La masificación del gas de Camisea en el norte y el sur del país comienza a ser una realidad. A finales de octubre, salieron de Pampa Melchorita los primeros camiones cargados con gas natural licuado (GLN) proporcionado por Shell. Su destino: 11 ciudades priorizadas por el Estado, debido a su demanda potencial.
Martín Rueda, country chair de Shell en el Perú, explica el rol de su representada en el proceso de masificación del gas en estas ciudades, así como las razones de la demora del arribo del hidrocarburo, esperado con gran expectativa desde el 2015.
Se puede decir que Shell volvió al Perú luego de comprar los activos gasíferos de Repsol. ¿A qué se ha dedicado desde entonces?
Shell tiene una larga historia en el Perú, que se remonta a 1945 con la importación y comercialización de lubricantes. Desde entonces, construyó una planta de blending, manejó estaciones de servicios (hoy en manos de Primax) y descubrió Camisea. En el 2013 renovó su compromiso con el país comprando la participación de Repsol en Pampa Melchorita (Perú LNG). Como consecuencia, asumió todos los contratos de comercialización de la empresa española, tanto del gas que se exporta como del que se destina a la masificación doméstica, mediante ductos virtuales [flotas de camiones].
¿No se interesaron por los activos de gas licuado de petróleo (GLP) de Repsol?
Lo único que adquirimos de ellos fueron los activos de gas natural licuado (GNL), que pusieron en venta en América y Europa. Somos el primer comercializador de gas natural del mundo. Ese es nuestro foco.
Así heredaron la obligación de suministrar GNL para el proceso de masificación.
Repsol era el comercializador de GNL y ahora somos nosotros. En Shell compartimos la visión del Gobierno Peruano de impulsar el uso del gas natural para fines domésticos.
¿Cuál es el rol de Shell en la estrategia de masificación del Estado?
Como comercializador del GNL, Shell compra el gas al Consorcio Camisea, lo licúa en Pampa Melchorita y vende el producto final a Quavii y Fenosa, concesionarios de la distribución del gas en el norte y el sur del país. Estos reciben el GNL en el cargadero de camiones de Perú LNG, cuya construcción está finalizando. Estamos orgullosos de ser parte de este proceso, que no fue nada sencillo.
Pero Quavii y Fenosa se quejaron varias veces de las demoras en la construcción del cargadero. Ellos lo esperaban para el 2015, pero se concretó recién en el 2017. ¿Qué sucedió?
La construcción del cargadero estuvo bajo la responsabilidad de Perú LNG. Sobre los detalles habría que preguntarles a ellos. Pero sí es reconocido que hubo ciertas demoras, y eso sucedió porque fue un proyecto complejo. Había condiciones precedentes que involucraban no solo al Consorcio Camisea, sino a Transportadora de Gas del Perú (TGP) y a Cálidda. Había contratos y alineaciones que hacer en toda la cadena de valor. He escuchado los comentarios sobre las demoras, pero destaco el compromiso de todas las partes para que el proyecto salga adelante. Y así ha sido.
¿Quiere decir que el cargadero ya está 100% operativo?
Ya estamos cargando los camiones para la masificación del gas natural. A fines de octubre salieron 14: ocho hacia el sur y seis hacia el norte. Ahora se están haciendo las pruebas finales, pero estoy convencido de que el suministro continuo de gas comenzará a finales de este mes. Y si las oportunidades se dan, estamos prestos a aumentar los volúmenes de GNL.
¿Qué volumen se han comprometido a suministrar?
Eso dependerá de la demanda de gas en el sur y norte del país. Cuando esta se desarrolle a pleno, suministraremos 20 millones de metros cúbicos de gas natural/día, que equivalen al envío de veinte camiones diarios. Por lo pronto, vamos a continuar cargando los camiones hasta que los despachos se estabilicen en un promedio de diez por día, en unos meses más. Es un paso importante. Hablamos del equivalente a 22 mil balones de GLP. Si el mercado del gas natural se desarrolla en el sur y norte, evaluaremos más oportunidades.
¿Eso significa que Shell proporcionará más gas si los concesionarios lo requieren?
Dependerá de las oportunidades que se presenten. Si se genera una alternativa que produzca valor para toda la cadena, estamos abiertos a evaluarla. El cargadero de camiones está diseñado para ser ampliado, pero con inversiones adicionales.
¿El proyecto de masificación del gas en la sierra y selva, que Pro Inversión licitará en el 2018, sería una oportunidad para ustedes?
Creo que Pro Inversión no tiene claro si ese proyecto empleará gas natural comprimido (GNC) o GNL. No hemos visto las condiciones aún.
Pero si Pro Inversión opta por el GNL, ¿el suministro vendría de Pampa Melchorita o hay otro sitio disponible?
El único sitio es Pampa Melchorita. Es la única planta de licuefacción que existe en el continente americano, descontando la de Trinidad y Tobago, que es una isla. Bolivia dispone de otra, pero es pequeña y hay que tomar en cuenta que la logística de transporte juega allí un rol importante, pues los camiones tendrían que recorrer diversas geografías y largas distancias.
Pasando a otro tema, ¿cómo avanzan las conversaciones entre Shell y el Gobierno de México para renegociar el contrato de exportación de gas?
Esa es otra obligación que heredamos de Repsol. Es un contrato ligado al marcador Henry Hub que generó grandes expectativas cuando se firmó [en el 2007]. Entonces, el precio del marcador estaba muy alto y se esperaba que siguiera subiendo. La realidad fue distinta, pero no por eso podemos dejar de respetar el contrato. No puedo comentar ningún detalle comercial, pero sí puedo decir que Shell trabaja con sus proveedores y clientes en las alternativas que agreguen más valor a la cadena.
¿Hay un estimado de para cuándo se tendría un arreglo?
No puedo compartir información sensible.
Entonces, ¿siguen negociando?
Estamos trabajando en la búsqueda de alternativas que generen más valor.
¿Con el Gobierno Mexicano?
Nuestro contrato fue firmado con la Comisión Federal de Electricidad de México. Ese es nuestro cliente.
¿Qué posibilidades hay de que Shell regrese al upstream [exploración y explotación]? Perú-Petro dijo hace poco que estaban interesados en un lote off-shore.
El interés de Shell está en el gas y los proyectos integrados. En el Perú estamos presentes en el midstream [licuefacción] y downstream [comercialización], pero no en el upstream. Shell es una compañía global con oportunidades en el Perú, México, Brasil, Argentina y Bolivia. Debemos evaluar y ponderar cuál de estos países es el más conveniente.
Pero sí ven nuevas oportunidades para la comercialización de GNL. ¿Qué opciones han evaluado al respecto?
Nosotros vemos el GNL expandiéndose en el transporte pesado por ruta, debido a su autonomía para las largas distancias, a diferencia del gas natural vehicular (GNV), que solo se utiliza dentro de las ciudades.
Por lo mismo, vemos también mucho potencial en el sector naviero. Por ejemplo, hemos firmado un contrato con Carnival Corporation para suministrar GNL a cinco nuevos cruceros, que harán la ruta del Mediterráneo y el norte de Europa. Y en el caso del Perú, estamos evaluando varias alternativas privadas.
¿Qué tipo de alternativas?
Nos interesa la industria, que es un sector que vienen atacando los concesionarios de GNL en el norte y el sur. También la minería, pues existe la oportunidad de aprovechar tecnologías que permiten que los motores de los camiones mineros se conviertan a GNL.
¿La altura no afectará el rendimiento del gas natural?
Eso es cierto, pero existen tecnologías que solucionan ese contratiempo y que están siendo probadas en minas alrededor del mundo. Así que no habrá ningún problema.
¿Por qué Shell apuesta por el gas?
La mitad de la producción de Shell es gas. Es importante porque es un combustible de transición hacia las energías renovables. Nosotros pensamos que será una transición muy larga en tres etapas: primero, como sustituto de combustibles más contaminantes, como el diésel y carbón; segundo, como back-up de las energías renovables; y tercero, como fuente de energía para las industrias.
El gas natural tendrá un rol primordial en el futuro energético global y el Perú es uno de los países que marcha a la vanguardia, por la forma en que ha sabido explotar sus recursos gasíferos para dar competitividad a su industria.
Fuente: El Comercio