El presidente ejecutivo de Compañía de Minas Buenaventura, Roque Benavides, señaló que Perú sigue siendo uno de líderes globales en minería, sin embargo, aún tiene grandes desafíos como la tramitología que desaceleran las inversiones a nivel general, especialmente en exploración minera.
“No puede ser que en el Perú nos demoremos más de un año para un permiso de exploración más de un año cuando en Canadá toma menos de 3 semanas”, refirió en el marco del Jueves Minero, organizado por el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP).
En esa línea, señaló que se debería insistir en la necesidad de la exploración minera, una actividad clave para darle sostenibilidad a la industria minera nacional, sobre todo en un contexto donde se va a requerir más metales como el cobre debido a la transición energética y el cuidado del medioambiente.
Recordó que la actividad minera tiene un efecto multiplicador laboral capaz de crear nueve puestos de trabajo indirecto por cada puesto directo, por lo que el desarrollo de los proyectos mineros en cartera generará 2.3 millones de nuevos empleos formales y bien remunerados, sobre todo para los jóvenes profesionales ávidos de demostrar sus conocimientos y habilidades.
“En el Perú, trabajan 230 mil personas en minería, lo que quiere decir que por encima de 2 millones de personas dependemos directa o indirectamente de nuestra industria”, remarcó el Ing. Roque Benavides, presidente ejecutivo de Compañía de Minas Buenaventura,
Asimismo, destacó que el sector minero representa actualmente el 14% del PBI nacional, el 16% de la inversión privada, el 60% de las exportaciones, el 19% de los tributos empresariales y el 50% del consumo de energía eléctrica; y que impulsa a otros sectores productivos como la construcción de carreteras, líneas eléctricas de alta tensión y conectividad digital.
“El valor agregado de la minería se basa no solo en la transformación del metal en un producto, sino en la integración con el resto de la economía. Por eso, cuando se afirma que la minería dispone de la mitad de la energía eléctrica generada en el país, es porque brinda a todos los peruanos la oportunidad de acceder a energía más barata y de mejor calidad”, reflexionó.
También, ratificó que la industria minera paga más impuestos que cualquier otra, lo que permite sustentar el objetivo común de desarrollo sostenible con base en tres pilares: el cuidado del medioambiente, el desarrollo social y el desarrollo económico; para lo cual deben trabajar en conjunto el gobierno, empresa, comunidades, universidades, sociedad civil, entre otros.
“El rol del Estado es promover espacios de diálogo, generar entornos para la inversión y proveer servicios básicos; el de las empresas, invertir tanto en lo económico como en la salud y seguridad y en lo social y ambiental; y el de las comunidades, conocer los beneficios de la inversión privada, propiciar un clima de armonía y desarrollar capacidades de trabajo conjunto”, diferenció.
Don Alberto Benavides de la Quintana
Mención aparte, Roque Benavides se refirió a su padre don Alberto Benavides de la Quintana, quien se formó como ingeniero de Minas en la Escuela de Ingenieros del Perú, continuó una maestría en Geología en la Universidad de Harvard y fue contratado por la Cerro de Pasco Corporation como geólogo asistente hasta convertirse en jefe de Exploraciones a sus 30 años.
“Mi padre puso los denuncios originales de Antamina en 1950, siendo gerente de Exploraciones de la Cerro de Pasco en aquel momento; y la mina entró a producción recién en 2001, es decir, medio siglo después. Como país, nos dimos el lujo de no sacar adelante el principal yacimiento minero. Esto no debe repetirse, debemos poner en valor toda nuestra producción”, reflexionó.
Consideró a su padre un ejemplo de emprendedor minero peruano, pues su pasión por la geología y la exploración lo motivó a renunciar a su puesto de trabajo en la Cerro de Pasco para arriesgarse a tomar en arrendamiento a la mina Julcani en 1953, de la que se decía en ese entonces que solo tenía reservas para tres meses, y hoy sigue operando después de 70 años.
“Con la adquisición de Julcani, mi padre constituyó a Compañía de Minas Buenaventura, cuyo nombre tiene dos acepciones que se complementan: la primera, buena suerte, que ciertamente necesita el minero; y la segunda, adivinación supersticiosa, pues el destino y la incertidumbre son variables que también tienen relación con la actividad minera”, dijo el reconocido ingeniero.