Tren Bioceánico Perú–Brasil

  • El megaproyecto, que unirá el Pacífico con el Atlántico, promete movilizar hasta 40 mil toneladas diarias y consolidar al Perú como nodo clave del comercio regional.

Conectar el océano Pacífico con el Atlántico a través de una vía férrea que atraviese la selva amazónica y los Andes ya no es solo una utopía logística. El Tren Bioceánico Amazónico, que partiría del puerto de Bayóvar (Piura) hasta llegar al puerto de Santos, en Brasil, se proyecta como una de las iniciativas más ambiciosas de integración y comercio en América del Sur.

Según estimaciones técnicas presentadas ante el Gobierno Regional de Piura, el ferrocarril podría transportar hasta 40 mil toneladas por día, gracias a trenes de 100 vagones con capacidad individual de 80 toneladas, remolcados por dos locomotoras de alto rendimiento. Cada viaje permitiría mover unas 8 mil toneladas, con ciclos operativos de 12 horas, incluyendo carga, descarga y revisiones.

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A una velocidad promedio de 80 km/h, esta red permitiría un tránsito intensivo de mercancías agrícolas, mineras e industriales desde regiones clave del Brasil (como Mato Grosso y Rondonia) hacia la costa norte del Perú, y viceversa. Productos como soya, frijol, fosfatos, café o minerales podrían salir al mercado asiático en tiempos y costos significativamente menores.

En términos de eficiencia, el transporte por tren reduciría el costo logístico a aproximadamente 7 centavos de dólar por tonelada por kilómetro, tomando como referencia el tramo piloto Bayóvar–Olmos (203 km). Este factor, junto al volumen proyectado, hace del tren una alternativa competitiva frente al transporte por carretera y un catalizador para la atracción de inversión privada.

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Infraestructura, desafíos y viabilidad

El proyecto se desplegará en cinco grandes tramos dentro del Perú, comenzando en Bayóvar, pasando por Olmos, Bagua Grande, Tarapoto y Pucallpa, hasta llegar a la frontera con Brasil. Su extensión total dentro del territorio nacional supera los 1.600 kilómetros.

Sin embargo, la ejecución enfrenta desafíos críticos: 44 kilómetros de túneles, zonas de difícil acceso, fragilidad ambiental y la presencia de comunidades indígenas a lo largo de la ruta. Todo ello requerirá de procesos de consulta previa y una estrategia sólida de mitigación social y ambiental.

Además, el financiamiento es una variable aún abierta. La inversión estimada bordea los US$ 12.000 millones y demanda la constitución de un consorcio internacional robusto, con respaldo legal binacional y compromiso político sostenido. Por ahora, el Congreso del Perú ha declarado la iniciativa como de interés nacional, aunque el lado brasileño aún no ha oficializado un respaldo equivalente.

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Reacción regional: ¿oportunidad histórica?

Desde el norte del Perú, el gobernador regional de Piura, Luis Neyra León, instó al Gobierno central a adoptar el proyecto como política pública prioritaria. Subrayó su potencial para reducir brechas de infraestructura, integrar regiones y transformar la economía nacional al convertir al Perú en una puerta de salida al Asia para el corazón agrícola e industrial del continente.

Actualmente, el expediente técnico está en fase de elaboración, con impulso de la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales (ANGR). El tren no solo es una propuesta de conectividad: representa una visión estratégica de desarrollo regional para los próximos 30 años.

Si se concreta, el Tren Bioceánico no solo unirá dos océanos: podría posicionar al Perú como eje logístico clave entre Asia y Sudamérica, y redefinir el mapa económico del continente.