En el Perú se requiere con urgencia adoptar un adecuado enfoque que canalice eficientemente los abundantes recursos que aportan grandes proyectos de inversión, como los de la minería, con el objetivo de lograr un auténtico desarrollo territorial que mejore integralmente la vida de las poblaciones circundantes, evitando así la conflictividad social existente, expresó el exviceministro de Gobernanza Territorial de la PCM, Raúl Molina.
“Esos proyectos generan abundante riqueza, pero alrededor de ellos se generan conflictos cuyo origen se relaciona con que los proyectos no le han cambiado la vida a la gente, no han propiciado desarrollo en las comunidades territoriales de alrededor debido al enfoque con el que se ha trabajado por años, fundamentó al intervenir en Premios ProActivo 2022. Agregó que en torno a la minería en particular, se han generado en los últimos 20 años enormes cantidades de recursos privados hacia sitios mineros y aplicados como recursos públicos, los derivados del canon y regalías, “pero no vemos resultados suficientes en proporción al volumen de esos fondos”.
“El año pasado, a los gobiernos regionales y locales, entre canon, regalías generales y contractuales, se han transferido más de S/ 6300 millones, 60% más de lo que se transfirió en el 2020. Es una gran suma de dinero que vemos no producen los cambios suficientes que esperamos en los territorios de las operaciones mineras, en los que las brechas sociales siguen igual”, fundamentó.
Diálogo bajo un enfoque territorial diferenciado e inclusivo
Afirmó que la respuesta que se suele dar, es responsabilizar a la conflictividad por esta situación, debido a que los espacios de diálogo no están dando los resultados relevantes en construir convergencia u objetivos comunes en torno al desarrollo territorial, aunque este, bajo un adecuado enfoque puede ser una respuesta a esas realidades tensas y conflictivas, aportando resultados en términos de mejora integral de las condiciones de vida y asociado a características diferenciadas del desarrollo territorial con otros modelos.
Explicó que el desarrollo territorial tiene que ser multidimensional, no solo tener excelentes los servicios de educación y salud, pues sin oportunidades de desarrollo productivo no se tendrá el ansiado desarrollo territorial.
“La gente de las zonas mineras, por ejemplo, debe prosperar integralmente en sus condiciones de vida en su propio territorio. Y otra condición es que este proceso tiene que ser inclusivo, sin que parte de la población de un territorio se quede fuera del progreso”, sostuvo.
Tiene que ser multiactor
Aseguró que el desarrollo territorial tiene ser multiactor, incluyendo al sector privado y a todos los niveles de gobierno que componen el Estado.
“Y contar con una característica adicional difícil de entender, de que debe ser multiescala, para que ningún territorio quede aislado, ya que el desarrollo territorial tiene que articular todos los territorios con oportunidades de mercado y de progreso fuera de ellos”, argumentó.
Proyectos de inversión no son transferibles# Consideró que los proyectos de inversión de cada sitio, no pueden ser transferibles en sus alcances. “Podemos tener un cajón de herramientas común, pero los acuerdos territoriales no son transferibles, tienen que nacer de sus actores y, por ejemplo, cuando una operación minera llega a un territorio tiene que pasar a ser parte del tejido de los actores nativos, hacerse aliada para construir el proyecto de desarrollo compartido, solo de esa manera se pueden sumar los esfuerzos y las capacidades de los actores convergentes”, refirió.
Se requiere gobernanza propia
Anotó que el enfoque para el desarrollo territorial es como el lente, la mirada con lo que se ven los procesos de desarrollo, y bajo la necesidad de un diseño de Gobernanza, de cómo nos organizamos para lograr ese objetivo.
“Si el desarrollo territorial alude a los resultados, la Gobernanza alude a las instituciones, a los mecanismos que construimos desde los actores del territorio para llevar adelante los procesos de acuerdo en los que convergemos, y así obtener los beneficios esperados de las inversiones mineras, por ejemplo”, acotó.
Apuntó que la Gobernanza va a expresar la toma de decisiones y en donde converjamos los actores para adoptar objetivos compartidos, así como en la ejecución de los acuerdos. Sin mecanismos eficaces para gestionar recursos.
“En el Perú de hoy la gobernanza es un drama, porque no tenemos mecanismos eficaces y efectivos para ejecutar recursos públicos, como los provenientes del canon. Por lo que tenemos que construir nuevas formas de cooperación público – privada, nuevos arreglos institucionales donde quepan esfuerzos multiactor, pero hoy en el Perú no tenemos esos diseños institucionales”, lamentó.
Señaló que el gobierno nacional debería ser el gran activador con sus mayores recursos y capacidades para construir una gobernanza idónea que involucre a los actores territoriales y que los gobiernos subnacionales deberían liderar los procesos en sus territorios.
“En el sector privado, las grandes empresas mineras que aterrizan en un territorio con grandes inversiones tienen un papel de transferir sus capacidades entre los actores más pequeñitos del territorio”, subrayó.
Dijo que urge, a partir de los procesos de diálogo, desembocar en objetivos compartidos, en fijar etapas para poder transitar ese camino, hasta que los actores construyan la confianza suficiente para plantearse objetivos de desarrollo comunes. “Sin embargo, la construcción de confianza es una de las mayores debilidades que tenemos en el Perú como sociedad, es muy pobre”, admitió.