El Perú expondrá a las economías del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) sus experiencias para impulsar la participación de las empresarias nacionales en las cadenas globales de valor, informó la funcionaria.
¿Cuál es la importancia de que el APEC Mujer y Economía 2016 ‘Rompiendo barreras para la integración económica de las mujeres en el mercado global’ se efectúe en Lima?
–Es una oportunidad para intercambiar experiencias. Somos 21 economías que nos estamos reuniendo, especialmente sus mecanismos de atención relacionados con las mujeres, y en ese contexto del APEC Perú había dos ejes que se estaban trabajando, uno es crecimiento con calidad y otro es el desarrollo humano.
Como parte del desarrollo humano hemos puesto como ejes de discusión todo el tema de sistemas de cuidado que se vinculan con la flexibilización y la corresponsabilidad en el trabajo doméstico.
Hemos puesto en el tapete también el costo que significa para las empresas privadas la violencia contra las mujeres y, respecto al crecimiento con calidad, vamos a discutir mecanismos para la internacionalización de pequeñas y medianas empresas lideradas por damas, así como el fomento de la alfabetización digital y financiera para que haya una mayor participación de las peruanas en los mercados globales.
–El lema de esta cita es el principal esfuerzo al que apunta esta reunión…
–Es el principal esfuerzo porque esas barreras están presentes en todas las economías. Figura, por ejemplo, toda la problemática del trabajo doméstico dedicado al cuidado de personas dependientes, sean niños, adultos mayores, personas enfermas o con discapacidad. A ellas se les cuida en las familias y ¿quién atiende a estas personas?, pues en la mayoría de las economías y sistemas somos las mujeres.
Entonces, ¿qué podemos hacer para que, a partir de experiencias públicas-privadas, esta situación no postergue a las mujeres? Hay varios mecanismos. En el Perú, por ejemplo, se ha fortalecido el teletrabajo, que se constituye en una herramienta que permite justamente participar económicamente, pero sin trasladarse a otro espacio, sino dentro de la casa. Esto puede ser aprovechado por varones y damas para compatibilizar las responsabilidades familiares, al igual que los horarios flexibles.
En otra dimensión, podemos mencionar que para atender a las personas dependientes necesitamos esforzarnos en dirigir nuestra mirada en cómo, por ejemplo, mediante programas sociales como Cuna Más, podemos ayudar a que las mujeres liberen horas de cuidado dejando a sus niños más pequeños para que los atiendan personas capacitadas para tal fin y de esa manera puedan insertarse de manera productiva.
–¿Qué experiencias de empoderamiento económica de la mujer mostrará el Perú en esta cita de APEC?
–Vamos a compartir varias experiencias. Una interesante es, por ejemplo, los estudios que se han hecho en el Perú sobre los costos que representan para sus empresas la violencia doméstica que sufren sus empleadas y empleados.
Una mujer que sufre de violencia se ausentará del trabajo, pero también hay otro fenómeno y es que no abandonan sus puestos laborales a sus horas de salida, lo que es conocido como el fenómeno del presentismo.
Es decir, las personas que están sufriendo de violencia no quieren regresar a sus casas y permanecen en sus empresas por más tiempo. Se quedan porque no quieren retornar y al no poder concentrarse producen en más horas lo que deben hacer en un determinado lapso.
Por tal motivo, hemos incentivado el sello Empresa Segura libre de violencia contra la mujer, que lo que hace es acompañar a las compañías para que mejoren sus políticas internas y se comprometan en la lucha contra las agresiones.
–¿Hay otras experiencias?
–Otro tema interesante investigado en el Perú es que aquí, de acuerdo con los analistas internacionales, existe un ambiente muy propicio para los emprendimientos económicos. Y cuando hacemos un análisis diferencial entre varones y mujeres, vemos que el 50% de las damas que están en los emprendimientos económicos participan en microemprendimientos.
Esto es muy interesante, pero cuando una mujer sufre de violencia, la posibilidad de mortandad de su microemprendimiento es alta, pues, como su capital es pequeño y para recuperarse debe invertir ese dinero, su proyecto muere y por eso hay altas tasas de fracasos en los microemprendimientos de las mujeres.
–¿Cuánto se avanzó en el país respecto al empoderamiento económico de las mujeres en este quinquenio?
–Hay una cada vez mayor participación económica de las mujeres y se mejoró el nivel de sus ingresos. Esto es un avance importante, nos estamos integrando en todas las disciplinas.
Por ejemplo, tenemos el Plan Nacional de Diversificación Productiva, por el que casi todas las regiones cuentan con un Centro de Innovación Tecnológica (Cite).
Hemos promovido en su reglamento que, en las capacitaciones que brinden, se priorice a las empresas lideradas por mujeres, porque ya tenemos peruanas educadas que están haciendo emprendimientos y ahora lo que queremos es que ellas accedan a esa innovación tecnológica que les permita ponerse en la cadena de valor por la que va a apostar la región y, de esta manera internacionalizar sus micro y pequeñas empresas.
Estas son oportunidades y estamos seguros, además, que el nuevo gobierno seguirá en esta línea, porque es la expectativa del mundo.
Retos a futuro
–¿Cuál será el reto del nuevo régimen en el empoderamiento económico de las mujeres?
–Siempre hay retos muy importantes que tienen que ver con las mujeres, especialmente aquellas que desean entrar en estas cadenas de valor internacional. Por ejemplo, que manejen el inglés como segundo idioma, que puedan capacitarse en el comercio on line y que incorporen la innovación tecnológica a sus empresas. Hay retos muy importantes que ya estamos enfocando, pero que el próximo gobierno debe profundizar porque se están abriendo muchas oportunidades para el Perú.
–El análisis y debate de los cinco temas que se tratarán en el foro ayudarán a enriquecer el trabajo que se hace en el Perú…
–Seguro. No solo es mirar qué es lo que podemos hacer desde el sector público, sino especialmente cómo se puede trabajar desde lo público y lo privado. Las empresas, como actores sociales, tienen un rol importante y una responsabilidad en atender estas problemáticas.
14 compañías han sido reconocidas con el sello Empresa segura, libre de violencia contra la mujer.
El Peruano