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El proyecto Michiquillay, ubicado en la región de Cajamarca, se perfila como una de las iniciativas mineras más prometedoras del país. Desde que Southern Peru Copper Corporation – Sucursal del Perú firmó el contrato de adquisición en junio de 2018, la empresa ha enfocado sus esfuerzos en convertir este yacimiento en una operación de clase mundial.

Se estima que Michiquillay posee recursos minerales inferidos de 2,288 millones de toneladas, con una ley de mineral estimada de 0.43%. Estos volúmenes lo colocan entre los proyectos con mayor potencial del continente. Según proyecciones de la empresa, una vez desarrollado, el yacimiento producirá aproximadamente 225,000 toneladas de cobre al año, además de subproductos como molibdeno, oro y plata. La vida útil inicial de la mina superará los 25 años, con un costo en efectivo competitivo frente a otros productores de cobre a nivel global.

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Para alcanzar estos objetivos, se prevé una inversión aproximada de 2,500 millones de dólares, cifra que refleja la envergadura del proyecto. La empresa tiene como meta iniciar la producción hacia el año 2032, en línea con una planificación detallada y técnicamente sólida.

Además del impacto económico a nivel nacional, Michiquillay se convertirá en un importante motor de desarrollo para Cajamarca. Se espera la creación de miles de puestos de trabajo directos e indirectos, así como la generación de nuevas oportunidades de negocio para proveedores locales. “Michiquillay representará un cambio estructural en la economía regional, elevando los niveles de empleo, inversión privada y recaudación fiscal”, indicó la compañía en su informe trimestral.

Asimismo, la operación aportará con el pago de impuestos y regalías que beneficiarán tanto al gobierno local como al regional y nacional, contribuyendo a una mayor descentralización de los beneficios de la actividad minera en el país.

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Al 31 de marzo de 2025, el avance total del proyecto de exploración alcanzó el 39%, una cifra significativa que refleja el compromiso sostenido de la empresa con el desarrollo de Michiquillay. Hasta esa fecha, la compañía ha perforado 145,928 metros, de un programa total que contempla 148,000 metros, y ha recolectado 47,990 muestras de testigo para análisis químicos. Estos estudios son fundamentales para caracterizar con precisión la mineralización y confirmar el potencial económico del yacimiento.

La perforación diamantina continuará en los próximos meses y proporcionará información clave para la interpretación de secciones geológicas, el modelamiento geológico y la evaluación de los recursos minerales. Esta etapa es crucial para construir un modelo geológico robusto que permita tomar decisiones informadas sobre el diseño de la mina y la planificación de su explotación futura.

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Paralelamente, se desarrollan estudios geometalúrgicos orientados a comprender las propiedades físicas y químicas del mineral, lo cual es indispensable para seleccionar los métodos de procesamiento más adecuados. También están en curso los estudios hidrológicos e hidrogeológicos, enfocados en evaluar la disponibilidad y comportamiento del recurso hídrico en la zona, un aspecto esencial para asegurar una operación ambientalmente sostenible.

El estudio geotécnico, necesario para definir las condiciones del terreno y la estabilidad de las estructuras mineras, está programado para comenzar en breve. Este análisis permitirá optimizar el diseño de las instalaciones y garantizar la seguridad de la operación a largo plazo.

Además, la empresa ha venido fortaleciendo su relación con las comunidades aledañas mediante programas de desarrollo social y diálogo abierto. Estas acciones buscan construir confianza mutua y asegurar que los beneficios del proyecto se traduzcan en mejoras concretas en calidad de vida para las poblaciones locales.