Tía María, proyecto minero cuprífero promovido por Southern es rechazado por algunos lugareños que temen que afectará el emporio agrario del valle del Tambo, que sustenta la alimentación, de sus pobladores y de toda la región arequipeña. Sobre esta problemática ProActivo conversó con el presidente del Frente Amplio de Defensa del Valle de Tambo, Pepe Julio Gutiérrez Zevallos.
¿Cuál es la situación actual en el valle frente al proyecto Tía María?
La última asamblea popular que realizamos hace una semana, con 1.700 asistentes, determinó continuar con nuestra medida de lucha dejando como única posibilidad al dialogo que se nos responda a lo que hicimos llegar por escrito al Ministerio de Energía y Minas. Es la única salida, aunque no quieran respetar el acuerdo del 27 de setiembre del año pasado, para convocar a la consulta popular que determine la suerte de dicho proyecto minero.
El MEM debe respondernos sobre la convocatoria hecha al máximo representante de Southern, para ver si aceptan o no nuestra posición, de lo contrario continuaremos nuestra medida de lucha.
Ustedes pedían desalinización del agua de mar. Su propuesta ha sido aceptada, ¿no es eso un avance?
Como dirigente desconozco esa iniciativa, excepto cuatro líneas que vi en la página web del MEM, de que hay un estudio de impacto ambiental sobre la desalinización. Entiendo que es una promesa, aunque el peligro sigue latente por la contaminación que, de todas maneras, ocasionaría la extracción de miles de toneladas de cobre.
No podemos permitir que se use el agua superficial, sobre la cual tenemos problemas por su escasez; o el agua subterránea del acuífero, del valle del Tambo
Cuestionamos al EIA debido a que, por ejemplo, no contiene el estudio de polvo particulado, ni el uso de las 2 mil toneladas diarias de ácido sulfúrico, ni la línea socioeconómica entre otros asuntos. Por eso, pensamos que es un estudio hecho a la medida de la otra parte.
Ahora, en la parte técnica, la única respuesta que ha dado el MEM es que dará garantías con entidades internacionales. Al respecto, ha publicado en el diario El Peruano dos resoluciones la 397 y 398. Sobre la primera, tenemos una observación al EIA, pues no se completaron las audiencias para su aprobación, que son tres, sólo se hizo una que concluyó frustrada. No entiendo cómo se puede autorizar mecanismos complementarios de participación ciudadana, ¿en qué país estamos, en el que una resolución de menor rango se impone a una norma legal de mayor jerarquía?
Sobre la segunda resolución, de que el MEM ha encargado la evaluación del EIA al UNOPS de las Naciones Unidas, cabe señalar que dicho ente no es evaluador en la materia, sino de contrataciones; he visto en su web que compró aviones para Uganda (UNOPS es un ente de Naciones Unidas que provee servicios de administración de proyectos, en cada área en la que la ONU tiene un mandato que cumplir).
Lo que debió hacerse es someter al EIA a una auditoría ambiental. Por decirlo figuradamente, a un enfermo del cerebro no le puede llevar a un cardiólogo para ser curado. Por este motivo y tras consultar con profesionales en la materia, entablamos 2 acciones, en base a la ley 27444 del procedimiento administrativo, oponiéndonos tajantemente a esas resoluciones.
Respecto al tema social, ¿cómo considera a la consulta pública?
Entiendo que la consulta es la convivencia, la buena voluntad, armonía y sociabilización entre los actores. Es lo que debería haber entre Southern y los que vivimos en el Valle del Tambo; pero actualmente lejos de hacer trabajos para mitigar su licencia social, se ha sembrado odio y rencor. Recuérdese que la audiencia y el paro terminaron en violencia, con un saldo de más de 100 heridos y 9 detenidos.
Southern no quiere reconocer que hay un conflicto que precisa ser resuelto entre las partes, y si no lo hace, cualquier acción de gobierno o de quien sea, será en vano, el problema se va a agudizar y no quisiéramos derramamiento de sangre.
El MEM informó que la sociedad civil no participó en las mesas convocadas.
Debemos aclarar que nunca se convocó a una mesa de diálogo, tuvo que realizarse el paro para que se hiciera la única, donde el Premier dijo que él no podía firmar ningún documento porque su palabra era más valedera que cualquier cosa, yo tengo la transcripción de todo, y nunca se cumplió lo que se comprometió.
A lo que si nos comprometimos es a la instalación de una Mesa Técnica, que es diferente a una de Diálogo; pero cuando a uno le dicen que se va a sentar con Southern, mediante sus técnicos, para solucionar los problemas del EIA, yo no voy a poner técnicos que le cuesten dinero a la sociedad civil para solucionar los problemas de la empresa, que lo solucionen solitos.
¿En sus reclamos se han sentido respaldados por la colectividad nacional?
Son cosas de cada quien, porque una cosa es mirar el proyecto desde fuera solamente como lo presenta la prensa; así la Chichi Valenzuela, decía que preparábamos un Ejército para atacar el campamento; Jaime Althaus señalaba que somos 5, 10 y que se nos debe aplicar la ley, y Aldo Mariátegui pedía que simplemente deberíamos estar en la cárcel, es la opinión de la prensa que llega a nivel nacional.
Pero otra cosa es convivir con el problema, estar presente en el lugar, donde se vive en zozobra, donde no se puede andar tranquilo, donde la gente divide y donde se dice tú eres minero, tú antiminero, donde hay enfrentamientos diarios por ese problema. Una cosa es estar en lugar, otra cosa es percibirlo de fuera.
¿Qué opina sobre las posturas calificadas de promineras y antimineras?
Deben desterrarse, a mí me tildan de antiminero, igual que a Marco Arana, pero nunca he dicho que estoy en contra de la minería; el Perú es milenariamente rico y potencialmente desarrollado en minería, pero lo que pasa es que nosotros debemos hacer minería en ciertos lugares y hay lugares donde no debe existir minería.
Algo que quiera agregar
Quiero hacer un llamado a toda la población a nivel nacional, a entender que las personas del Valle del Tambo no obedecen a situaciones políticas, yo no he tenido militancia política. Muchos de nuestros dirigentes son agricultores, trabajadores del campo, tampoco somos intransigentes, somos un pueblo que exige paz, pero una paz que debe llegar con justicia social. ¿Y cómo se logra esto? Escuchando democráticamente la voz de un pueblo.