Beatriz-Merino

La reforma profunda del sector hidrocarburos es indispensable

El sector hidrocarburos en el Perú requiere una reforma urgente si desea revertir la producción declinante de petróleo de las últimas décadas. En la actualidad, nuestra demanda diaria es de 140 mil barriles de crudo. No obstante, la producción interna es de solo 63 mil, por lo que importamos cerca de 77 mil barriles diarios de este imprescindible recurso.

Esta situación no solo es insostenible para nuestro desarrollo, sino que además es perjudicial para nuestra economía, porque, al no explotar nuestros recursos propios, el Estado deja de percibir regalías e impuestos, las regiones dejan de percibir canon y sobrecanon y los peruanos tenemos menos oportunidades de empleo y de creación de riqueza alrededor de esta industria.

En la Sociedad Peruana de Hidrocarburos (SPH), luego de analizar esta situación, hemos concluido que este decrecimiento en la producción de hidrocarburos se debe, entre otros factores, a la ausencia de un marco regulatorio que armonice la promoción de la inversión de forma eficiente y equilibrada con la protección del medio ambiente y de los derechos de los pueblos indígenas.

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En ese sentido, las reformas del sector hidrocarburos que proponemos en el Libro Blanco, que hace poco presentamos públicamente, aluden a cinco aspectos claves: el otorgamiento de derechos en materia de hidrocarburos, la certificación ambiental, las licencias y permisos, el control posterior y la fiscalización, así como la transparencia, vigilancia y control ciudadano.

Respecto al primer punto, creemos que es fundamental establecer guías que precisen de forma puntual y concreta los criterios de evaluación para la calificación de empresas, la negociación y suscripción de los contratos, a efectos de darles mayor certeza, celeridad y predictibilidad. Asimismo, consideramos que es necesario igualar el plazo de los contratos a 40 años –como es en la minería– para el caso de los hidrocarburos.

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En relación con las licencias, reconociendo el importante rol del Senace, consideramos indispensable la implementación de un mecanismo de ventanilla única, que se encargue de tramitar los permisos correspondientes en proyectos que estén excluidos de su ámbito de aplicación. Esto para evitar la dispersión de las aprobaciones en más de diez instituciones del Estado. Igualmente, corresponde racionalizar los procedimientos y reportes solicitados a las empresas, de modo que se eviten duplicidades que extienden innecesariamente los plazos de aprobación de estos.

La fiscalización es un componente vital en la protección al medio ambiente. Por ello, resulta impostergable capacitar debidamente a los fiscalizadores para esclarecer cuáles son sus deberes y atribuciones. Asimismo, debemos continuar con el camino de fomentar la subsanación voluntaria y eliminar los conflictos de competencia entre diversas entidades como el OEFA, la ANA, el Osinergmin y el Minem.

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Por otro lado, la vigilancia y el control ciudadano representan dos grandes pilares del sistema democrático. Por ello, no deben escapar a nuestro sector. Desde la SPH, venimos promoviendo un nuevo contrato social basado en el diálogo con las autoridades, empresas y comunidades, a fin de revertir la situación de la industria, favorecer el desarrollo de nuestro país, y prevenir y gestionar posibles conflictos sociales.

Las propuestas ya son públicas. Como tenemos el potencial y los recursos, solo queda debatirlas y actuar. La reforma profunda del sector hidrocarburos es indispensable.

El Comercio