Para nadie es un secreto que la minería la pasa mal. Los resultados del 2014 no son los esperados y básicamente estos se deben al desplome del precio de los metales. Desde el 2012 al cierre del año pasado el precio promedio del cobre cayó alrededor del 13,8%; el del oro disminuyó 24,1%; y el de la plata en 35%. Esto afectó directamente los resultados de las empresas.
Minsur por ejemplo, reportó utilidades menores en 44,5% el 2014 respecto a lo obtenido el 2013, mientras otras empresas como Volcan Compañía Minera, y Southern Copper, vieron caer sus ganancias en 56,4% y 12,6%, respectivamente. Esta situación marca posiblemente el fin de un ciclo: el de los buenos precios y el de grandes ganancias producto de la providencia del mercado mundial.
¿Crisis? El gerente de finanzas de Compañía de Minas Buenaventura y actual presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), Carlos Gálvez, evita usar esta terrible palabra para plantear una frase más optimista: “es una oportunidad”.
Las empresas han tenido que hacer ajustes para sortear esta situación. Según Gálvez, la oportunidad es la de revisar tecnología, nuevo equipamiento, renegociar con los proveedores, buscar nuevas eficiencias que ayuden a manejar costos. Recuerda que Antamina se construyó en plena crisis y tuvo retornos increíbles cuando el precio comenzó a subir.
Pese a ello la situación es innegable, Giorgio Lanata, gerente de Relación y especialista en Minería del Scotiabank indica que desde el año pasado la rentabilidad de las compañías han bajado. “Todas las empresas con las que estoy en contacto han hecho esfuerzos reducir costos y buscar eficiencias s en sus sistemas de producción y mina”, indica.
Sin embargo, el problema de la minería no solo es un tema de precios, sino de competitividad, sostiene Francisco Ismodes, gerente general de Gestión Sostenible y ex gerente de Milpo. En general no es la primera vez que el sector pasa por una temporada de caída de precios, pero sí, por una etapa en que las contradicciones estatales (respecto a trámites), exigencias sociales y la falta de un escenario claro generan mucha incertidumbre en el sector, lo cual hace que la minería local sea menos competitiva versus otros países.
Gálvez señala queel horizonte de inversiones está prácticamente recortado hacia el 2017, porque más allá de este año no existen proyectos que estén 100% seguros de ingresar. Incluso indica que de los US$ 60.000 millones que usualmente se anuncian como portafolio de inversiones en el sector, es probable –con las actuales condiciones– solo se ejecuten US$20.000 millones.
El escenario minero se equilibra en una mesa de dos patas: la extraoridnaria geología que tiene el país y las empresas. Gálvez indica que para que esto funcione se requiere de la participación activa del Estado, sino será una mesa que de todas maneras acabará en el suelo.
EN PERSPECTIVA
Antonio Pinilla ,es vicepresidente Legal de Cumplimiento de Compañía Minera Antamina, indica que si hasta el momento esta empresa ha logrado llevar adelante las operaciones en un ámbito de paz hasido porque han tenido que convocar la participación del Estado en el diálogo que han establecido con las comunidades. Esto es básicamente parte de su modelo multiactor en el que no se desarrolla un diálogo comunidad-empresa, sino que también se convoca a las organizaciones estatales y además a las ONG.
El tema social es bastante delicado y se podría agravar más en la medida que en las actuales circunstancias de menor precio, menores rentas y por supuesto menores impuestos (ergo menor canon) las regiones recibirán menos dinero lo que haría que la convulsión social alrededor de este sector extractivo se agrave. Epifanio Baca, economista de Propuesta Ciudadana, indica que de las cinco regiones que reciben más canon minero, tres tienen proyectos importantes (Arequipa, Cajamarca y Ancash). Ante un escenario de menores ingresos y de una constante presión hacia las empresas mineras, es probable que las exigencias para el desarrollo de proyectos mineros se agudice.
El Comercio