Por: Hernando Tavera, presidente ejecutivo del IGP
En nuestro país y en su entorno, ocurren sismos desde la superficie hasta profundidades del orden de 700 km que se deben a diferentes procesos. Por ejemplo, los sismos superficiales en la corteza continental ocurren hasta profundidades del orden de 30 km, pero frente a la costa debido al proceso de fricción de placas, lo hacen hasta profundidades de 60 km.
Luego, se tiene los sismos intermedios que ocurren hasta profundidades de 300 km con origen en la deformación interna de la placa de Nazca que se introduce por debajo del continente guiada por las fuerzas derivadas de las corrientes de convección que se desarrollan dentro del manto terrestre.
En la frontera de Perú con Bolivia, se tiene total ausencia de sismos entre 300 y 500 km de profundidad y en la frontera de Perú con Brasil entre 150 y 500 km de profundidad, para luego ocurrir sismos a profundidades entre 500 y 700 km. Explicar la presencia de esta sismicidad ha dado origen a dos importantes hipótesis. La primera sostiene que la placa de Nazca cuando llega, por ejemplo, a distancias desde la fosa hasta Pucallpa por debajo del continente a una profundidad promedio de 120 km, al final se contorsiona y con el tiempo se rompe permitiendo que un trozo de placa oceánica flote en el manto a profundidades entre 500 y 700 km.
Es decir, los sismos se producen por las fracturas en el interior de la placa debido al actuar de fuerzas de gravedad. La segunda hipótesis sostiene que, a profundidades por debajo de los 300 km, los materiales del manto están sometidos a presiones que desarrollan cambios mineralógicos muy importantes como la transformación del olivino en espinela, dando lugar a un proceso complejo de reacción similar al de ruptura sísmica que explicaría la ocurrencia de sismos profundos.
Históricamente, en Perú los sismos profundos han ocurrido mayormente en la frontera con Brasil, alineados en dirección norte-sur, desde el extremo norte de Madre de Dios hasta Iquitos aproximadamente, siendo los últimos eventos ocurridos el 24 de noviembre del 2015 con magnitudes de M7.5 y M7.6, cuyo sacudimiento de suelo fue percibido en la costa de Brasil y Perú con niveles moderados. Estos eventos ocurrieron a 600 km de profundidad y por ello no produjeron daños ni efectos secundarios en superficie.
Los sismos profundos siempre han contribuido al mayor conocimiento de la estructura interna de la Tierra y su dinámica activa. El IGP como institución rectora en el Perú para el estudio y monitoreo de los sismos, continúa realizando ciencia para protegernos, ciencia para avanzar.
Fuente: Diario Correo