La empresa minera Alpayana, uno de los actores más dinámicos del sector en el Perú, ha consolidado en los últimos años una estrategia de crecimiento agresiva que combina la adquisición de unidades mineras y el desarrollo de proyectos con impacto positivo en los recursos hídricos. Durante su participación en Perumin 37, el CEO Fernando Arrieta destacó en una entrevista para El Comercio que la compañía seguirá evaluando nuevas oportunidades de compra de activos, tanto en el país como en el extranjero, fortaleciendo así su proceso de internacionalización.
La empresa cerró recientemente la compra del 100% de Sierra Metals, lo que le permitió incorporar a su portafolio las minas Bolívar (México) y Yauricocha (Perú). Esta adquisición, valorizada en aproximadamente US$ 280 millones neto de deuda, marca un hito para Alpayana al representar su primera operación fuera del Perú. Según Arrieta, “ambas minas tienen un potencial enorme y en los próximos años planeamos aumentar su producción en al menos un 50%”.
Actualmente, la minera opera seis unidades activas: Americana, Yauliyacu, Iscaycruz, Morococha, además de las recientemente adquiridas Bolívar y Yauricocha. Asimismo, sumó a su portafolio el proyecto Ariana, localizado en Junín, tras su compra a Southern Peaks Mining. Este proyecto ha generado debate en torno al uso del agua, sin embargo, la compañía sostiene que lejos de competir con el recurso hídrico, lo complementa con infraestructura que permite llevar más agua a Lima.
Un ejemplo de ello es el túnel Graton, operado en Yauliyacu y Americana, que aporta alrededor del 20% del agua que consume la capital peruana. Con base en esta experiencia, Alpayana propone construir un nuevo túnel en el marco del desarrollo del proyecto Ariana, lo que permitiría no solo incrementar la seguridad hídrica de Lima, sino también demostrar que la minería y el agua pueden coexistir. “Sin nuestras operaciones mineras, Lima tendría escasez de agua. Lo bonito es que tenemos un convenio con Sedapal para ampliar ese túnel y proveer más agua para la ciudad”, enfatizó Arrieta.
El plan contempla dos alternativas: un túnel mellizo de 11 a 12 kilómetros de longitud, con una ejecución estimada de cuatro a cinco años, o una obra más ambiciosa de 17 kilómetros que permitiría no solo trasvasar agua del río Mantaro, sino también aprovechar flujos subterráneos captados en los cerros. La iniciativa se desarrolla en coordinación con Sedapal, en un contexto donde el Túnel Trasandino, construido hace más de seis décadas, enfrenta riesgos por su antigüedad.
Además del frente hídrico, la compañía proyecta invertir entre US$ 100 y US$ 120 millones en Bolívar, y una suma mayor en Yauricocha, donde inaugurará un nuevo pique y optimizará los sistemas de ventilación en los niveles inferiores. El financiamiento de estas inversiones ha sido respaldado por entidades bancarias, lo que garantiza la liquidez necesaria para futuras adquisiciones.
En cuanto a producción, Alpayana alcanzará al cierre de este año 800 mil toneladas de mineral procesado, con un incremento del 30% aportado por Sierra Metals. La meta al 2029 es llegar al millón de toneladas, aunque la gerencia confía en alcanzar esta cifra antes de lo previsto.
La estrategia de expansión no se limita al territorio nacional. Con la entrada a México, la compañía abre una nueva etapa de internacionalización. Arrieta adelantó que están evaluando oportunidades en Chile, Canadá, Australia e incluso África, además de explorar metales como el oro y, con mayor énfasis, el cobre, al que considera “el metal del futuro”.
De esta manera, Alpayana consolida un modelo de negocio basado en la eficiencia operativa, la diversificación de activos y la creación de infraestructura sostenible. Su visión apunta no solo a crecer en producción, sino también a posicionarse como un referente regional en minería responsable, aportando al desarrollo económico y garantizando la seguridad hídrica de millones de peruanos.