Las empresas mineras que operan en el país deben integrarse en Grupos de Desarrollo, como lo han hecho ya en algunas regiones, para tener un pensamiento estratégico común orientado a fortalecer las relaciones con las autoridades y comunidades de su entorno, planteó Ricardo Morel Bosio, vicepresidente de Asuntos Corporativos de minera Antamina.
“Al juntarse en grupos, cada minera aprende en el intercambio de sus experiencias, permitiéndoles establecer iniciativas y mensajes más efectivos. Como grupo, podemos alcanzar mucho más y ser mejor escuchados”, argumentó.
Morel destacó que actualmente funciona el Grupo Norte -con ocho años de vigencia en Cajamarca- y cuyos integrantes lograron conectarse mejor con las comunidades y autoridades locales y regionales de su alrededor.
Mencionó también al Comité Apurímac, que reúne a las empresas de esa región y expresó que deberían reactivarse el Grupo Cusco y el Grupo Moquegua, los que por varias razones están inactivos.
“Ahora que asumo un rol en Antamina, estoy promoviendo que se genere el Grupo Ancash, que reúna a las empresas mineras de esta región”, anunció.
Sostuvo que avanzar en este terreno es fundamental para el sector empresarial, cuya imagen está venida muy a menos, con una percepción negativa entre la comunidad en general, “siendo peor la de los empresarios mineros”.
Más Grupos de Diálogo
Morel consideró que otra forma de ir afianzando las relaciones entre los actores involucrados en la actividad minera, son los llamados grupos de diálogo, como el de Diálogo Minería y Desarrollo Sostenible, creado hace 12 años. “Es un grupo donde se comparte y eso nos lleva a reflexiones aleccionadoras”, remarcó.
Frentes de defensa
De otro lado, el ejecutivo dijo que la Oficina de Gestión de Conflictos Sociales de la PCM, optó por la estrategia de negar a los frentes de defensa, como lo hacen muchas empresas. “Decimos que (esos frentes) son inválidos, no democráticos, no se sabe a quienes representan, pero la realidad es que existen en todos lados y son cada vez más; entonces no podemos negarlos. ¿Por qué en lugar de negarlos, no los normamos?”, se preguntó.
Comentó que se requieren frentes de defensa elegidos, con responsabilidades y con una visión realista de las cosas que quieren, lo cual se podría establecer mediante una normatividad.
El diálogo interno es vital
En otro momento, Morel apuntó que el diálogo que propician las mineras está enfocado al lado externo, sin considerar -según su experiencia- que muchos de los conflictos sociales en el país no nacen fuera, sino dentro de la propia empresa, por lo que es imperativo desarrollar al interior de la misma la “línea de tiempo integrada”.
“Se trata de una mecanismo para promover el diálogo interno en la empresa, que busca juntar las diferentes áreas para que compartan información y desarrollen una visión completa del accionar de la empresa (en sus relaciones comunitarias)”, apuntó.
Es necesario -por ejemplo-, que si se organiza un taller para un Estudio de Impacto Ambiental o una audiencia pública, que las demás áreas lo sepan, para que contribuyan al éxito del evento y no entorpecerlo, lo cual suele generar conflictos posteriores, sostuvo.
Impulsar liderazgo de autoridades
Finalmente, el funcionario consideró necesario que las empresas promuevan el liderazgo de las autoridades locales en el desarrollo de los proyectos. “Decimos ‘la autoridad no ejecuta como yo, yo soy mejor que la autoridad’, craso error, ya que es preferible que un proyecto se demore más, pero que sea liderado por la autoridad y no por la empresa, la cual nunca debe sustituir al Estado”, anotó.
En Perú falta una Sociedad Minera
Morel propuso que dada la importancia de la actividad minera, sería recomendable que las empresas del sector se agrupen en una Sociedad Minera. Para allanar este camino, señaló que la Sociedad Nacional de Minería Petróleo y Energía (SNMPE) debería dar paso a la conformación de sociedades independientes entre los sectores que representa. “Ahí hay un tema de reflexión y una sugerencia a la SNMPE que creo que debería ser tres sociedades”, acotó. Argumentó que si la minería representa el 59 por ciento de exportaciones, el 14.8 por ciento del PBI nacional, 28 por ciento del PBI (sin Lima), el 30 por ciento del impuesto a la Renta del país y el 21 por ciento de la inversión privada, “¿entonces porque no tiene su propia sociedad, como en otros países de la región?”. Indicó que Chile tiene la Sociedad Nacional de Minería de Chile (SONAMI) y el Consejo Minero; Argentina, la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM); Colombia, la Cámara Colombiana de Minería (CCM); y Ecuador, la Cámara Minera de Ecuador (CME). Refirió que en Perú tenemos Cámaras de Comercio en Lima y provincias, la Sociedad Nacional de Industrias, la Sociedad Nacional de Pesquería, la Asociación Peruana de Avicultura y la Cámara Peruana de la Construcción, sectores que “son mucho menos importantes que la minería en su contribución al país”. “Aportamos 3.000 millones de soles al año en minería y no tenemos un gremio que represente solo al sector”, anotó. |