En un contexto de creciente incertidumbre energética y presión global por la transición hacia fuentes más limpias, María Julia Aybar, vicepresidenta y Country Manager de Hunt Oil Company en el Perú, analiza los principales desafíos del sector hidrocarburos en el país. Desde su experiencia liderando una de las compañías más influyentes del rubro, Aybar subraya que la clave para impulsar el desarrollo energético nacional radica en generar condiciones que hagan al Perú nuevamente atractivo para la inversión.
Invertir en hidrocarburos es riesgoso
“Tenemos un país con potencial geológico, pero encontrar hidrocarburos es una actividad extremadamente riesgosa”, afirma. Para ejemplificarlo, menciona que un pozo petrolero en la selva puede costar como mínimo 100 millones de dólares. “¿Qué sucede si uno hace toda esa inversión y no encuentra petróleo? Esa plata se pierde. Por eso, si no somos competitivos frente a otros países, el capital se va a otros destinos”, advierte.
En ese sentido, la ejecutiva valora la reciente disposición del Gobierno, especialmente desde el Ministerio de Economía, por implementar medidas de desregulación que permitan dinamizar las inversiones. “Esas inversiones necesitan agilidad, no pueden esperar siete o diez años por un permiso”, señala, enfatizando la urgencia de crear un marco normativo eficiente que incentive a los capitales a apostar por el Perú.
Sostenibilidad social
Más allá del aspecto económico, Aybar pone en relieve un componente esencial para las empresas del sector: la sostenibilidad social. Asegura que, ante la ausencia del Estado en muchas zonas remotas donde operan, el sector privado ha asumido un rol activo en la reducción de brechas sociales, especialmente en infraestructura, salud y educación.
“Las comunidades ven en la empresa privada a quien va a suplir esas carencias. Y aunque no podemos hacerlo todo, sí buscamos proyectos sostenibles que continúen incluso si la empresa deja de estar”, explica. La clave, según Aybar, está en el trabajo conjunto entre comunidad, municipio, sector público y empresa privada. “Es complejo, toma tiempo, pero da resultados. Hoy mantenemos una buena relación con las comunidades en nuestra zona de influencia porque no solo damos, sino que nos integramos con ellas”, afirma.
Para la ejecutiva, esta sostenibilidad social no debe ser entendida como un añadido al negocio, sino como parte fundamental de él. “No se trata de dar algo a cambio de que nos dejen trabajar. Esa comunidad es parte de nuestro entorno, y trabajar en armonía con ella es lo que le da valor real a lo que hacemos”, añade.
Al abordar el tema del liderazgo, Aybar sostiene que la conexión humana es irrenunciable. “Uno debe entender muy bien el negocio, pero también estar cerca del equipo. Generar confianza es esencial para que las personas también confíen en sus líderes”, reflexiona.
Reconoce que equivocarse es parte del camino y que liderar también significa dar el ejemplo, incluso en el reconocimiento de los errores. “Todos nos equivocamos, lo importante es aceptarlo, aprender y mejorar”, dice. A futuro, visualiza un estilo de liderazgo que incorpore nuevas herramientas como la inteligencia artificial, pero sin perder de vista el factor humano como eje del éxito organizacional.
Transición energética
Respecto al debate global sobre la transición energética, Aybar no elude la realidad. “Es verdad que debemos avanzar hacia energías más limpias, pero también es cierto que el mundo aún necesita energía, y hoy el 80% de esa energía sigue viniendo de los hidrocarburos”, declara.
En ese contexto, remarca la importancia estratégica del gas natural como fuente con menores emisiones y disponible en el país. “Tenemos gas natural, y eso nos da una ventaja. Lo que necesitamos es una planificación energética que asegure una matriz confiable y sostenible que acompañe el crecimiento del país”, indica.
Asimismo, establece una conexión directa entre el sector energético tradicional y el auge tecnológico. “Los data centers y la inteligencia artificial demandan gran cantidad de energía. Sin un sector energético fuerte, esas innovaciones no son posibles. Por eso, debemos pensar cómo seguir generando para que el otro lado pueda seguir creciendo”, concluye