Rómulo Mucho

ProActivo | En el Perú, oponerse a la actividad  minera se ha convertido en un negocio político, bajo una postura radical, que va en desmedro de la población más pobres del país y contra el crecimiento socioeconómico en general, sostuvo el exviceministro de Minas, Rómulo Mucho.

“No me gusta (la denominación) de anti minería, porque quienes la asumen dicen que son defensores del medio ambiente, pero la verdad es que la mayor tasa de pobreza se vuelve un negocio para el populismo”, argumentó durante la Mesa Redonda: Examinando el Caso Espinar, organizado por ProActivo.

Sustentó que actualmente todas las proyecciones dicen que la pobreza en el país se incrementará en un 10% y alcanzará un rango del 30%, índice de hace casi 10 años. “Es decir, un tercio de la población peruana estará en esta condición inaceptable”, indicó. 

🔴 Mesa Redonda: Examinando el Caso Espinar

La desigualdad atiza los conflictos

Al reiterar que el uso político atiza los conflictos mineros, afirmó que a lo largo de esa experiencia se aprendió que el origen de estos problemas -no todos son iguales-  tienen como factor básico la desigualdad y las brechas sociales existentes en el entorno minero.

“La educación es parte de eso, porque con la debida información, los jóvenes y adultos analizarían  mucho mejor las cosas del sector minero y harían el costo – beneficio, de qué conviene o no, y se podría llegar a soluciones”, agregó.

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Acotó que el gobierno centralista es otro componente del conflicto, pues no hay buena comunicación, y se genera discrepancias de Estado contra Estado. O entre los gobiernos locales, regionales y el  nacional. “Eso origina una mala gobernanza; y una alta rotación de los funcionarios del Estado que no favorece la continuidad de las políticas públicas”, añadió.

Medición de impactos de minería es gravitante

Consideró que en la coyuntura del Covid 19 se precisa de una herramienta que mida correctamente los impactos y efectos de la minería, para multidireccionar sus aportes hacia la reducción más efectiva de la pobreza, que incluya la alimentación, salud, educación y otras condiciones de vida necesarias. 

“Eso es lo que nos está falta en el Perú, y si hacemos estas cosas, las zonas adyacentes de la zona minera deberían ser las mejor desarrolladas. Porque hay aportes de fondos de la minería, pero no se ven los resultados esperados”, apuntó.

Explicó que con un análisis real de los factores que determinan la pobreza de las comunidades “podríamos re direccionar estos fondos en donde se necesite, para que genere trabajo y calidad de vida”.

Rómulo Mucho destacó que gracias a las inversiones mineras que jalan a otras industrias, se hacían cálculos en el 2013, de que Perú podía ingresar al umbral del desarrollo para el 2021. Ahora, dijo, el país está lejos de ese logro y es crucial estar atentos al buen manejo de los fondos del Estado.

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“Hoy están perforando la Constitución, todo lo ven sangrar al Estado. De 147 mil millones de soles que dijo el premier Cateriano. ¿De dónde sale?  El gobierno debe decir de dónde sale y cómo lo va a reponer. Es una obligación reponerlo. La salud financiera pasa por tener ahorros, controlar la inversión. Que la inversión minera se traduzca en el bienestar de la población y en poder superar lo que adolece: salud, educación, alimentación e infraestructura. El sistema de salud no era bueno, antes de la pandemia era precario, con hospitales inconclusos. La plata del canon fue mal utilizada, y en otros casos fue a la corrupción”, puntualizó.

Caso de Espinar

Historió que la minería en la provincia de Espinar, en el Cusco, tiene que ver mayormente con el desarrollo del proyecto minero Tintaya, con más de 35 años de existencia, que estuvo en manos privadas y del Estado, y que pasó a manos de Xstrata desde el 2006 hasta el actual propietario, Glencore.

“Siempre he dicho que el diálogo es el mejor camino. El cara a cara, escuchar cuáles son las preocupaciones y dónde está el alcance para resolverlo, y la responsabilidad de quién es. Ahí es donde encontramos siempre los puntos de convergencia o divergencia y las que pueden resolverse”, mencionó tras señalar que ejerció el cargo de viceministro de Minas cuando se firmó el Convenio Marco.

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Precisó que Espinar ha tenido buenos ingresos en los últimos 10 años, de más de 500 millones por canon  y más de 300 millones en regalías, un total de 800 millones de soles. “Pero el Gobierno solamente ha ejecutado solo el 26% de estos recursos, cuando ahora hay más necesidad que nunca de gestionarlos eficientemente para beneficio de la población”, demandó.

Explicó que la inversión minera es de largo plazo y con trabajo remunerado y que como se demostró  en la Mesa Redonda “Examinado el caso Espinar”, genera desarrollo de proyectos productivos para la comunidad, aunque le falte algo de diálogo.

“La respuesta de la empresa ha sido buena, antes de dar el bono ha trabajado para dar impacto en el trabajo, en la salud y en la educación. Del diálogo es de donde salen las ideas, creo que hay gente en Espinar que se ha dado cuenta. ¡Hagan su costo beneficio, evalúen qué es bueno y que es malo para sus hijos!”, expresó

Manifestó que, sin embargo, “es cierto que hay gente que hace caso a quienes no producen nada, ni generan riqueza. Es paradójico”.