la mitigación del impacto del cambio climático, siendo el Perú uno de los países más vulnerables del mundo.

Triplicar la capacidad mundial de energías renovables con miras al 2030 ha sido uno de los compromisos más retadores que deja la 28ª reunión de la Conferencia de las Partes (COP 28) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, celebrada entre el 30 de noviembre y el 13 de diciembre en Dubái, Emiratos Árabes Unidos.

Este acuerdo, al que se sumaron 116 países durante la COP 28, lamentablemente no fue firmado por el Perú, pese a que con el Decreto Supremo N° 003-2022-MINAM, que declara de interés nacional la emergencia climática, tiene  pendiente la  proyección de llegar al 20% de participación RER en la matriz eléctrica en el 2030.

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“El objetivo [de triplicar la capacidad mundial de energías renovables hacia el 2030] está vinculado directamente con el de avanzar hacia sistemas energéticos con cero (o casi cero) emisiones contaminantes para el 2050, utilizando para ello, precisamente, combustibles de baja o nula emisión de carbono”, anota al respecto el presidente de la Asociación Peruana de Energías Renovables (SPR), Brendan Oviedo.

En ese contexto, durante la reciente COP 28 se discutió sobre el abandono de los combustibles fósiles, vale decir, sobre dejar de utilizarlos en los sistemas energéticos con miras a lograr las cero emisiones netas el 2050.

Esta meta en particular tiene una importancia neurálgica para la matriz energética primaria del Perú, “pues el 72% de ella es fósil y sólo un 5% proviene de fuentes renovables no convencionales como la eólica y la solar”, apunta Oviedo.

Además, la cumbre acordó trabajar en la eliminación de las subvenciones ineficientes a los combustibles fósiles para reducir de forma rápida y sostenida las emisiones de gases de efecto invernadero. Como parte de este objetivo se acordó promover activamente el transporte sostenible, con la rápida adopción de vehículos con cero o bajas emisiones.

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FONDO PARA ENFRENTAR PÉRDIDAS Y CALENTAMIENTO GLOBAL

La SPR cree importante la participación del Perú en la puesta en marcha del Fondo para Pérdidas y Daños, que se ha promovido durante la COP 28 con un capital inicial de más de US$700 millones, y a través del cual se podrá acceder a recursos e instrumentos financieros para canalizarlos hacia las poblaciones vulnerables más afectadas por los desastres que provoca el cambio climático. No se debe perder de vista que el Perú es uno de los países mas vulnerables del mundo al cambio climático.

Recientemente, el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi), ha advertido, para inicios del 2024, una probable afectación a la producción de 12 centrales hidroeléctricas por el impacto de las sequías. Esta situación podría ser similar a la ocurrida entre junio y octubre de este año, lo que  provocó la necesidad de  usar diésel (el combustible más caro y contaminante de la matriz), para atender la demanda eléctrica local, lo que incrementó el costo marginal de generación de electricidad hasta por seis veces, superando los US$200 el megawatt / hora (MWh).

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ESCASEZ DE AGUA Y PRODUCCIÓN ALIMENTARIA

En la cumbre de Dubái también se han alcanzado acuerdos relevantes para el Perú, como detener y revertir la deforestación y degradación de los bosques, reducir la escasez de agua, lograr una producción alimentaria y agrícola resistente y aumentar la resiliencia de infraestructuras al cambio climático, entre otros.

Las metas adoptadas por la COP 28, que convocó a 198 países este año, no involucran sanciones por su incumplimiento; sin embargo, para la SPR esto objetivos conforman una hoja de ruta que puede servir de referencia para adoptar los urgentes cambios de los sistemas y matrices energéticas a nivel global, evitando así el nocivo impacto económico y ambiental que puede llegar a provocar el cambio climático.