Perú es un país multilingue y pluricultural. La riqueza de sus historia motivó a María Rostworowsk quien en sí misma vio reflejado esa variedad cultural que ha sido una constante en el país a lo largo de sus historia, pues hija de un polaco y una peruana de Puno, una de las regiones con gran riqueza prehispánica dejo muchos estudios al respecto. ProActivo recoge interesantes pasajes de su libro Historia del Tahuantinsuyu.

El primer dato que refiere Wikipedia sobre Perú es su historia de 14 milenios de ocupación humana continua, quizá es el gran valor de nuestro país.

A nueve años de cumplir el bicentenario nacional, corresponde resaltar aquella fortaleza, que son los propios peruanos.

Explica María Rostworowski que los Incas ya tenían conocimiento sobre la fuerza de trabajo de la población, de tal manera que era un hábito clasificar la población por edades y por los trabajos asumidos en cada periodo de la vida humana, tanto en los varones como en las mujeres, “siendo la etapa más importante la de los aucacamayoc con las auca camayoc huarmi, pues eran la gran mayoría de la mano de obra disponible en el Tahuantinsuyu”.

Adicionalmente los quipucamayoc, en su rol de analistas tenían un esquema para facilitar las cuentas del número de habitantes de un señorío, mediante la división de macroetnias en pachaca y guaranga.

Los estudios de Rostworowski afirman que los Incas tenían cifras y estadísticas demográficas para cumplir sus objetivos, como enviar mitmaq de una zona a otra, cubrir la mita guerrera o la edificación de los grandes centros administrativos.

La mita es un sistema de servicios rotativos, un concepto muy andino que se empleó para efectuar trabajos ordenados cíclicamente en un determinado momento. Se empleaba en las faenas comunales también en ayuda del jefe.

Durante la hegemonía inca, la mita agraria difería de la pesquera y la minera se desarrollaba a nivel de ayllu, del señor local y en última instancia del Estado.

La importancia del sistema hidráulico

El siguiente extracto del libro de María Rostworowski, Historia del Tahuantinsuyu, “Los modelos económicos” tiene similitud temática con las portadas mediáticas que circulan en la actualidad por el proyecto Conga. Cabe anotar que la primera edición del libro en mención, fue en 1988.

“El acceso al agua y por ende el riego fue tan importante en el ámbito andino como el acceso a la tierra. Los mitos y leyendas narran episodios sobre el inicio de los canales hidráulicos en un tiempo mágico, cuando los animales hablaban. Las fuentes o puquios surgieron por rivalidades entre célebres huacas que se retaron para medir sus poderes y orinaron en varios sitios dando lugar a brotes de manantiales.

“El mar, los lagos, las fuentes fueron venerados por pacarina o lugares de origen de numerosos grupos étnicos. Las lagunas eran consideradas como manifestaciones del mar y origen del agua en general. Para la realización de la agricultura intensiva conocida y practicada en los Andes era preciso tener conocimientos hidráulicos y proceder a irrigar las tierras para aumentar los cultivos. En las tierras de secano se sembraban tubérculos pero el maíz necesitaba de riego y quizá su introducción en el agro fomentó, y dio lugar al desarrollo de los sistemas hidráulicos.

No solo se practicaron en las diversas etapas del desarrollo andino complejas y sofisticadas redes hidráulicas para conducir el agua y mejorar la producción agraria, sino que los santuarios como Pachacamac gozaban de canales que traían agua a los templos desde lugares alejados.

“En todo tiempo hubo en la costa una relación muy especial con referencia a los derechos de agua (…)”, anota…

Es indudable que una de las mayores funciones de los señores étnicos costeños fue el control y la administración del recurso hídrico. Ese se efectuaba en dos niveles, el primero comprendía su relación con los vecinos serranos, hecho que necesitaba de la vigilancia de las bocatomas.

En segundo lugar contemplaba la intervención del cacique yunga en la distribución del líquido elemento en su propio valle. Todo aquello comprendía un complicado sistema de prioridades y de querellas entre su gente y sus súbditos.

Agrega que hay presencia de un grupo étnico yunga instalado en una parte de la región Cajamarca en Celendín, Contumazá, Chota, Hualgayoc y San Miguel, en una época muy anterior al arribo inca a la región. Se reconoce el origen costeño de sus habitantes a través de la lingúistica.

Más adelante, precisa la autora que la presencia yunga en la sierra se debió principalmente a la necesidad de controlar las bocatomas y con ello a todo el sistema hidráulico costeño. “Se trataba quizá de una conquista preventiva durante el apogeo yunga para asegurarse el recursos acuíferos para sus canales de riego”.