ProActivo | Producto de la denominada “nueva normalidad” generada por el COVID-19, el ciclo de la economía peruana actual, que se remonta a los años 90, ingresó a una fase de cambio total. Dichos cambios drásticos ocurren en todos los países debido a la crisis mundial causada por la pandemia, sostuvo Mayerling Zambrano, socia de EY Perú.
“Los impactos a la economía generadas por el coronavirus han sido súper significativos, han cambiado completamente el ciclo económico que vivíamos. Ha cambiado nuestra forma de comprar, de vender, de pensar, de interactuar”, detalló la experta durante el foro virtual “Impactos Financieros y Tributarios en la nueva normalidad” organizado por EY Perú, Waaime Perú y ProActivo.
“Hoy estamos en un mundo totalmente digital, y el gran reto es adaptarse rápidamente al mismo, y estar innovando todo el tiempo”, señaló Zambrano.
Cifras impactantes en América Latina
La especialista aseguró que el impacto del coronavirus en el PBI de América Latina tiene cifras verdaderamente impactantes. “El año pasado Colombia lideraba el crecimiento económico, luego Perú, pisándole los talones con un 2.7 de crecimiento, y siguen Chile, Brasil y México”, agregó.
“El precio del cobre ha sido el más impactado a diferencia del oro que ha subido; y el cobre es un mineral muy importante para el Perú porque sustancialmente tenemos una industria minera cuprífera mayor. De 2.80 dólares por libra en diciembre del 2019, el precio del cobre está hoy en 2.40”, apuntó.
Industria petrolera en su peor momento
La experta añadió que el petróleo, cuyo precio se ha venido abajo, tiene mucha influencia relacionada al PBI nacional. “El precio del barril de petróleo tuvo su día negro y se desplomó en 61%”, lo que ocasionó la presencia de barcos en el mar que aguardan su descarga, esperando que el consumo del crudo comience para dinamizar nuevamente esa industria, que está en uno de sus peores momentos”, apuntó.
Asimismo, precisó que el precio del zinc ha registrado 27% de baja, cobre 15%, y los índices volátiles como el Dow Jones, que regula la bolsa americana, tiene una baja del 22%
“Toda esta situación trae mucha volatilidad, hoy los precios bajan, suben, no hay estabilidad, no hay data para predecir qué horizonte tenemos”, lamentó.
Data ya no puede predecir marcha futura de la industria
Zambrano refirió que la industria de retail estimaba el consumo de la población en base a una data histórica, y así se predecían los gastos e ingresos de las empresas, lo cual ahora no es posible ante los efectos e impactos del COVID-19.
“En los dos últimos años todo el mundo hablaba de la Big Data, estábamos felices de esa data de predicciones. Pero no había data de predicción futurológica ante una situación como la generada por esta pandemia”, anotó.
Afirmó que actualmente nadie puede predecir el horizonte económico y productivo ni para uno o dos años debido al coronavirus, y que por lo tanto “no podemos predecir el flujo futuro de una empresa, un valor presente, una inversión”.
“Antes (con la data), el horizonte usual a predecir era de 5 años, porque era lo razonable en función a una tendencia. Hoy, hacer un año de predicción es más que retador”, acotó.
El riesgo de la falta de caja
La especialista señaló que otro riesgo latente en la actual coyuntura, es el de la liquidez, “la caja se ha achicado”.
“El segundo semestre se viene mucho más complejo porque en el primer semestre ya se utilizó la caja que se tenía, sobre todo en la industria minera que ha parado completamente. Y lo del petróleo viene mucho más complicado todavía”, subrayó.
Sin embargo, destacó que las compañías ya están accediendo a créditos, negociando deudas, y que muchos son del programa Reactiva.
“Pero el riesgo de crédito es que hoy todos los clientes tienen los mismos problemas de volatilidad, liquidez y por consecuencia tengo que evaluar cómo impacta esto en mi cartera (de los bancos) de cuentas por cobrar”, explicó.
Incertidumbre sin precedentes en las compañías
La experta afirmó que el COVID-19 ha generado una incertidumbre mundial sin precedentes en la marcha de las compañías, de los negocios.
“En el Perú tenemos 250 empresas que reportan a la Superintendencia de Mercado y Valores (SMV), que han tenido un gran impacto en sus reportes financieros por consecuencias de la pandemia, y vamos a ver cómo se afectaron más adelante”, acotó.
En tal sentido, resaltó que se han dado nuevos plazos para la emisión de los estados financieros, y que la SMV prolongó los plazos de entrega de información financiera auditada hasta el 30 de junio, cuando regularmente son entre febrero y abril.
Los principales impactos financieros en las empresas
Zambrano dijo que los principales impactos financieros que padecen las empresas a causa del COVID-19, son los eventos posteriores Marcha productiva, incertidumbre en los valores razonables, el deterioro de activos de larga duración y las modificaciones de contratos de deuda.
“Los eventos posteriores comienzan con el inicio de la pandemia e involucra los reportes financieros al 31 de diciembre del 2019, y que se emitían en marzo hasta junio, y el siguiente hasta setiembre ante la SMV”. anotó.
Explicó que como la cuarentena por el coronavirus en el país, comenzó en marzo, las compañías tuvieron que parar, y sus reportes están sujetos a una norma que se llama Eventos Posteriores.
“Si no he cerrado mis estados financieros a diciembre del 2019, como a muchas empresas les pasó, hay que aplicar esa norma para medir los efectos de la pandemia en sus estados financieros”, ilustró.
Al respecto, señaló que las compañías tuvieron que empezar a revisar cuáles eran los impactos en el costo, ingresos, pero que los efectos varían de una industria a otra.
“En la industria petrolera el efecto es mucho más intenso que en la minera. Entonces, en cada caso tenía que revelarse las potenciales pérdidas que surgían por los estragos causados por el coronavirus”, puntualizó.
Evaluación del deterioro de activos de larga duración
Asimismo, la especialista refirió que la inversión inicial en costos en la industria minero energética son muy grandes por la construcción de las plantas para las minas, las plataformas de los pozos petroleros; así como en las hidroeléctricas y las de ciclo combinado.
“Hoy tenemos que evaluar si hay indicios de deterioro en estas industrias, en esos activos de larga duración, y cuáles son sus indicadores; así como la caída de los precios de las acciones, la disminución de las tasas de interés de mercado, el cierre de operaciones, reducción de la demanda y precios de venta”, pormenorizó.
Modificaciones de contratos de deuda
Zambrano manifestó que, ante sus problemas de liquidez, las empresas han empezado a hacer acuerdos y negociaciones con el sistema financiero, para la modificación de contratos por deuda, obteniendo dispensas en algunos casos por incumplimientos.
“Desde el punto de vista contable, tengo que tener en cuenta si se han modificado las tasas de interés y el plazo de los contratos sustancialmente. Uno de los principales acuerdos es que el flujo del nuevo préstamo no supere el 10% del flujo anterior, es decir una renegociación, de lo contrario, sería una nueva deuda”, precisó.