La actual autoridad de la UNI llegó a Lima esperanzado en hallar un mejor futuro. Su ejemplo lo siguió el resto de sus hermanos. Aunque al principio las minas no parecían ser su destino, llegó a ellas por el camino más largo y satisfactorio.
Santiago Valverde es el segundo de ocho hermanos provenientes de Huánuco. Uno a uno fueron llegando a Lima. Él estaba esperanzado en hacer una carrera, cuenta el actual decano de la facultad de Ingeniería Geológica, Minera y Metalúrgica de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI).
Tenía 18 años Valverde cuando le tocó su turno. Se sentía algo sumiso y tímido en la capital, explica, cuando se instaló en una habitación alquilada de la avenida Habich junto al mayor de la familia.
Se acercó a un restaurante buscando trabajo. Le ofrecieron ser mozo, pero quería estar en la cocina. “Tenía miedo de que un paisano me pueda ver”, admite.
Entonces, pasó los dos siguientes años frente a un montón de ollas negras por lavar. “El primer día almorcé a las 8p.m. El chino era bravo, pero me daba comida para llevarle a mi hermano”.
Luego vendió ropa en los mercados. Y con lo ganado se inscribió en una academia. Recorría las calles trabajando de día y estudiaba de noche. Sin imaginarlo, ocho meses después, ingresaría en su primer intento a la UNI.
SEGUIR EL EJEMPLO
Así, el tercero de los hermanos de Valverde vino a seguir sus pasos.
“Traía más dinero que yo. Era simpático, eso ayuda a veces pues, ¿no? Tenía sus pestañas volteaditas”, recuerda entre risas. Así, la venta de ropa les permitió comprar una moto y luego un auto Volkswagen.
ACABADOS LOS DÍAS DE UNIVERSIDAD
Era 1984 cuando Valverde acabó sus estudios en la misma facultad que ahora dirige.
“El país estaba destruido”, concluye el decano como tantos otros que vi vieron la época del terrorismo. En su oficina cuelga el retrato de un ingeniero que a sus 26 años fue asesinado por terroristas.
¿Qué de bueno puede rescatar Valverde de aquellos tiempos? Era el primer Gobierno de Alan García. “Me dediqué a estudiar una maestría en la universidad, el Estado me pagaba un sueldo por ello”, rememora el decano que fue parte de la primera promoción de metalurgistas de la UNI. Fuimos unos siete, en total, detalla.
Pero de poco servían los títulos ante la escasez de trabajo y una familia por mantener. Un poco a regañadientes por no poder laborar en las minas, Valverde decidió postular a un concurso de docencia. Se presentaron 70 aspirantes, entre ellos su profesor de maestría, para cinco plazas. Y empezó a enseñar.
LLEGA LA OPORTUNIDAD
Años después, Valverde empezó a hacer proyectos para el Ministerio de Energía y Minas. Y por el año 1996 se hizo el primer auditor en medio ambiente cuando el ministerio hacia fiscalización. Por fin se paseaba por las minas.
“No soy ambicioso, las cosas me han caído por si solas”, reflexiona Valverde con humildad sin darse cuenta del trabajo detrás.
Cuando el país estaba destruido, hubo algo que lo salvó a Valverde: la educación. Así empezó el camino por ese rumbo.
Valverde añora aún cuando de niño podía beber el agua directamente del río. “Ahora no es posible, pero por las mismas poblaciones”, asegurad docente que regresó a su pueblo de Huánuco después de años y encontró sus aguas llenas de pilas, baterías y chatarra.
Así que cuando llegaba a Yanacocha, Horizonte, Pomarsa, Minsur o Antamina, Valverde hablaba de un tema serio con ellas: los desmontes, los canales, las aguas residuales. Llegado el 2010, el decano se convirtió en supervisor, cuando Osinergmin pasó a ser la autoridad encargada de la fiscalización.
Hacía consultoría sobre la planta en movimiento y los equipos. “Me gustaba porque otros colegas se quedaban metidos en las aulas y no les gustaba salir. Yo venía de la sierra y quería ver campo”, sostiene Valverde que permaneció en el puesto hasta el 2017, cuando se sintió cansado y tuvo otra misión: fundar Cetemin. En la UNI pasó de di rector de escuela al decanato. “No soy ambicioso, las cosas me han caído por sí solas”, reflexiona Valverde.
“Fui el más votado porque me gusta conversar y armonizar con mis colegas, no imponer. Porque cosecho las mejores ideas de la gente”, dice tratando de encontrar una explicación a su éxito en la postulación.
HOJA DE VIDANombre y apellido: Santiago Valverde Cargo: Decano de la facultad de Ingeniería Geológica. Minera y Metalúrgica de la UNI. |
Fuente: Gestión