La gestión económica está ligada a continuos cambios que se aprecian tanto en la forma de trabajar de las empresas como en el contexto al que se enfrentan diariamente. La tecnología y la digitalización son conceptos que caracterizan a las principales compañías en la etapa actual, pues se han implementado en el día a día de una amplia mayoría de la población mundial. En los escalones más altos de la pirámide financiera, las grandes empresas de tecnología se han situado en una posición privilegiada y ejercen una influencia directa sobre las decisiones de los ciudadanos. Las empresas avanzan en cuanto al cómo gestionan los retos diarios, a fin de seguir creciendo y mejorando para responder a las altas expectativas que la gente ha puesto en ellas.
Los estilos de gestión hacen referencias a las diferentes vías que los jefes, directivos y responsables de departamento llevan a cabo a la hora de organizar a sus equipos. Es la actitud que adopta el líder para con sus subordinados, y ésta admite muchos caminos. Todos pueden obtener resultados, aunque cada modelo se adapta a un sector concreto. En este trabajo, también se tiene en cuenta la labor de orientación y guiado que un superior puede emplear sobre las personas que están a su cargo. Es la principal figura de la jerarquía, por lo que su comportamiento es determinante en el funcionamiento de la empresa y marca la línea que los trabajadores deben seguir. Un jefe coercitivo, aplicado desde el buen sentido de la palabra, transmite seriedad e inflexibilidad al resto de la plantilla, que posiblemente adopta una actitud parecida, tanto en su trabajo como en la comunicación con los compañeros.
Las cinco big tech
En este escenario, las big tech, las grandes empresas tecnológicas del mundo, han desarrollado unos estilos de gestión muy propios y particulares, que han significado una revolución en la relación de las cabezas visibles e importantes de la empresa con sus empleados. ¿Cuáles son las big tech que “dominan” el mundo comercial en 2023? El número es más amplio de lo que, en un primer vistazo, puede parecer. No obstante, hay cinco firmas que destacan por encima del resto y cuyas dinámicas y tendencias son seguidas por millones de consumidores en todo el mundo y por aquellos que se dedican a comprar acciones.
Google, el gigante de los buscadores, lidera el ranking. Con unos ingresos anuales que se acercan a los 300.000 millones de dólares, este buscador se ha posicionado como una de las empresas más potentes económicamente del mundo; sin olvidar que su influencia es capital sobre las corrientes de opinión e ideología. Los dos grandes softwares de telefonía también están en el top 5 de las big tech. Son Apple, que también ha desarrollado una gama de ordenadores y otros dispositivos electrónicos, y Android. La empresa de la manzana ha superado los 400.000 millones de dólares en facturación, un récord histórico que evidencia su influencia en el mercado.
Meta, la descendencia de Facebook, y Microsoft, la referencia de software informático con su programa Windows, completan esta lista. Ambas han sabido adaptarse a los cambios y abrir nuevos puentes para mantenerse en una posición privilegiada.
Cómo trabajan las grandes tecnológicas
El estilo de gestión de las cinco grandes tecnológicas ha supuesto una ruptura con el modelo tradicional, más jerarquizado e imitativo, en el que los movimientos de la persona ubicada en los escalones superiores son irrefutables. Esta idea ha cambiado en las big tech, que tienden hacia un estilo más participativo, que se basa en la confianza que los trabajadores tienen entre ellos. La posición del jefe se centra en organizar esta cooperación y escuchar las opiniones de los empleados, ya que pueden servir de gran ayuda para obtener mejoras en la empresa. No se busca el castigo hacia quien pudiera equivocarse ni se imprime una presión constante sobre los empleados. Todo lo contrario, equivocarse está permitido y el objetivo es que cada sujeto se sienta libre para desarrollar todas sus capacidades.
Otro estilo de gestión habitual en una big tech es el afiliativo, que busca el mejor ambiente entre las personas, por medio del respeto mutuo. El responsable tiene la labor de fomentar un entorno agradable y ameno, en el que todos los trabajadores se sientan cómodos y valorados. El hecho de obtener, con mucha frecuencia, resultados positivos en la empresa facilita el desarrollo de este estilo, ya que las buenas noticias evitan tensiones y potencian unas relaciones óptimas.
El objetivo, en ambos modelos, es conseguir el mejor escenario para que los trabajadores pongan sus mejores habilidades al servicio de la empresa. La libertad, para ellos, es una tendencia; ya que tienen mucho margen y capacidades de decisión.