Planta Termochilca

Sulpay es un proyecto que no se puede ejecutar, porque los precios de la energía eléctrica no ayudan a financiarlo, señala el presidente de Termochilca.

El pasado 3 de mayo, Termochilca inauguró el ciclo combinado de su central térmica Santo Domingo de los Olleros, con una inversión de US$180,5 mlls. Este proyecto le permitirá reducir costos y crecer significativamente a partir del 2019, aminorando, de esta manera, los efectos negativos de la crisis que abate al sector eléctrico.

El ciclo combinado (gas y vapor) de Termochilca es la inversión más reciente en el Perú de Americas Energy Fund I, uno de los dos grandes fondos que maneja el conglomerado SCL Energía Activa. El otro es Americas Energy Fund II, que tiene en stand bye una inversión más ambiciosa.

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Se trata del proyecto termoeléctrico Sulpay, localizado en las inmediaciones de Pampa Melchorita, donde se licúa (convierte en líquido) el gas que se destina a la exportación.

“Sulpay es un proyecto de US$400 millones que no se puede ejecutar, porque los precios de la energía eléctrica, de US$10 Mw/hora en el mercado spot, no ayudan a financiarlo. No lo harán los bancos ni tampoco los accionistas”, explica Juan Alberto Fernández, presidente del directorio de Termochilca y de SCL Energía Activa.

Sulpay, donde Americas Energy Fund II ha invertido más de US$2,5 millones, solo en el estudio de impacto ambiental (EIA), es un ejemplo -entre muchos -de la parálisis que sufre el sector eléctrico, debido a “distorsiones generadas por decisiones políticas del Estado Peruano”, apunta Fernández.

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Se refiere, en particular, a los grandes proyectos energéticos con ingresos garantizados, como las hidroeléctricas Cerro El Águila y Chaglla, el nodo energético del sur y las centrales RER, todas las cuales se han sumado al sistema eléctrico en un contexto de débil demanda.

“Si quisiéramos hacer una expansión de Termochilca no la podríamos hacer porque ningún cliente estaría dispuesto a pagar el costo de desarrollo del sistema (US$30 Mw/hora) cuando el precio spot está a US$10. Por eso, estamos siendo superselectivos. Hemos ganado varias licitaciones, pero a precios de desarrollo, no a estos precios artificialmente bajos”, explica Fernández.

Clientes de Termochilca son algunas empresas de distribución eléctrica privadas, todas las distribuidoras estatales y varias mineras.

EL FACTOR MINERO

Termochilca ve con interés las próximas subastas de energía que lanzarán Anglo American y Minera Jinzhao, para sus proyectos Quellaveco (180 MW) y Pampa de Pongo (300 MW), respectivamente.

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“Creemos que en los próximos dos años las empresas mineras licitarán unos 1.000 MW, parte de lo cual se abastecerá con la oferta existente, que hoy sobra, y la otra parte con nueva oferta”, anota.

Para que esta nueva oferta se concrete, empero, hace falta recuperar la señal de precios de largo plazo del mercado, que es la que sustenta las inversiones.

Según Fernández, si este problema no se resuelve y se genera un déficit de oferta, no habrá energía barata disponible para cuando los proyectos mineros inicien producción, pues será necesario recurrir a las centrales a diésel, más caras y contaminantes. Algo parecido a lo que ocurrió en Chile en la década pasada, recuerda.

Fuente: El Comercio