Premio Nobel Medicina

  • La academia sueca ha reconocido el descubrimiento de los microARN, diminutas moléculas de ARN que desempeñan un papel crucial en la regulación de los genes.

La Asamblea Nobel del Instituto Karolinska de Estocolmo ha distinguido con el Premio Nobel de Medicina y Fisiología a los investigadores Victor Ambros (Hanover, EEUU, 1953) y Gary Ruvkun por sus descubrimiento de los microARN y su papel en la regulación genética.

Con su trabajo, Ambros y Ruvkun han permitido despejar una pregunta clave sobre el funcionamiento del organismo: ¿por qué las células de nuestro cuerpo se diferencian y tienen características diversas si contienen exactamente el mismo manual de instrucciones en su ADN? ¿Qué es lo que hace que una célula muscular y una nerviosa se especialicen para poder desempeñar funciones tan diferentes?

En esa regulación genética cumplen un papel fundamental los microARN, pequeñas moléculas de ARN que debido a ese papel ‘organizador’ son, en último extremo, claves para que el organismo se desarrolle y funcione adecuadamente.

Los microARN tienen una función clave a la hora de conseguir que en cada tipo específico de células solo se activen determinados genes. Esta regulación hace posible no solo la habilidad de las células para llevar a cabo funciones especializadas, sino su adaptación a condiciones cambiantes.

La regulación postranscripcional de los genes es clave en el funcionamiento del organismo y, por tanto, cuando falla puede producir trastornos graves, como cáncer, distintas enfermedades autoinmunes o problemas en el desarrollo embrionario, entre otros trastornos.

Ambros, investigador de la Universidad de Massachusetts (EEUU) y Ruvkun, con laboratorio en el Hospital General de Massachusetts y la Facultad de Medicina de Harvard, publicaron sus descubrimientos sobre el papel de un microARN en la regulación genética en dos artículos en Cell en 1993. Sin embargo, al principio sus hallazgos no recibieron demasiada atención entre la comunidad científica, que hasta entonces creía que solo los factores de transcripción eran importantes para la regulación genética. Las investigaciones de Ambros y Ruvkun se habían llevado a cabo en un tipo de nematodo, el gusano C. elegans y muchos de sus colegas pensaron que los microARN correspondían a una peculiaridad biológica del animal, un detalle que no sería relevante para los humanos.

Sin embargo, en el año 2000, los investigadores descubrieron otro microARN con un papel fundamental en todo el reino animal. A raíz de aquel artículo, que ya cambió la perspectiva científica sobre la regulación genética, se identificaron progresivamente cientos de microARN.

Hoy en día se sabe que los microARN son claves para la regulación celular en todos los organismos pluricelulares.

Fuente: El Mundo