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Mario Santillán, Business Line Manager, Perforación de Superficie y Exploración de Epiroc

 Durante la última década, muchas empresas involucradas en el rubro minero han desarrollado tecnologías para cumplir con uno de los retos clave de la nueva industria: la automatización. Así, las operaciones mineras de superficie donde se realizan diversas acciones repetitivas, e incluso algunas de riesgo, demandan de equipos automatizados como, por ejemplo, para el desarrollo de la perforación.

En ese camino, empresas proveedoras como Epiroc creen en la necesidad de avanzar al compás de las necesidades tecnológicas, como lo vienen desarrollando países cercanos como Chile, México, Estados Unidos o a la lejanía como Australia o África, donde cuentan con sistemas autónomos para sus perforadoras, con un nivel mucho más alto de automatización del que se cuenta en Perú en la actualidad.

Pensando en una minería inteligente, las grandes empresas del rubro ya abrazan con fe estos conceptos porque no solo incrementarían la productividad y eficiencia en sus operaciones y reducción de costos, sino porque todo este know-how ayuda a trabajar de forma predecible y segura.

Para ir escalando niveles de automatización, las empresas requieren de proveedores que ya hayan automatizado diversos procesos mineros a un mayor nivel y performance, como Epiroc, líder en el segmento de equipos de perforación. Por ello, desde nuestro campo, caminamos y acompañamos a nuestros clientes hacia un nuevo paso de automatización: la telemetría, que se estima que a partir de 2019 será el nuevo estándar en Perú.

Los avances ya se empiezan a manifestar, pues se avizoran nuevos proyectos para este año. Pero la expectativa crece si consideramos los más de 5 nuevos proyectos de minería de superficie que se proyectan en el mediano plazo donde se podría aplicar el manejo remoto de perforadoras.

Un paso más arriba es la autonomía, el mayor nivel de automatización que se estima alcanzar para el 2020, donde el “operador” ya no opera, solo supervisa y no un equipo sino una flota de perforadoras en forma simultánea, desde una completa, segura y cómoda sala de control, sin importar los límites geográficos de las unidades mineras, solo contar con una apropiada conexión inalámbrica que lo concrete.

Con esto la eficiencia se multiplicaría y según la flota que se esté controlando y su planificación, la productividad podría crecer hasta en un 30%.

Si bien se aspira llegar a la autonomía como estándar, para alcanzarla es recomendable ir paso a paso. Los grandes saltos son posibles pero pueden resultar más complejos porque una parte importante de la innovación no solo es hablar del hardware o el software de la maquinaria y sus procesos, sino hablar de las personas y el manejo del cambio que esto implica.

La adaptación de tecnologías en los procesos de minería de superficie no es la parte más sensible a desarrollar porque la mayoría de empresas son grandes operadores mundiales, lo sensible es el cambio de los recursos humanos y la comunicación dentro de las empresas.

Por tanto, este nuevo paradigma debe contemplar que no se trata de reemplazar el valor humano por el de las máquinas, sino la necesidad de un nuevo perfil operativo, que integre más allá de la capacidad física, la intelectual y la virtual. Será preciso cultivar habilidades y competencias diferentes.

El haberse originado un nuevo campo de acción modela el ADN profesional de las personas y reorienta su trabajo, creando una nueva silueta de operario de valor tecnológico, que se ve recompensado con un mayor nivel de estilo de vida, productividad, seguridad y sustentabilidad en el tiempo.