cobalto

Cobalto (Foto: Getty Images / BBC)

Un equipo internacional de investigadores ha descubierto que el dióxido de carbono desempeña un papel crucial para que los metales utilizados en las tecnologías verdes sean accesibles para la minería.

En un estudio publicado en la revista Nature Communications, los científicos explican que los elementos del grupo del níquel, cobre, cobalto y platino pueden ser transportados por “burbujas” de CO2 a través del magma, desde el manto de la Tierra hasta la corteza superior, donde tienen el potencial de formar grandes depósitos de mineral.

Los geocientíficos, que proceden de la Universidad de Leicester, la Universidad de Australia Occidental, la Universidad de Milán, el ETH de Zurich, la Universidad de Yale, la Universidad de Granada y el Centro de Investigaciones Ambientales de las Universidades Escocesas, llegaron a esta conclusión tras reunir un conjunto de información textural, geoquímica e isotópica de las rocas derivadas de una serie de localidades seleccionadas a nivel mundial. Estos datos les permitieron identificar que ciertos tipos de magma producen un fluido supercrítico de CO2 en el manto, que tiene una fuerte atracción por las gotas líquidas de sulfuro.

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En detalle, este fluido de CO2 es menos denso que el propio magma y por lo tanto se eleva, llevando consigo los densos sulfuros ricos en metales. A medida que el CO2 y el sulfuro se acercan a la superficie, se separan, sin dejar evidencia de CO2 en la corteza superior. La evidencia del equipo de carbonato y sulfuro en las rocas de la corteza inferior proporciona una instantánea vital de este profundo proceso en acción antes de que sea erradicado en la corteza superior.

“En los últimos tiempos se ha considerado que el CO2 tiene un papel negativo en la ciencia, considerado el villano que causa el cambio climático, pero mostramos que en realidad es un héroe oculto al traernos los metales esenciales para el futuro de la energía limpia”, dijo Daryl Blanks, autor principal del estudio, en un comunicado de prensa. “La idea aquí es que el CO2 juega un papel crítico en la transferencia de metales del manto y tiene importantes implicaciones en la formación de depósitos magmáticos ricos en metales que se utilizan para tecnologías como las baterías de vehículos eléctricos”.

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Blanks explicó que el proceso de transporte de metales por CO2 es como los impulsores iniciales de combustible en el lanzamiento de un cohete al espacio.

“Los impulsores de combustible (CO2) son esenciales para sacar el cohete (magma) y su preciosa carga (sulfuros ricos en metales) del suelo, pero una vez gastados, los tanques de combustible se separan, y la evidencia de que estaban allí para cuando el cohete llega al espacio ha desaparecido”, dijo.

Según el investigador, este descubrimiento puede ayudar en la búsqueda de nuevos depósitos, permitiendo que la exploración se amplíe a lugares viables que tal vez no se habían considerado anteriormente.

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Fuente: Mining.com