Como ha advertido el ministro Mayorga, existe el riesgo de que el lote 192, antes llamado 1-AB, en Loreto se quede sin operador. Ello se debe a que el proceso de consulta previa que se viene trabajando en ese lote no estaría terminado a tiempo para convocar una licitación para tener un nuevo operador antes de fines de este año, cuando vence el contrato de explotación de Pluspetrol. En el pasado, Luis Ortigas, presidente del directorio de Perupetro, indicó a semanaeconomica.com que la empresa no está interesada en firmar un contrato de explotación temporal hasta que se licite nuevamente el lote, por lo que es muy probable que el lote se quede sin operador.
Ante tal situación, el ministro indicó que éste lote podría ser explotado por Petroperú. Ello, significaría darle a la empresa pública el lote de mayor producción petrolera en la actualidad, que aporta el 25% de la producción nacional de petróleo, según las cifras del 2014. Por ello, es importante preguntarase si Petroperú tiene suficiente capacidad técnica para afrontar tal tarea.
Hay quienes cuestionan ello, como lo ha hecho Carlos del Solar, ex presidente de la Sociedad Peruana de Minería, Petróleo y Energía en reiteradas oportunidades. Incluso, el mismo ministro ha reconocido en el pasado que se necesita fortalecer la gestión de Petroperú.
Tal plan se ve también obstaculizado por las limitaciones que tiene Petroperú para no afectar el financiamiento de la modernización de la refinería de Talara. Dada la limitación de la empresa pública de hacer otras inversiones hasta pagar la inversión de la refinería, ésta requeriría forzosamente asociarse con una empresa privada que pueda costear la inversión que la explotación de ese lote requiere.
El éxito de tal modelo, asociaciones de Petroperú con empresas privadas, aún no ha sido comprobado, aunque ya ha sido utilizado en el lote 64. En ese lote Petroperú se asoció con Geopark, empresa con sede en Argentina. Será pues, el resultado de las operaciones de ese lote, lo que dé cuenta de conveniencia de tales asociaciones y sus resultados.
No obstante, el regreso de Petroperú a la explotación de petróleo puede traer otras implicaciones para el negocio de la empresa pública.
Para tener qué refinar
Hasta el año pasado, las personas que abogaban por el fortalecimiento de la empresa pública, entre ellos el ministro, indicaban que era conveniente que Petroperú explote, o tenga al menos participación, en algunos lotes petroleros. La lógica es que la empresa obtenga parte del margen de ganancias que el precio alto del petróleo le daba a las empresas de extracción petrolera. Dado que el negocio principal de Petroperú es el refinado de crudo de petróleo, ello le hubiera significado ahorros considerables ya que la empresa hubiera adquirido el insumo para refinar a su costo de su extracción en vez de al costo en el mercado internacional. Sin embargo, no queda claro cuál sería el beneficio ahora, con el contexto de precios bajos del petróleo.
Además, hay que mencionar una eventual violación del rol subsidiario de la actividad empresarial del Estado, que ordena a que las empresas estatales realicen sus actividades sólo en mercados que no son atendidos por empresas privadas y que sean de interés social. En el caso de las actividades de extracción de hidrocarburos, existen varias empresas que participan en ese mercado y se trata de un mercado como cualquier otro que no resguarda ningún interés social –a pesar de que el gobierno señale que la seguridad energética es de interés social–. Por tanto, incluso es constitucionalmente controvertido que Petroperú regrese a tales actividades.
Esta discusión aún no se ha visto en el ámbito jurisdiccional, pero ello no obsta a que alguna empresa que considere que sus derechos se ven afectados pueda poner una demanda.
Semana Económica