Es de vital importancia desconcentrar las responsabilidades para gestionarlos conflictos sociales que se registran en el país, sostuvo Ronald Ibarra Gonzales, jefe la Oficina de Gestión de Conflictos Sociales de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM).
En tal sentido, refirió que la PCM ya sentó los primeros cimientos para transitar por ese camino, en el cual deben jugar rol protagónico los gobiernos regionales y locales.
“Con esta desconcentración ya iniciada, los gobiernos regionales están asumiendo mucha responsabilidad, cuatro de ellos ya nos han solicitado la apertura de oficinas de gestión de conflictos y están capacitando a personal para asumir este reto, y nosotros los estamos apoyando”, informó al intervenir en un foro especializado organizado por el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP).
Según agregó, siempre que surge un conflicto en el interior del país, el alcalde provincial suele decir “este no es mi problema, es del presidente regional y éste dice que es del ministerio”, situación que ya se está comenzado a revertir con la puesta en marcha de la antedicha desconcentración.
“Empresas no deben ofrecen lo que no pueden”. Posteriormente, Ibarra Gonzales fue entrevistado sobre el tema por ProActivo.
Respecto a los conflictos mineros y las buenas prácticas, ¿cree usted que aparte de la consulta previa, habría alguna otra estrategia para solucionarlos?
Sí. Creo que aparte de la consulta previa, que es un mecanismo importante, es vital ver cómo relacionamos a la comunidad con el Estado y la empresa, porque a veces ocurre que la empresa ofrece a la comunidad muchas cosas que de repente no va a cumplir y el Estado las avala, en vez de decirle: “oye, mejor dile la verdad de que cosa realmente tu puedes hacer y cómo puedes contribuir a su desarrollo”.
Entonces, es muy importante el relacionamiento comunitario y el consenso para superar esa situación. Lamentablemente, no siempre entre las empresas y la comunidad existe este consenso.
Es que a veces, como usted afirma, las mineras incumplen sus ofrecimientos.
Lo que usted dice es cierto, pero hay otras cositas un poco más delicadas: por ejemplo los famosos talleres de participación algunas veces no se hacen con la gente de la zona involucrada sino con personas que vienen de otros poblados. Sólo interesa llenar un auditorio y hacer aprobar tal cosa, y lo muestran como si hubiese sido muy participativo, con todas las de la ley, con lo cual generamos desconfianza y la comunidad afectada dice con toda razón que la están engañando.
Cuando al hombre andino o al de la selva uno lo sorprende y no le dice la verdad, se siente frustrado y todas esas expectativas positivas que tenia para desarrollar (un proyecto) ya no son las mismas, porque no ha habido buena fe de una de las partes. Entonces la buena fe en los actores es importante para el relacionamiento con las comunidades.
Ese es el gran temor de las comunidades, lo ven como una amenaza contra de su patrimonio, contra su territorio
Claro, pero eso no quita tampoco de que haya posiciones extremas, de carácter ideológico, de corrientes en contra de la actividad minera. Por eso es importante el mecanismo de la participación ciudadana, el relacionamiento comunitario. Hay empresas que han hecho muy fácil su trabajo porque han hecho una buena labor con las comunidades, diciéndoles exactamente lo que les podían dar y han cumplido.
En la desconcentración de la gestión de los conflictos mineros, ¿por qué el mayor peso recaerá en los gobiernos regionales?
Fundamentalmente porque la mayor cantidad de nuestros recursos se encuentran en las regiones y estas deben estar vinculadas a este tema. En el Perú tenemos en el Estado tres niveles de gobierno: el nacional, el regional y local, que no sólo deben estar posicionadas como estructura, sino también como participación. Por esta falencia, es que a veces los gobiernos regionales no se involucran y dicen que “el tema lo vea el gobierno nacional”.