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Por Mónica Belling
A las 9:43 de anoche, 15 de noviembre del 2017, el primer grito de gol de Jefferson Farfán vibró en todo el Perú, fue un instante de emoción y alegría hasta el llanto, en ese instante los peruanos vieron a Rusia 2018, como próximo destino. Tras 36 años, el país retorna a un mundial. El segundo tanto de Christian Ramos reselló el triunfo esperado: Perú está clasificado.
El deporte pasión de multitudes le da al país grandes oportunidades de dinamismo económico –el 1% del PBI, según Arellano marketing- y sobre todo eleva la autoestima del país, que contando con jugadores que son estrella en los mejores clubes del mundo no lograba con su selección clasificar a un mundial.
Muchas gracias a nuestro equipo nacional que logró después de casi cuatro décadas levantar al unísono a Perú, en un sano deseo, feliz y compartido. Un mensaje de entrega al país durante los 90 minutos de juego, acompañado de solidaridad y gratitud con su capitán Guerrero dieron los jugadores al recordar en ese instante al ausente número 9.
Atrás quedó el recuerdo de un dirigente nefasto en la Federación Peruana de Futbol, como Manuel Burga, implicado en el “FIFA Gate” y que incluso desbordado de poder se atrevió a responder con insolencia a dos de los mejores jugadores de Perú en lo que a mundiales se refiere, al “Nene”, Teófilo Cubillas, cuando reclamó en las Eliminatorias 2013, por los precios elevados de las entradas, en tanto limitaba a que el público de fuerza a su selección y a otro grande Juan Carlos Oblitas.
El estímulo que el presidente PPK y su gabinete le ha dado a esta selección vale resaltar. Y en el sector Energía y Minas, la ministra Cayetana Aljovín anduvo desde muy temprano con su camiseta blanquiroja, para cumplir la agenda de su alta investidura, alentando así a la selección nacional con la bicolor en el pecho.