Por: Ing. Ruben Arratia (*)
Seria una triste ironía de la historia, que después de haber encontrado el modelo de progreso, uno lo abandonase.
- Cuando pasen 50-100 años el mundo recordara con nostalgia el milagro económico de los últimos 30-40 años (1980-2020). De acuerdo a la BBC, China redujo su pobreza de 97.5% en 1978 a menos de 5% en el 2017 y alrededor de 800 millones de seres humanos escaparon de la pobreza. En el Perú la pobreza se redujo de 59% el 2004 a 20.5% el 2018. América Latina, entre 1990 y 2020, con excepción de algunos países que se quedaron atrapados en sus dogmas, vivió la bonanza más extraordinaria de todos sus tiempos.
- Rusia (y casi todos los países de la ex Unión Soviética) después de experimentar 70 años el dogma del comunismo, decidió abrir su economía y adoptar los mecanismos del mercado. La China, bajo el liderazgo de Den Xiaoping, hizo lo propio y se abrió a la inversión extranjera después de 30 años de comunismo. Mas claro de que este dogma no funcionaba, fue lo que experimentaron dos países de la misma raza y la misma cultura: La Alemania del Este y La Alemania del Occidente. Con la economía de mercado en los 80s, esta ultima crecía vigorosamente y la otra, con el comunismo, solo producía miseria y terror!.
- El The Economist del 16 de Mayo del 2020 resume el milagro Peruano así: Después del descalabro y populismo de los 80s, “el Perú creo una economía de mercado exitosa que permitió reducir la pobreza, hacer que llegue el crecimiento económico a los andes y hacer que se vaya esfumando la división racial”.
- Después de recorrer y estudiar por más de 30 años la historia de los países de América Latina, estoy convencido de que el verdadero inicio de la independencia política, social y económica de Perú y muchos otros países de la región, comenzó a principios de los 90s. La herramienta fundamental de esta transformación se puede resumir (simplistamente es cierto) en dos palabras: GLOBALIZACION e INVERSION. Esto transformó el rostro y estructura de los países en el mundo y abrió la esperanza de soñar en grande. Chile, más allá de sus retos de inequidad (con un índice de Gini de 0.48), es un gran ejemplo de ello. En 1990 su nivel de pobreza era de 68.5% y en el 2017 bajo a 8.6%.
- Los tiempos han cambiado dramáticamente y para bien. Si hubiese nacido en tiempos de “Los 7 Ensayos” de Mariátegui, o “El Mundo es Ancho y Ajeno” de Ciro Alegría o “Todas las Sangres” de Arguedas, yo también, como muchos otros intelectuales, hubiese sido indigenista y/o comunista. Que duda cabe, el capitalismo del pasado era mercantilista (yo gano, tu pierdes), corrupto y abusivo, contaminaba a diestra y siniestra el planeta y para nada era socialmente responsable. Felizmente que el capitalismo se reinventó. Estaba obligado ha hacerlo si quería sobrevivir al proceso de destrucción creativa político-social en el devenir de la historia. Hoy, es mucho mas sostenible, impacta mínimamente el ambiente (dado que dispone de tecnología de ciencia ficción), y respeta los derechos humanos, de los animales y de la naturaleza.
- El sector minero moderno, no solo en Perú, sino en el mundo, es tal vez el mejor exponente de capitalismo sostenible. No tengo dudas que si los grupos anti-mineros visitasen (como lo hizo el presidente Rafael Correa y su equipo en su momento) las faenas y operaciones mineras modernas no solo en EE.UU., Canadá o Australia sino también en Perú o en recientes países mineros como Panamá y Ecuador todos sus miedos, sesgos o pre-juicios desaparecerían y mas bien promoverían el desarrollar urgente los proyectos mineros. Es una ironía cruel, que por un lado un país tenga una pandemia de desempleo, hambre y miseria, y por otro tenga grandes carteras de proyectos paralizados en lugar de que estén generando empleo masivo. Los proyectos Quebrada Blanca en Chile y Quellaveco en Perú, que recientemente paralizaron por el Covid, empleaban 15,000 y 10,000 trabajadores respectivamente. Incluyendo los empleos indirectos esto representa, en el caso de Perú, más de 70,000 trabajadores en un solo proyecto. Ante la necesidad post-Covid de crear desesperadamente empleos, el Perú necesita legislar urgentemente un “fast track” de desarrollo no solo de proyectos mineros, sino también de otros proyectos de la economía nacional.
- Pero mas allá de la parte micro de los proyectos, el Perú y América Latina, post-Covid, necesitan mantener el rumbo democrático y de economía de mercado que tantos resultados les ha dado los últimos 30 años. No es un modelo perfecto (nada lo es), pero ha generado millones de puestos de trabajo, que es el principal derecho humano de los pobres: el empleo. Solo así los jóvenes que vienen detrás de nosotros, tendrán una esperanza sustentada en fundamentos solidos. Con modelos anacrónicos que coartan la libertad/innovación, desconociendo la naturaleza humana, será imposible generar riqueza.
- Generar riqueza (vía inversión) es una condición sine-quanon para el crecimiento y desarrollo de una nación. Sin recursos económicos (impuestos y regalías de las empresas) es imposible combatir un cisne negro como el Covid 19, combatir la pobreza, la inequidad o la injusticia social, etc. Pero generar riqueza no es suficiente, los gobiernos deben respetar rigurosamente el estado de derecho, combatir sin contemplaciones la corrupción, la ineptitud y la inequidad que tanto daño le hace a una sociedad. No es el modelo de democracia y mercado lo que esta mal, son algunos que operan dentro del modelo los que se aprovechan para vivir como parásitos de la corrupción. Pero peor que la corrupción es la ineptitud de visión de país y gestión de los gobernantes. De esto (corrupción e ineptitud) se aprovecharon y se aprovechan grupos extremistas y miopes para promover el caos, el nacionalismo y populismo responsable de la década perdida de los 80s en toda América Latina. Felizmente que el éxito relativo del periodo 1990-2020 legitimó a la democracia y al mercado. Pero en la historia política nada esta escrito en piedra. En esta etapa tan difícil que la humanidad vive, las tentaciones de caer en el populismo, proteccionismo o nacionalismos están presentes. El Perú y otros países de AL después de muchas décadas fallidas encontraron el modelo de progreso. Seria una ironía histórica atroz, abandonar este camino que tanto le costo encontrar. Dependerá de si surgen líderes dispuestos a invertir su capital político en esta visión de país.
(*) El Ing. Ruben Arratia, es un experto en Economía de Minerales de la prestigiosa consultora Wood Mackenzie (WM). Trabajó, entre otros, para el gobierno Sandinista de Nicaragua, Visito Cuba y sus minas y capacito a funcionarios del gobierno en temas de comercialización minera, fue parte del grupo de WM que asesoro al presidente Rafael Correa y su equipo para desarrollar el sector minero Ecuatoriano, visito Rusia, China y las dos Alemanias y fue docente de Montana School of Mines, EE.UU. Posee el grado de Master en Ingeniería en EE.UU y MBA en la Universidad del Pacifico y es profesor honorario de la UNSA, Perú. Es un conocedor profundo de la minería de toda América Latina y conferencista regular en la región. Mayo 21, 2020.