Refinería La Pampilla

Refinería La Pampilla

Como resultado de los confinamientos y cuarentenas en el mundo para frenar la propagación del coronavirus, el precio del petróleo se contrajo, llegando a sus peores niveles; esto vinculado a la oferta y demanda del crudo. Esta condición del mercado ha tenido un impacto en los resultados de la Refinería La Pampilla, de Repsol (principal accionista), según un último reporte de la calificadora de riesgo Moody’s Local.

La pandemia originó una sobreoferta de combustibles que propició una importante disminución en el precio internacional del crudo Brent (-65.75% desde diciembre del 2019) y sus derivados. Esto último originó un efecto patrimonial negativo, compuesto principalmente por una desvalorización significativa en los inventarios de la compañía; y una provisión de saneamiento asociada al menor precio estimado de venta de sus productos.

Con lo cual -a su vez- impulsó el reconocimiento de una pérdida contable de US$ 110.6 millones (al 31 de marzo del 2020).

Asimismo, se presentó una disminución en la demanda de derivados de petróleo desde el inicio de la pandemia, debido a que las ventas se encuentran afectadas por el menor nivel de actividad, tanto local como internacional. Hay que recordar que con las restricciones de movilidad y de funcionamiento de determinadas industrias, la demanda de combustible está limitada. Si bien se viene dando una reapertura gradual de la economía, no existe certeza respecto al tiempo que tomará la recuperación de esta.

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La compañía también registró un déficit de capital de trabajo debido a un ajuste significativo en el Flujo de Caja Operativo, lo cual ha impulsado de forma temporal un mayor endeudamiento revolvente bancario.

No menos relevante resulta el impairment (deterioro del valor de los activos) realizado por la empresa en el 2019 por US$ 304.9 millones, el cual originó que, por segundo año consecutivo, la empresa registre una pérdida neta en el ejercicio y, consecuentemente, no permita un mayor fortalecimiento del patrimonio.

Las pérdidas contables acumuladas en el patrimonio (-US$ 270.1 millones al 31 de marzo del 2020) han generado presión en la Palanca Contable de la Compañía (pasivo/patrimonio). Y, el escenario de mayor volatilidad propició un aumento en la palanca financiera (deuda financiera/EBITDA) respecto al cierre de 2019.

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Todo este contexto fue considerado por Moody’s, con lo cual rebajó a AA-.pe, desde AA.pe, la calificación asignada a la primera, segunda, tercera y cuarta emisión de bonos corporativos del Primer Programa de Instrumentos Representativos de Deuda de la Refinería La Pampilla. Además, rebajó la calificación de las Acciones Comunes de la compañía a 3a Clase.pe, desde 2a Clase.pe.

Para este resultado también se ponderó la disminución en la clasificación del principal accionista de la compañía, Repsol, toda vez que el 2 de abril de este año, Moody’s Investors Service bajó a Baa2 -desde Baa1- con Outlook negativo, la categoría asignada a la deuda de largo plazo.

-Repsol

El reporte señaló que las nuevas calificaciones también recogieron el respaldo técnico y patrimonial de Repsol, el cual se materializó en el primer trimestre del 2019 mediante un aporte de aproximadamente US$ 200 millones, así como a través del otorgamiento de un préstamo por US$ 50 millones en el último trimestre del año pasado, “recursos que podrían ser incrementados a futuro de acuerdo con las necesidades y requerimientos de la compañía”.

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De igual forma, la Refinería La Pampilla mantiene un market share importante en el mercado downstream de hidrocarburos local, a lo cual se suman las eficiencias que presenta en sus procesos de refinamiento, almacenamiento y distribución.

-Inversiones

La compañía opera en un mercado que tiene barreras significativas debido a que el proceso de refinamiento es intensivo en bienes de capital y se requiere economías de escala para ser eficiente, indicó el reporte. En línea con esto último, la compañía culminó con un periodo de inversiones cercanas a US$ 840 millones, destacando las realizadas para los proyectos RLP 21 y Nuevo Terminal Monoboya, que actualmente le permiten producir derivados de petróleo con bajo contenido de azufre y disminuir el lucro cesante por condiciones de oleaje anómalo y sobrecostos logísticos.

Así también la compañía se ha adaptado a nuevas especificaciones de mercado, toda vez que desde octubre de 2019 produce y comercializa residuales de bajo azufre según la normativa IMO 2020.

Fuente: Gestión