Por Othmar Rabitsch
Para Las Bambas, orden primero – dialogo después, de lo contrario estamos cerrándonos el futuro. ¿Y para la minería?
Recientemente un nuevo golpe para la minería: Un pliego de reclamos, por rama de actividad, a todas luces imposible de implementar, con empresas tan distintas -entre convencionales y mecanizadas- grandes, medianas y pequeñas. La pregunta que nos debemos responder es: ¿Queremos destruir la minería?
Hemos escuchado mucho sobre Las Bambas y la conclusión es que “todos hablan, pero nadie lee”. Quien escribe ha laborado en el sector minero 30 años de los cuales 15 años en campo y continúa asesorando empresas mineras.
Al inicio de los años 2000, tras la privatización, cuando las comunidades campesinas empezaron a reclamar beneficios con la interpretación de que las minas se encontraban en territorios comunales, cedidos por la corona española, nos demoramos dos años explicando que somos una República y que el Rey de España, no reina en Perú.
A partir del presente milenio, aparecieron cientos de problemas ambientales, algunos reales y otros inventados. Y desde esos años, la minería ha venido siendo afectada y extorsionada por diferentes actores. En los 90 fue Sendero; y a partir del 2000, los movimientos ambientales y político regionales que intentan obtener beneficios de un sector de la economía que aporta el 15% del PBI y el 40% de la tributación nacional.
Tuve el encargo de presidir del comité laboral y miembro del comité Social de la SNMPE durante 13 años hasta el 2015, fui director del IIMP y soy actual director de APERHU. Les puedo confirmar que esta situación es el resultado de la ausencia de Estado, lo cual viene de mucho tiempo atrás. Las Bambas es la oportunidad de atender ese problema si se piensa en el futuro de la minería.