En estos tiempos de cuarentena, inéditos en la historia reciente de la humanidad, Manuel Pulgar-Vidal, líder de la Práctica Global de Clima y Energía de WWF Internacional, exministro del Ambiente de Perú 2011-2016 y presidente de la Conferencia Climática COP20 en el 2014, asegura que vendrá una nueva generación “más consciente, más demandante y aún más exigente por responsabilidades ambientales, climáticas y por detener la pérdida de naturaleza”. Cree que la coyuntura actual generará “millares de ‘Gretas’ dispuestas a exigir que reconozcamos los límites del planeta, porque solo así detendremos cualquier pandemia futura”.
Se entiende que el inicio de esta pandemia tiene su origen en una transmisión zoonótica del virus y puede ser resultado del deterioro de las condiciones ambientales. Si esto es así, ¿el mundo puede enfrentarse a otra situación similar en el futuro?
Definitivamente sí. Hay que considerar que esta crisis nos deja lecciones claras vinculadas a nuestro comportamiento ambiental, tanto en el origen como en sus consecuencias. Lamentablemente, me toca decir que necesitábamos una pandemia global de esta naturaleza (como el covid-19) para reparar y hacernos conscientes del grado de deterioro al que hemos llevado al planeta y para entender su singularidad y su funcionamiento sistémico.
Y claramente Latinoamérica no está exenta de esos saltos zoonóticos…
El comercio ilegal de especies de fauna, que es tan común en nuestros países en donde vemos no sólo cómo se contrabandean desde sus ambientes naturales, sino cómo llegan a los mercados informales en grandes ciudades e incluso la capital. Ejemplo de ello es el cierre reciente en Bogotá de un mercado activo de especies de fauna silvestre comercializadas ilegalmente.
La pérdida de hábitats naturales de ciertas especies de fauna que ante la escasez de recursos se aproximan a las áreas pobladas. Por ejemplo, la mordida por murciélagos contagiados de rabia al ganado y humanos en zonas de la Amazonia. Consumo de especies de fauna silvestre, que aun cuando prohibido en muchos de nuestros países sigue siendo ofrecido de manera ilegal en muchos espacios bajo el título (por lo menos en Perú) de carne de monte.
A diferencia de lo que ocurre con la crisis climática, la pandemia ha logrado que muchos entiendan que no podemos seguir igual. ¿Qué acciones cree que deberían sobrevivir a la pandemia?
Algunas acciones, en especial las de aislamiento social, han permitido la recuperación de las condiciones ambientales en las ciudades, en especial la calidad del aire ha mejorado. A su vez, vemos una disminución en las emisiones de carbono y una recuperación de condiciones naturales en espacios que por la ausencia de personas recuperan la presencia de especies que históricamente las ocuparon. Esta situación nos hace, a su vez, ver el funcionamiento sistémico del planeta y la manera como sus condiciones se recuperan cuando reconocemos sus límites. Ello debe llevarnos a reflexionar, en especial ahora que se habla de “planes económicos de recuperación” en que los mismos no pueden significar volver a lo mismo que nos llevó a la crisis.
Y, sin embargo, en Colombia un grupo de empresarios aboga para flexibilizar trámites ambientales porque suponen un obstáculo para el desarrollo económico del país en tiempo de pandemia…
Si bien es cierto que las consecuencias económicas de esta crisis conllevarán una pérdida de liquidez de los Estados, ni siquiera esa realidad debiera conllevar a olvidar que si no incorporamos condiciones y acciones climáticas y de recuperación de condiciones naturales en dichos planes, lo único que estaremos haciendo es postergando por un tiempo no muy largo una nueva pandemia para la humanidad. No podemos aceptar lo que han planteado algunos de los empresarios en Colombia, en donde debido a la crisis piden que se posterguen obligaciones ambientales o se relajen exigencias derivadas de los Estudios de Impacto Ambiental. Ello sería altamente irresponsable.
Hace pocos días se postergó la Conferencia Climática COP26. ¿Eso significa que se perdió la oportunidad de elaborar e implementar planes climáticos más ambiciosos?
De ninguna manera. Hay que entender que resulta razonable postergar la COP26, porque en un mundo aislado y distanciado socialmente, con cierre de fronteras, sería muy difícil llegar a noviembre debidamente preparados con un proceso que requiere negociaciones. Esto sin embargo implica la postergación del acto formal, es decir la conferencia, pero no puede postergarse la responsabilidad climática.
Todo lo contrario, la postergación debe significar para los Estados, para la presidencia de la COP26 y para la Secretaría de la Convención una obligación por dar una más clara señal política de lo que pretende alcanzarse en la COP26 en relación con la ambición. Se debe formular un llamado a los Estados para que incrementen la ambición en su plan climático (NDC) y lo presenten no más tarde de este año e impedir que los Estados aprovechen el momento de emergencia para poner sobre la mesa planes climáticos similares a los presentados el 2014 o incluso menores en su ambición, como ha ocurrido con Japón.
Siendo optimistas, ¿qué buenos planes climáticos se podrían construir después de superar la pandemia?
Es importante reconocer que hace menos de una década el paquete de recuperación de los Estados Unidos para enfrentar la crisis financiera del año 2008 permitió, entre otras consecuencias positivas, incrementar significativamente puestos de trabajo en energías limpias.
En ese sentido, tal como lo ha propuesto la Oficina de Políticas Europeas de WWF, con sede en Bruselas, los paquetes de recuperación económica deben asegurar planes de recuperación sostenibles y justos que se enfoquen en áreas y proyectos ambientalmente sostenibles, tales como eficiencia energética, energía renovable, electrificación del transporte, agricultura sostenible, recuperación de áreas degradadas. No apoyar actividades ambientalmente dañinas, como la producción de combustibles fósiles.
Por otro lado, el Pacto Verde de Europa, aunque no incorpora variables sociales, es un buen ejemplo de lo que el planeta requiere para enfrentar esta “nueva normalidad” posterior a la pandemia del covid-19.
Fuente: El Tiempo