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El Vicepresidente Regional de Operaciones de Newmont para Sudamérica, Carlos Santa Cruz, en entrevista exclusiva a ProActivo, demandó mayor presencia del Estado en las zonas de influencia minera. Entre otros temas, consideró que en Cajamarca podría concretarse “una inversión de más de 10.000 millones de dólares en los próximos 10 años, que generaría una explosión en toda la zona norte del Perú”.

¿Qué opina sobre el proyecto de ley que destina el 5 por ciento de las regalías a las Fuerzas Armadas?

Si se trata del 50 por ciento que va a la región, estoy en total desacuerdo porque las regiones necesitan mucho dinero para su desarrollo; y si es el otro 50 por ciento que va al gobierno central -que es el 50 por ciento del impuesto a la renta- creo que el gobierno central debería saber distribuir el dinero de acuerdo a las prioridades nacionales. Todos los peruanos tenemos esa expectativa.

No tengo los elementos de juicio para hacer un balance de las prioridades del país, respecto a las necesidades del sector Defensa. Pero haciendo un repaso muy rápido, como peruano, de las necesidades urgentes que tiene el país para lograr competitividad, no solo en el sector minero, sino como nación, creo que tenemos déficit realmente alarmante. Por ejemplo, falta de inversión en educación, que es un tema central.

Entonces es cuestión de poner en balanza cuáles son las prioridades, qué frente atacaremos y qué necesidades más urgentes debemos cubrir.

En mi opinión, el tema educación sería un competidor importantísimo de este 5 por ciento. Los que toman esta decisión tendrían que tomar en cuenta estos criterios.

¿Y qué aspectos deberían considerarse en el tema de minería artesanal?

La minería artesanal es un problema grave, no solo en Perú, sino a nivel mundial y obviamente con la subida de los precios de los metales preciosos en particular, esto se ha ido acrecentando.

Además, debido a que no hay una ocupación alternativa, buscan cubrir sus necesidades urgentes con la minería informal, con la minería ilegal diríamos, porque finalmente está fuera de todo marco legal.

Es un problema complejo, no creo que hasta el momento alguien haya dado una solución a este tema. Es un problema social que tiene aristas técnicas y ambientales muy complicadas, y creo que hay que desagregarlo de tal manera de irle dando solución a cada uno de los temas.

Por ejemplo, está claro que solamente con la aplicación de la ley, esto no tiene solución, es difícil. De nada vale dar leyes que no se van a cumplir, porque finalmente la presión social desbordará cualquier marco legal y entonces será letra muerta.

No es un tema únicamente legal, sino de cómo generamos empleo para quienes deciden convertirse en mineros ilegales, o cómo mitigamos esa situación y disminuimos los impactos que genera este problema.

Uno de los primeros impactos es la precariedad en el trabajo y sus altos riesgos; dos, es el manipuleo de sustancias peligrosas de manera irresponsable diría yo, sin tener cuidado de su propia salud, la salud de la gente que vive en los alrededores y también del medio ambiente en el que se desarrolla esta actividad. Entonces, ¿cómo mitigar esos temas?

Creo que debe haber un gran esfuerzo de comunicación, de entrenamiento y de capacitación.

Por otro lado el Estado y quizá el sector privado -algunos que estén interesados en una alianza público–privada con el gobierno- podrían instalar plantas en las zonas donde haya un alto potencial de generar un problema ambiental serio. De esa manera el tratamiento metalúrgico se daría en ciertos puntos concentrados, localizados y de una manera técnica, científica, y segura.

Asimismo, hay que ver de qué manera se mitiga la trasgresión o invasión de la propiedad privada. Ese es un problema sumamente complejo y creo que en ese caso sí debería buscarse un entendimiento entre el dueño de la propiedad privada con los mineros informales. Entonces, irlos formalizando poco a poco.

No es un tema sencillo, aunqueno soy un especialista en el tema, sé que hay algunos esfuerzos de gente que ha investigado bastante y se necesita de mucha creatividad, dedicación y esfuerzo para resolverlo. Creo que es uno de los temas de agenda que debemos tener en el sector y darle la importancia requerida para resolverlo paso a paso.

¿Cuál cree que sería el beneficio de la intervención del Estado en estas instalaciones?

Dependiendo. Si la actividad informal se realiza en una zona donde hay una concesión minera, probablemente allí ya no sea necesaria la participación del Estado.

Hay que ver de qué manera ayudar para que el privado y el informal logren un entendimiento. El Estado sería como un facilitador o como alguien que colabore y ayude a encausar este desborde social complicado.

Es lograr el equilibrio entre el balance de aplicación de la ley y el entrenamiento y el conocimiento que debe realizar el informal sobre cómo debe realizar su actividad o cómo formalizarse. Allí es donde el Estado debe intervenir.

¿Qué pasó con la producción nacional de oro? ¿Cuánto influye Yanacocha?

Lo importante para darle sostenibilidad a la producción minera, no solo de Yanacocha, sino de otros productores que trabajamos en este sector, es poder explorar a más velocidad y encontrar depósitos que reemplacen las reservas existentes.

Eso tiene factores que pueden ayudar o trabar este proceso. En la medida en que podamos explorar con más velocidad para reemplazar reservas, podremos sostener la producción.

Nuestro objetivo (en Yanacocha) es tratar de sostener una producción alrededor del 1.8 ó 2 millones de onzas, en eso estamos, ese es nuestro esfuerzo y para eso tenemos que explorar y poner en valor los depósitos y los yacimientos identificados. Eso requiere inversión, acceso a tierras, competir por capital, y somos optimistas en el sentido que seguiremos empujando el coche en esa dirección.

Pero también tenemos que ser realistas que el proceso de avance de las exploraciones en Perú no ha ido al ritmo necesario para reemplazar reservas e incluso hacer crecer más la producción que tenemos hoy día. Es decir, ni siquiera podemos sostenerla, en el caso del oro en particular, es evidente.

Necesitamos acceso a las zonas de exploración mucho más rápido, procesos de permisos y de licencias mucho más ágiles, menos complicadas. Creo que hay que generar un consenso nacional sobre la importancia de la exploración minera para el país en general, no solamente para el caso de nuestra empresa. Si no existe ese consenso para apoyar al sector y para promover la actividad, vamos a seguir con estos ciclos de subidas y bajadas.

¿La reducción de exploraciones se ha debido en parte a una falta de política de gobierno en este tema?

Sí. Creo que en Perú no existe una política de promoción de la actividad minera, o sea no existe una política pública al respecto.

En el Estado no hay un alineamiento claro sobre la importancia del sector, no hay un entendimiento claro. El más alto nivel del Ejecutivo lo puede tener muy claro, pero ello no se ve reflejado en los otros niveles del gobierno. No hay un alineamiento entre el Ejecutivo, los gobiernos regionales y los gobiernos locales, y finalmente llegando a los gobernadores de los centros poblados y los tenientes alcaldes. No hay claridad.

Eso se debe a que en los últimos años se dejó sólo en el campo al sector privado.

El gobierno puede haber hecho sus mejores esfuerzos, pero todavía tenemos al primer ministro yendo a una comunidad campesina a resolver el problema. No digo que eso esté mal, pero si el primer ministro va a estar yendo a resolver todos los problemas en las comunidades campesinas, o en los centros poblados del país, vamos a necesitar más de un primer ministro.

¿La reducción de las exploraciones ha sido influenciado por la crisis financiera mundial o ya se veía venir?

No, yo creo que por el contrario, si uno ve, la inversión en exploración ha ido creciendo en los últimos 5 años y esto iba paralelo al tema de los precios. Obviamente cuando los precios están mejores, hay más exploración. Es allí donde los que competimos por inversión en el mundo, debemos aprovechar y dar todas las facilidades para traer la mayor cantidad de capital.

Hoy día esos capitales son mucho más escasos por la crisis financiera, sin embargo eso no quiere decir que no debamos seguir compitiendo, pero no solamente apoyados en nuestra atractividad desde el punto de vista geológico.

El principal factor para atraer inversión es estabilidad socio-política y jurídica, que no haya amenazas de cambio de leyes todos los meses en el Congreso, eso es fundamental; porque en un mundo totalmente interconectado genera un ruido e incertidumbre innecesaria en el inversionista y para que éste se acostumbre, toma años, y algunos nunca se llegan a acostumbrar.

¿Entonces para qué nos generamos esos problemas? Otros países que compiten por el mismo capital, ya han tomado su decisión como política de Estado de aprobar al sector, y no estar discutiendo cosas que ya no deberían discutirse.

La minería hoy en día no necesita de un marco jurídico muy favorable. No requiere prebenda alguna para seguir adelante, lo único que queremos es que en lugar de estar reemplazando al Estado en la zona en la que trabajamos, más bien haya presencia del Estado.

En la región, ¿quién capta los mayores montos en exploración?

En Latinoamérica, Chile sigue a la cabeza, después México. Tenemos también a Brasil donde cada vez hay más actividad y son mucho más competitivos, y nosotros. Pero ojo, hoy día ya no competimos con otros países en la región, sino con Canadá y Australia.

En la actualidad los inversionistas, dada la sensación de riesgo que tienen en el mundo por la inestabilidad financiera y política, prefieren invertir en regiones con una calificación de riesgo más alta, entonces vemos un renovado interés por invertir en Alaska, en el Polo Norte, gran inversión en Australia, y nuevamente gran inversión en Canadá.

Esos son los países con los que competimos y donde obviamente no se está revisando la ley o el marco tributario minero todos los días, donde hay una presencia del Estado que atiende las necesidades básicas de la población. No son los temas del día, mientras que nosotros todavía enfrentamos esta situación.

Es un proceso que tenemos que acelerar si queremos agarrar el siguiente tren de los buenos precios que va a venir dentro de poco, pero para eso tenemos que preparar nuestros proyectos ¿no?

¿Cómo van los proyectos en Yanacocha?

Seguimos explorando en la zona, estamos gastando un buen presupuesto, más de 20 millones de dólares en exploraciones. Tenemos el proyecto de largo plazo, minas Conga, que lo estamos revisando bajo los nuevos costos. Nos va a tomar algunos meses terminar ese trabajo.

A propósito de minas Conga harán sinergia con las mineras instaladas también en la región Cajamarca?

Estamos avanzando, son proyectos. En Cajamarca hay una oportunidad singular no me cabe la menor duda. Puede traer más de un tercio de la futura inversión nacional.

Hay proyectos de cobre y de oro, como el proyecto Galeno, Michiquillay, Conga, La Granja, La Zanja, Tantahuatay, en fin, esos son los proyectos más importantes.

También tenemos proyectos en la zona de Hualgayoc con Gold Fields, las expansiones, todo esto puede generar y podría concretarse en una inversión de más de 10.000 millones de dólares en los próximos 10 años. Generaría una explosión en toda la zona norte del Perú.

Esto obviamente requerirá de infraestructura eléctrica, de transporte, de todo tipo, hasta de vivienda, para poder soportar la actividad minera que se puede realizar en la zona.

Pero viene el ¿cómo hacemos que estos proyectos coincidan de alguna manera y se pongan de acuerdo, para sacarlos de manera paralela o secuencial organizada?. De tal forma que los costos de infraestructura sean compartidos y que los proyectos sean viables desde el punto de vista económico, y se conforme allí un conglomerado industrial minero muy importante para el país, que yo creo que dinamizaría toda la economía del norte del Perú.

Trabajamos obviamente en el grupo norte con las empresas que están asociadas, y por otro lado, hay relaciones bilaterales también entre los que somos vecinos para ir viendo de qué manera podemos coordinar esfuerzos y sacar nuestros proyectos adelante.

Si hubiera decisión política para sacar esto en todos los niveles del gobierno, ¡sería fabuloso! porque este proceso se podría acelerar, pero esa decisión política, siempre lo he dicho, tiene que traducirse en hechos y actitudes completas, y ahora más, que se acerca un proceso electoral. Porque si van a agarrar a la minería nuevamente como punching ball, como plataforma para lanzar su campaña electoral por ganar votos en el corto plazo, le hacen un flaco favor al país.

¿Qué debería hacer el Estado para lograr este acuerdo?

Creo que hay temas de infraestructura sumamente importantes en los que el componente del Estado es fundamental.

Por ejemplo, hablábamos de mineroductos, pero porqué pensábamos en ellos, si desde el punto de vista social, el desarrollo de un ferrocarril tendría un impacto más importante, pero para eso tenemos que sacar los proyectos.

Entonces cuál es primero ¿el huevo o la gallina? Si nos ponemos en este plan nunca vamos a hacer las cosas.

Un ferrocarril tendría un gran impacto en el norte del Perú, esa idea hay que considerar, pero obviamente sólo con los proyectos existentes es difícil justificar si no hay de por medio el ingrediente de una institución pública o privada.

Para eso habría que generar un marco que facilite y que haga eso una realidad. Por decir, en lugar de poner el mineroducto pondremos el ferrocarril.

Para todos es claro que el mineroducto sería más económico, mientras que el ferrocarril cuesta más, entonces ¿cómo absorbemos ese costo adicional, tanto el sector privado como el Estado, para convertirlo en realidad?.

En lugar de poner la tubería ponemos un ferrocarril, que no solo sirve para los minerales, sino para el transporte de personas, para el turismo y para el transporte del concentrado. Es una infraestructura que da un servicio a la sociedad mucho mayor, no solamente al sector minero.

Esas son las cosas que hay que trabajar, en eso deberíamos ocupar gran parte de nuestro tiempo, sin embargo no hay que perder el optimismo de seguir trabajando en esto. Son los retos que tenemos por delante.

¿Estos otros proyectos están un poco a la expectativa por razones económicas de infraestructura de inversiones? ¿O también influyen los conflictos sociales?

La razón medular de los conflictos sociales no es la relación bilateral de la empresa y la comunidad. Eso es lo que nos han hecho creer. Hay obviamente, y siempre habrá, problemas de relacionamiento, pero el tema central allí es la falta de presencia del Estado y la confusión de la comunidad cuando entra una inversión, pues es la empresa privada la que tiene que reemplazar al Estado porque no está allí para satisfacer las necesidades básicas.

Los programas de responsabilidad social de alguna manera mitigan eso, pero no van a resolver el problema de ausencia del Estado.

Entonces no hablemos de conflicto social, sino de falta de presencia del Estado, ese es el tema central. Cuando haya más Estado en las zonas donde entra la inversión, cuando haya más presencia de las organizaciones del Estado y todo el aparato estatal para apoyar y resolver, no los problemas de la empresa, sino las necesidades básicas de la comunidad, vamos a acelerar el proceso de inversión y entraremos en un circulo virtuoso y no en el círculo vicioso en el que estamos metidos hoy día, donde se ha privatizado el conflicto.

Todos dicen que el conflicto es entre el sector privado y la comunidad, bueno, la verdad es que ese no es el tema de fondo.

Con la experiencia en Cajamarca, ¿qué cambios ha visto donde el Estado ha acudido con mayor inversión?

Creo que hemos avanzado y hay un mayor entendimiento entre la comunidad y el sector privado. No somos los únicos en Cajamarca, hay presencia de otras empresas que empiezan a compartir de alguna manera y están apoyando en la contribución de rentas para la región.

Todos hemos aprendido de nuestros errores, pero repito, el principal problema es que el primer ministro no puede estar yendo a resolver los problemas de cada centro poblado, eso es imposible, no es sostenible y nosotros no vamos a poder resolver esa falta de presencia de gobierno.

Hay lecciones muy positivas, también la empresa asume roles menos paternalistas que no reforzaban justamente el rol tradicional del sector privado.

Por otro lado, encontramos también canales más claros para encausar el apoyo social hacia la promoción del desarrollo, esto concretamente con ALAC, Asociación Los Andes de Cajamarca, que contribuye con su granito de arena.

Tenemos Foncreagro en el campo, que también es una especie de promotor de mejores prácticas para la actividad agropecuaria, en fin, acabamos de trabajar con las empresas del grupo norte, el tema del CITE Corihuasi por ejemplo, para avanzar el tema joyero en Cajamarca y convertirla en el centro joyero del Perú. El último congreso ha sido un éxito importante.

Creo que sí vamos avanzando. Lo que pasa es que para poder ir satisfaciendo las expectativas de la gente, obviamente no avanzamos a esa velocidad y también debemos ver la velocidad de nuestros competidores.

Hoy día nuestro país va creciendo a 3 por ciento, y ¿a qué ritmo estamos contentos?, porque en Latinoamérica somos mejores. Pero ¿China a qué ritmo crece? Al 6.5 por ciento por lo menos, entonces esas deberían ser nuestras metas ¿no? No deberíamos contentarnos con el 3 por ciento que nos pone en la cabeza de Latinoamérica, tenemos que ser más ambiciosos.