servicios de ingeniería para la minería

Por Pablo Saravia Magne, Socio de Auditoría y Líder de Minería, PwC Perú

2020 será recordado por muchos factores: la pandemia del COVID-19, los intentos de reactivación económica, la crisis política y la nueva normalidad. Todos ejes centrales de lo ocurrido en un año muy extraño.

La minería peruana ha ido recuperando los niveles de producción mensual que tenía en enero y febrero del año pasado para sus principales metales, debido a que las mineras han alcanzado un nivel óptimo en los protocolos de bioseguridad. Esto les ha permitido retomar sus faenas con la máxima protección posible para sus trabajadores, alcanzando así, desde octubre, las metas de producción mensual. Según la SNMPE, en octubre de 2020 se logró superar la producción promedio pre-cuarentena de cobre (+1.4%), zinc (+8.0%), hierro (23.7%) y estaño (+62%); casos distintos son oro, plomo y plata que están al 71%, 84% y 86% de su producción promedio anterior a las restricciones decretadas por el gobierno.

Asimismo, los precios internacionales experimentan un alza desde noviembre, impulsados por la demanda de China. Esta subida beneficia al sector pues compensa, de cierta manera, la reducción en la producción debido a la cuarentena. Los resultados del último trimestre de 2020 de las empresas mineras neutralizarán las pérdidas del segundo y tercer trimestre.

En buena cuenta, las mineras están sorteando la tempestad del COVID-19, en su mayoría, prácticamente ilesas y, por cierto, mejor que muchas otras industrias. La capacidad de recuperación de las empresas del sector es relevante en el entorno actual, y reforzarán la importancia de esta actividad económica. Tanto el gobierno como otros grupos de interés verán a la minería como el pilar para la recuperación económica luego de esta crisis.

Para este 2021, debemos esperar que continúen los esfuerzos para recuperar los niveles de producción de los años 2018 y 2019, ese será el tope máximo en términos de volumen producido y exportado, al menos así ocurrirá para cobre y zinc. Otra historia es el oro, que desde 2018 viene reduciendo su capacidad productiva.

El desafío para 2021, tanto para el gobierno de transición como el que resulte elegido democráticamente, será proporcionar las condiciones necesarias para el inicio de etapas de construcción de unidades mineras y promover así la exploración minera, para darle sostenibilidad al sector a través del descubrimiento de reservas, no solo de cobre sino también de otros metales como el oro y la plata. Recién para el año 2022, con el inicio de producción comercial prevista por Mina Justa (Marcobre), Quellaveco (Anglo American) y Expansión Toromocho (Chinalco) podremos incrementar sustancialmente la capacidad productiva del cobre. En cuanto al oro, salvo el caso del proyecto de Ampliación Santa María (Compañía Minera Poderosa) que se encuentra en etapa de construcción, no se aprecia otro proyecto en esa fase. La tarea pendiente será promover que los proyectos Yanacocha Sulfuros, San Gabriel, Optimización Inmaculada, entre otros, puedan transitar a fase de construcción para así recuperar la capacidad productiva de oro que teníamos en el pasado.

Podemos esperar que los precios de los metales sigan creciendo y estabilizándose durante el 2021 por la recuperación de China, que es nuestro principal cliente, y también por el cambio en la política comercial entre Estados Unidos y China, a raíz de la nueva administración Biden. La expectativa es que no haya más guerras comerciales que afecten la relación bilateral y, por lo tanto, a las industrias que, como la minera, ven expuestas sus precios de exportación de materia prima.

Con relación al COVID-19 y hasta que se pueda masificar la ansiada vacunación, tendremos que convivir con la pandemia y la industria minera no estará ajena a ello. A pesar de esto, las empresas mineras tienen respaldo financiero y, en su mayoría, operan con un mayor nivel de control preventivo, lo que les permitirá seguir afrontando el temporal. Sin embargo, es indudable que los impactos del COVID-19 a más largo plazo siguen siendo inciertos.

2021 será un año de transición: de ‘crisis económica’ a ‘reactivación económica’, de estar ‘enfermos’ a ‘recuperación progresiva de salud’, de un ‘gobierno de transición’ a un ‘gobierno elegido democráticamente’ y de volver a la ‘normalidad con cuidados’. 2021 es el año en que se deberán sentar las bases para un mejor periodo 2022-2026 de la industria minera peruana y, con ello, de la economía nacional.

Fuente: PwC Perú