La salud mental se trata de estar bien contigo mismo y con los demás. Consiste en un equilibrio entre emociones (sentimientos), actitudes (pensamientos) y acciones (comportamientos). El malestar mental puede convertirse en enfermedad, causando sufrimiento, desesperanza e incapacidad para vivir la vida al máximo. También puede desencadenar problemas orgánicos como úlceras, enfermedades de la piel, obesidad e incluso diabetes.
Los ejemplos de trastornos mentales incluyen estrés, depresión, ataques de pánico y ansiedad. El estrés es uno de los cambios más comunes en la actualidad. Es una defensa natural que nos ayuda a sobrevivir. Sin embargo, el estrés durante un período prolongado puede tener consecuencias perjudiciales que comprometen el sistema inmunitario y las relaciones cotidianas. No sirve de nada querer evitar todo tipo de estrés, tienes que aprender a lidiar con él, ya sea con actividades relajantes o con ayuda profesional.
Hablar puede ser un buen remedio.
“Estoy realmente molesto hoy”. “Me siento muy deprimido con todos los problemas”. “Bebo para olvidar mis preocupaciones”. Frases como esa son síntomas de “no estar bien”. La salud mental es parte de una vida saludable diaria. Cualquiera sea la causa, trastornos mentales de daño grave.
No guardes tus pensamientos para ti mismo, compártelos con personas cercanas y no te avergüences de buscar ayuda de expertos.
Hay una persona que necesita tu atención: tú.
Cuando nos gusta alguien, ¿cómo lo tratamos? Por lo menos, con ternura, cuidado y atención. Si esa persona necesita atención, se la ofrecemos. Si necesitan ser escuchados, tratamos de entenderlos. No la juzgamos ni los etiquetamos. Si alguien que amamos se enferma, hacemos todo lo que está a nuestro alcance para ayudar. Si notamos que sus hábitos están perjudicando su salud física o mental, sin duda lo advertiremos, lo ayudaremos, nos sentaremos juntos y pensaremos en alternativas.
Hacemos esto porque es normal cuidar a los que amamos. Esto es lo que debe esperar de una relación de respeto y amor. Piensa en estas situaciones, poniéndote en el lugar de estos preciosos individuos que hemos representado hasta ahora. Ofrécete la misma atención y generosidad. Te mereces el mismo cuidado.
Tener prioridades reduce el estrés.
Tu rutina no tiene que ser una ruleta. Depende de usted elegir qué hacer. Es solo 24 horas al día dividir entre trabajo, estudio, familia, actividades de ocio y descanso. No tienes que ser Superman o Wonder Woman en todas las áreas. Esto es imposible para cualquiera. Tener prioridades ayuda a reducir el estrés. El mundo nos exige demasiados roles y es saludable para nosotros elegir.
En este escenario, el trabajo, sin duda, ocupa la mayor parte de nuestro tiempo y, precisamente por esta razón, no podemos separarlo por completo de otros aspectos de la vida. La solución es buscar la comprensión a través del diálogo franco. Aprende a vivir con prioridades, las tuyas y las de los demás. Sin prioridades, puede sentirse resentido, provocar más estrés, pérdida de control y relaciones tensas.
Elogie más, critique menos.
Vivimos en una época donde el juicio y la crítica son parte de la rutina. ¡Pero siempre hay motivos para alabar! Alabado sea el punto fuerte de tus amigos. Elogie los aspectos positivos de sus compañeros de trabajo. Exalta los lados positivos de tu cónyuge. Estudios recientes muestran que cada crítica requiere al menos tres cumplidos para compensar psicológicamente. Esforzarse por promover lo mejor de las virtudes humanas. Todos lo hacemos mejor cuando estamos estimulados. Trabajamos más duro y más felices si somos elogiados por nuestras fortalezas que criticados por nuestras deficiencias. Y debemos estar abiertos para realmente recibir un cumplido.
Fuente: Vale