El presidente mexicano Enrique Peña Nieto lamentó y reprobó este miércoles el decreto firmado por Donald Trump para construir el polémico muro fronterizo y ahora valora si viajará a Washington la próxima semana para entrevistarse con el mandatario estadounidense.
Luego de que Trump firmara una orden ejecutiva para reforzar el control migratorio en un primer paso hacia la construcción del muro, políticos de la oposición lo consideraron una “ofensa” y “hostilidad”, por lo que reclamaron a Peña Nieto una pronta respuesta y cancelar su encuentro con Trump previsto para el próximo martes.
“Lamento y repruebo la decisión de Estados Unidos de continuar la construcción de un muro que desde años lejos de unirnos, nos divide (…). Lo he dicho una y otra vez: México no pagará ningún muro”, dijo Peña Nieto en un mensaje transmitido por la noche en su cuenta de Twitter.
La firma del decreto ocurre justo cuando el canciller mexicano Luis Videgaray y el ministro de Economía Ildefonso Guajardo se encuentran en Washington para dialogar sobre el nuevo rumbo de la relación con Estados Unidos y para preparar la visita de Peña Nieto para entrevistarse con Trump.
VALORAN ENCUENTRO CON TRUMP
Pero en su mensaje de 2:44, minutos Peña Nieto no se refirió directamente a este encuentro y se limitó a señalar que “habré de tomar decisiones sobre los siguientes pasos a seguir” tras consultar a los funcionarios que viajaron a Wasghington, al Senado y a los gobernadores.
Videgaray dijo a la cadena Televisa que, en efecto, Peña Nieto evalúa si viajará finalmente a Washintgon para participar en esta “reunión que por ahora sigue confirmada”.
El canciller, quien en agosto pasado gestionó una polémica visita de Trump a México, detalló que estuvo reunido con miembros de la administración estadounidense durante unas ocho horas en una jornada de “contrastes” con la firma del decreto pero también con “gran disposición a trabajar con México”.
Aseguró que la delegación mexicana expreso un “grave extrañamiento” por la firma de este decreto justo cuando inician las primeras conversaciones entre ambos países.
“Se nos dijo reiteradamente que aquí no hubo ningún diseño o intención de hacer coincidir el anuncio con nuestras reuniones de trabajo (…) que es algo que estaba decidido tiempo atrás”, retocó Videgaray.
El canciller se mostró incluso optimista por el discurso de Trump pues, por primera vez -sostuvo- un presidente estadounidense reconoció que tiene responsabilidad en “detener el flujo ilegal de armas de Estados Unidos a México”.
Que Estados Unidos detenga el flujo de armas ilegales que alimentan principalmente a los cárteles de las drogas ha sido uno de los principales reclamos de México, azotado por una ola de violencia ligada al narcotráfico.
DEFENSA DE LOS MIGRANTES
El decreto firmado por Trump también determina destinar recursos y tomar medidas “construir, operar o controlar instalaciones para detener extranjeros en o cerca de la frontera terrestre con México”.
Trump prometió durante su campaña expulsar a millones de mexicanos indocumentados, ante lo cual el gobierno mexicano ha multiplicado sus campañas en Estados Unidos para orientar a los migrantes sobre sus derechos.
Peña Nieto señaló en su mensaje que ya giró instrucciones a la cancillería para que los 50 consulados mexicanos en Estados Unidos refuercen sus medidas de protección para que se conviertan “en auténticas defensorías de los derechos de los migrantes” mexicanos.
“Nuestras comunidades no están solas. El gobierno de México les brindará la asesoría legal, que les garantice la protección que requieran”, señaló Peña Nieto.
Mientras, en el cruce fronterizo que conecta a Tijuana (noroeste) con San Diego (California), varios pobladores expresaron a la AFP sus temores ante las medidas anunciadas por Trump.
Muchos agentes migratorios estadounidenses “son muy déspotas, muy prepotentes, y con esto que está haciendo Trump les está dando carta abierta para que lo hagan con más ganas”, dice molesto Julián Tamayo, un mexicano de 49 años que trabaja en una bodega del lado estadounidense.
Este hombre buscaba cruzar la frontera de sur a norte junto con su esposa e hija a bordo de su destartalado automóvil, haciendo largas filas que avanzan lentamente entre puestos ambulantes de comida y de artículos religiosos.
La construcción del muro “va a afectar más al tráfico y las revisiones (serán) más estrictas”, estimó Hector Rentería, un estudiante de arquitectura de 29 años para quien los indocumentados buscarán “otras maneras” de cruzar el muro.
Correo