El líder ruso, Vladímir Putin, ofreció hoy al presidente electo de EEUU, Donald Trump, normalizar las relaciones entre ambos países y forjar una alianza contra “una amenaza real y no imaginaria: el terrorismo internacional”.
“Confiamos en aunar fuerzas con EEUU en la lucha contra una amenaza real y no imaginaria: el terrorismo internacional”, dijo Putin durante el discurso sobre el estado de la nación ante ambas cámaras del Parlamento.
Putin destacó que “esa tarea ya la cumplen nuestros soldados en Siria”, a los que alabó por su “coraje” en la lucha contra los yihadistas desde septiembre de 2015, entre los aplausos de los presentes en la sala de San Jorge del Kremlin.
Aseguró que el Kremlin no está interesado en “antagonismos”, “ni busca enemigos” y quiere mantener relaciones con EEUU “en un plano de igualdad”.
“La cooperación entre Rusia y EEUU en la solución de problemas globales y regionales responde a los intereses de todo el mundo. Tenemos una responsabilidad común a la hora de garantizar la seguridad y la estabilidad internacional”, señaló.
Putin tendió la mano a Trump justo cuando el Ejército sirio ha logrado reconquistar casi la mitad de los barrios del este de Alepo bajo control yihadista, lo que ha permitido a unas 30.000 personas abandonar la ciudad tras varios meses de asedio.
Según los expertos, Siria y Rusia quieren acabar con la resistencia yihadista antes de que Trump asuma el cargo en enero próximo.
El jefe del Kremlin regresó en septiembre de 2015 tras diez años de ausencia a la ONU para ofrecer a EEUU un amplio frente internacional contra el terrorismo en Siria, pero la Administración de Barack Obama rechazó el ofrecimiento.
Ayer mismo Putin también pidió explicaciones al presidente turco, Recep Tayyip Erdogán, por sus afirmaciones de que había ordenado la entrada de tropas en Siria con el objetivo de derrocar el régimen de Bachar al Asad.
“¿Por qué entramos en Siria? Entramos para acabar con la soberanía del cruel Asad, para nada más”, afirmó esta semana el líder turco.
Putin, cuya aviación suspendió sus bombardeos contra Alepo el 18 de octubre, ordenó esta semana desplegar hospitales de campaña en las inmediaciones de Alepo y enviar zapadores a la zona para desminar los barrios liberados por las tropas gubernamentales.
A su vez, recordó que “cualquier intento de romper la paridad estratégica es extremadamente peligroso y puede conducir a una catástrofe global”.
“No podemos olvidar esto ni un segundo”, insistió.
En cuanto a la Unión Europea (UE), se mostró dispuesto a entablar un diálogo para la creación de una asociación eurasiática que se extendería del enclave báltico de Kaliningrado al puerto de Vladivostok, en el océano Pacífico.
Putin también destacó el interés estratégico de Rusia en reforzar la cooperación con los países de Asia, en particular China e India, pero negó que eso esté dictado por “el enfriamiento de las relaciones con EEUU y la UE”.
Con todo, la mayor parte del discurso estuvo centrado en asuntos de la política nacional, aunque no llegó a adelantar si se presentará a la reelección en los comicios presidenciales previstos para marzo de 2018.
“Los últimos años no han sido fáciles, pero esto nos ha hecho más fuertes”, dijo Putin, que reconoció que las principales causas de las dificultades económicas que atraviesa el país son de carácter interno, y no obedecen a las sanciones occidentales.
Tras dos años de profunda recesión, pronosticó un crecimiento de la economía el próximo año, a lo que contribuirá, según los expertos, el acuerdo de reducción de la producción de petróleo cerrado ayer por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Y encargó al Gobierno elaborar para mayo próximo un plan que permita a Rusia a finales de este decenio alcanzar unos ritmos de crecimiento superiores a la media mundial, ya que debido a la crisis este año el número de pobres ha ascendido hasta los 20 millones.
Putin destacó que los rusos se han unido en los últimos años en torno a “valores patrióticos”, lo que ha permitido lograr un estado de concordia nacional y evitar “la anarquía”, “los cismas y las crisis” que afectan incluso a los países más desarrollados, como es el caso de las olas migratorias.
Y llamó, en víspera del 100 aniversario de la Revolución Bolchevique de 1917, a extraer lecciones de la turbulenta historia rusa y no regresar a las barricadas y al “enconado” antagonismo de antaño.
“Recordemos que somos un pueblo unido. Un solo pueblo. Y Rusia solo hay una”, proclamó.