En los últimos meses ha resurgido el interés de los inversionistas por las mineras junior. La fuerte caída de las acciones de estas empresas genera oportunidades atractivas y sugiere que la industria ya está cerca de ‘tocar fondo’.
Cada marzo ejecutivos mineros de todo el mundo viajan a Toronto, Canadá, para el PDAC, una de las ferias mineras más importantes de la industria. Se reúnen ejecutivos de las pequeñas compañías deexploración minera llamadas juniors, que buscan vender sus proyectos, e inversionistas dispuestos a invertir en ellas. Pese a que la asistencia al PDAC 2015 fue menor que en años anteriores, muchos ejecutivos mineros regresaron a sus casas con la sensación de que este año fue mucho mejor. A diferencia de las últimas tres ediciones, decenas de inversionistas mostraron mucho mayor interés por sus empresas y proyectos. Ejecutivos de juniors sin caja y cuyas acciones en la bolsa se han desplomado tuvieron sus agendas recargadas de entrevistas de numerosos fondos de inversión e inversionistas independientes.
A simple vista, tanto interés del mundo financiero es señal de una inminente recuperación de la industria minera, golpeada desde el 2012 por la fuerte caída de los precios de los metales. Al fin y al cabo ya van tres años de baja y cada vez más personas señalan que la industria “ya tocó fondo”. La verdad, sin embargo, es que faltan varios meses, incluso años, para que el ciclo minero se reactive y los precios vuelvan a subir. La mayor actividad por parte de los inversionistas no se debe a un renovado interés en el sector minero, sino un interés estratégico.
MOMENTO DE ENTRAR
En los últimos tres años, cientos de juniors se han quedado sin capital para continuar sus labores de exploración, mantener sus propiedades y continuar listadas en las bolsas de valores –necesario para financiar sus proyectos, pues estas empresas no generan caja–. El índice compuesto del segmento de capital de riesgo de la bolsa de Toronto -principal fuente de financiamiento para las juniors del mundo- ha declinado en 75% desde su pico en el 2011. Si uno invirtió US$100 hace tres años, el valor de esa inversión hoy alcanzaría apenas US$25. La situación actual es una de las peores para los ejecutivos mineros.
Exactamente lo contrario sucede con los inversionistas: este momento quizás sea el más importante de todo el ciclo minero –período de alza y caída de los precios de los metales–. Con tan pocas juniors en el mercado, es mucho más fácil distinguir cuáles tienen propiedades interesantes y cuáles no; cuáles tienen la posibilidad de mantenerse a flote mientras el sector se reactiva. Los inversionistas están ingresando al mercado en preparación para la siguiente etapa del ciclo: la latencia. No saben si el sector ha terminado de caer, pero sí que está cerca del fondo. Brent Cook, uno de los analistas más reconocidos de la industria minera, comentó hace unos días en Toronto: “Cada vez me queda más claro que para tener retornos significativos todo lo que nos toca hacer es identificar los mejores depósitos y exploradores [geólogos], acumular acciones en esas empresas y esperar”. Analistas e inversionistas ven este momento de manera positiva para realizar inversiones o tomar control de los mejores proyectos, pero no para reanudar su exploración.
Para los mineros, la falta de capital los coloca en una situación muy vulnerable. Ahora la balanza está totalmente inclinada hacia los inversionistas al negociar ventas de proyectos, a diferencia de hace tres años. Las exigencias de los inversionistas para invertir serán muy altas, los precios a pagar muy bajos y los costos para las juniors sumamente altos. Para sobrevivir, muchos ejecutivos tendrán que cortarse mucho más que un brazo: los actuales dueños serán diluidos hasta desaparecer y el control de su empresa cambiará de mando. Hasta ahora aceptar estos sacrificios ha generado mucha resistencia entre los ejecutivos mineros, pero desafortunadamente el tiempo obligará a algunos a ceder. Los costos fijos para una junior son altos y las deudas tienen un límite. Los inversionistas, por otro lado, pueden darse el lujo de esperar.
DARWIN AL RESCATE
Si bien este escenario es sumamente difícil para las juniors, es positivo para la industria en general. Hace unos años, cuando el oroya superaba los US$1,500/onza, se especulaba que no había techo para el precio de este metal y del resto de metales. La industria vio surgir numerosas empresas con proyectos que podían ser rentables a esos precios, pero no en la coyuntura actual. Surgieron juniors que no tenían un norte claro, y se comportaron como buscadores de tesoros antes que como exploradores mineros profesionales.
Ahora ocurrirá una suerte de proceso de selección natural: ante un cambio en el clima del mercado, sólo los mejores sobreviven. Cientos de juniors que no reciban el apoyo de inversionistas se verán obligadas a deshacerse de sus proyectos y salir del mercado. La purga es necesaria: hay que ‘limpiar la casa’ para que quede un mercado fortalecido donde permanezcan las compañías más rentables. Sólo ello atraerá de vuelta a los inversionistas y reanimará a un sector tan golpeado en los últimos años.
Semana Economía