Cuando se trata de producción de petróleo, Petrobras y Brasil siempre fueron una misma cosa. Ahora eso está cambiando.
El productor controlado por el Estado generó en febrero solo el 75 por ciento de la producción de Brasil, lo que se compara con el 93 por ciento de 2010. Y su proporción continúa disminuyendo a medida que las mayores petroleras del mundo, desde Exxon Mobil Corp. hasta Total SA y Statoil ASA, compiten para obtener participaciones en una de las regiones petrolíferas más prometedoras jamás descubiertas, el fértil yacimiento presal ubicado frente a la costa sudeste de Brasil.
Desde setiembre, Brasil ha realizado tres subastas de bloques petroleros, y una más está programada. Mientras tanto, los cambios son tanto una bendición como una maldición para Petrobras: si bien pierden el control absoluto de la producción petrolera del país, ganan dinero y experiencia de asociaciones con petroleras major extranjeras, lo que ayuda a asegurar el futuro de una empresa que se ahoga en deudas.
“No es que sea bueno perder (participación de mercado), pero es importante tener otras compañías en el país”, dijo Nelson Silva, titular de estrategia de Petrobras, formalmente conocida como Petróleo Brasileiro SA. “Y no es posible tener una cosa sin la otra”.
La posición disminuida de Petrobras es en parte consecuencia de su decisión de expandirse a segmentos de negocios como la refinación y los petroquímicos, que agotaron el efectivo y desviaron a la compañía de la exploración y producción de petróleo, dijo Samuel Pessoa, economista de FGV, universidad y centro de estudios de Brasil. Muchos de esos proyectos se convirtieron en objetivos en la investigación por soborno Lava Jato y dieron lugar a multimillonarias depreciaciones en medio de una caída en los precios mundiales del petróleo.
“Que Petrobras tenga un papel menor no es algo malo, es bueno”, dijo Pessoa en una entrevista. “Lo que es realmente malo es que Brasil no está produciendo 4 millones de barriles por día como lo planeó”.
Pero eso podría cambiar pronto a medida que compañías extranjeras expanden sus iniciativas en el país. Exxon, por su parte, ha gastado más de US$2.000 millones con sus socios para adquirir 22 licencias costa afuera en los últimos seis meses solamente.
“Llegó a un punto en que la oportunidad, unida a los cambios en sus reformas, lo hizo más atractivo para nosotros”, dijo Jeffrey J. Woodbury, vicepresidente de relaciones con inversores de Exxon, en una teleconferencia con analistas realizada el 2 de febrero.
Brasil superó a México y Venezuela para convertirse en el mayor productor de América Latina y ha sido una fuente importante de crecimiento de la producción no perteneciente a la OPEP en los últimos años. Si bien Brasil no publica estimaciones de reservas para el presal, el regulador petrolero del país considera que la región es el mayor descubrimiento en el mundo en los últimos 50 años.
Otras ganancias que se obtendrán de actores externos tienen que ver con una combinación de proyectos de exploración que pasarán a etapa de producción, como en los campos costa afuera de Sapinhoa, donde los socios de Petrobras son Royal Dutch Shell Plc y Galp Energia SGPS SA, y la venta de campos de producción. Total y Statoil han comprado participaciones en campos costa afuera operados por Petrobras en los últimos dos años.
“El presal es demasiado grande para una sola compañía”, dijo en una entrevista Jorge Camargo, especialista en petróleo del centro de estudios Cebri y exejecutivo de Petrobras. “La producción de Petrobras sigue creciendo. La pérdida relativa es una señal de que Brasil se está diversificando, lo cual es bueno”.
Fuente: Bloomberg