Por: Ing. Roberto Maldonado, vicepresidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú
Una de las tareas pendientes que tiene el Perú es, sin duda, dar a conocer las bondades que brinda nuestra minería para el crecimiento y desarrollo de nuestro país. Al respecto, existen múltiples estudios que dan fe de ello, pero que muchas veces no son compartidos con nuestros ciudadanos.
Recientemente, el Consorcio de Investigación Económica y Social (CIES) presentó el estudio “Impactos de la actividad minera sobre la dinámica empresarial y la diversificación productiva en el Perú, 2007-2018”, donde resalta el rol dinamizador que tiene la minería.
La investigación apunta que la actividad minera estimula la economía local, incrementando las ventas y los ingresos de las empresas que operan no solo en el distrito minero, sino también en las localidades vecinas, incentivando de esta manera la generación de empleo.
Asimismo, el estudio subraya que existe evidencia incluso de un crecimiento significativo promedio de un 20% de los ingresos de las compañías cuando se encuentran vinculadas a la cadena productiva minera. Del mismo modo, existe un efecto de diversificación productiva en los distritos contiguos a las operaciones mineras.
Ello es solo una muestra de una significativa capacidad de la minería como agente catalizador de nuestra economía en sus distintas escalas, que debería tener mucha más visibilidad tanto en los medios de comunicación como en los espacios de debate para cambiar la percepción que existe sobre nuestra industria.
Precisamente hoy es cuando más necesitamos dar ese importante paso para poder aprovechar la oportunidad que nos brinda nuestra minería para salir de esta crisis económica, social y sanitaria que afronta el país. Y lo podemos hacer si logramos poner más proyectos mineros en marcha, contamos con varios de ellos.
Uno de ellos el emblemático proyecto Tía María, que es clave para impulsar la economía de la región Arequipa; puesto que tiene el gran reto de convertirse en el mejor ejemplo de convivencia entre minería y agricultura, y de romper los diversos mitos que aún existen sobre la actividad minera. En esta región minera se esperan también el avance de Pampa de Pongo y Zafranal.
En síntesis, podemos decir que se requiere de un esfuerzo en conjunto para abordar y compartir una nueva narrativa respecto a la industria minera peruana, que ayude a promover más inversiones, más puestos de trabajo, y más recursos fiscales para garantizar el bienestar en el país.