Una persona adicta al trabajo necesita reafirmación externa constante. (Foto: Getty Images)

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Para muchos de nosotros, las mañanas no son muy importantes. El momento entre el que despertamos y llegamos a la oficina, es como un sueño y nuestra rutina es algo tan aburrido que nunca pensamos en cambiarla.

Desafortunadamente, nuestras tareas mañaneras son más importantes de lo que queremos admitir y nuestros malos hábitos tienden a acumularse con el tiempo. La mañana determina cómo vamos a actuar el resto del día y una gran cantidad de errores pueden afectar tu productividad en la tarde y en la noche.

Observa estos cinco errores que cometes en la mañana y piensa bien cómo puedes cambiarlos para que tus días marchen mucho mejor:

1. Despertarse con algún disgusto. A veces levantarse con un ruido o situación molesta es inevitable. Pero, si la alarma en tu teléfono es desesperante, será tu culpa estar enojado durante los primeros minutos del día. También es importante que no caigas en el ciclo de oprimir el botón de snooze cada cinco minutos y vuelvas a escuchar ese molesto sonido.

Cuando despiertes, hazlo bien, aunque sea difícil, y trata de quitarte poco a poco el sueño. Usar tu canción favorita o irte a la cama más temprano para dormir más son buenas tácticas para que el proceso de levantarte sea más sencillo.

2. Apresurar la rutina. Seguro habrá días en los que vayas tarde y necesites acelerar toda tu rutina para llegar a tiempo al trabajo, pero cuando esto se convierta en un hábito habrá consecuencias irreparables. Si te apuras en exceso, tu cerebro no tendrá tiempo para relajarse y prepararse para el día.

En lugar de eso, te estresarás por todas las pequeñas tareas que debes completar y por el tiempo que te tomará cada una. Trata de levantarte media hora antes para que tengas más tiempo para terminar las cosas a tiempo.

3. Saltarse el desayuno. Este muchas veces es el resultado de apresurar tu rutina, pero demasiada gente renuncia al desayuno. Lo ven como un alimento innecesario y prefieren iniciar con algo que no sea nutritivo como una taza de café o té. Aunque el café puede reanimarte, no te va a dar la nutrición que necesitas para tener más energía.

Come un desayuno saludable como fruta, carbohidratos o proteína para mantenerte enfocado durante el día. Todo lo que necesitas son 15 minutos extra de preparación. Si tu rutina no puede darte esos 15 minutos tal vez tengas problemas más graves que el desayuno.

4. Obsesionarse con el trabajo. Si te despiertas y lo primero que haces es revisar tu correo, hacer una llamada a uno de tus clientes o pensar en un problema del día anterior estás obsesionado con tu negocio. Puede parecer que lanzarte al trabajo de inmediato es una de las decisiones más productivas que podrás hacer, después de todo, estás eliminando tiempo libre para dedicarlo al empleo. Pero hacer esto puede lastimar tu productividad a largo plazo, ya que no tendrás un periodo de relajación.

Date algo de tiempo para meditar, hacer ejercicio o algo que disfrutes. Esto reprogramará tu cerebro y permitirá enfocarte mejor en tu trabajo cuando sea momento de empezar.

5. Retrasar las tareas difíciles. Siempre hay un reto mayor, ya sea algo de último minuto o un proyecto que no se ha terminado en meses. No importa lo que sea, tal vez no quieras hacerlo y cuando despiertas lo último que quieres hacer es algo retador. Terminar lo más difícil por las mañanas es muy beneficioso. Te deja con un sentimiento de logro y todas las demás tareas parecen más fáciles en comparación.

Tus mañanas nunca serán perfectas. Nunca tendrás esa rutina en la que las cosas salen bien y estés listo para el éxito, pero puedes eliminar esos hábitos que tienden a arruinar tu rutina después de años de repetición.

No te desanimes si lo encuentras difícil al principio. Las rutinas toman consistencia, disciplina y tiempo para cambiarlas e introducir un cambio repentino puede ser desconcertante. Mantente comprometido a tus cambios y eventualmente valdrá la pena porque serás más productivo y tendrás una mejor actitud mental para comenzar.

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