Un coeficiente intelectual (IQ) sobresaliente tiene el mismo potencial de garantizarte éxito en la vida que tu signo del zodiaco. Más bien es una inteligencia emocional (EQ) desarrollada la que resulta ser un vaticinador de éxito -en el trabajo, amor, vida- mucho más confiable. Un 90% de éxito en liderazgo es atribuido a altos niveles de EQ.
Hoy por hoy se reconoce que la inteligencia emocional de un profesional influye directamente en una gran variedad de instancias laborales, como pueden ser su contratación o despido, su reputación y, en resumen, lo prolífica que pueda resultar la carrera.
Alcance de la inteligencia emocional
Además, los estudios confirman que la EQ y sus ventajas no se limitan al ambiente laboral. En todos los demás escenarios de la vida, la EQ es una gran ventaja: mayores niveles de felicidad, salud mental y física, mejores relaciones sociales y maritales. Una buena gestión de la EQ ayuda a reducir el cortisol –la hormona del estrés y la ansiedad–.
Sucede que las emociones son parte integral de nuestra naturaleza como seres humanos. Según Daniel Goleman, PhD. considerado autoridad en EQ, “las emociones guían todo lo que hacemos”; están presentes en toda interacción que realizamos. Las personas con un EQ desarrollado son capaces de identificar e influir en las emociones, propias o ajenas.
Quien demuestra una buena EQ en el trabajo destaca por las siguientes cualidades: la autoconfianza e iniciativa; mantienen mejor la calma bajo estrés; la empatía, colaboración y buena comunicación.
Tomás Chamorro-Premuzic, PhD. profesor de psicología empresarial de la University of London, comenta que es contundente lo que demuestran los estudios sobre compromiso laboral (fuente: Gallup y Sirota):
– el estrés y un nivel de compromiso bajo inciden directamente en la baja del rendimiento y en un alza en la rotación (American Institute of Stress reporta que el estrés es causante de 40% de renuncias y 80% de accidentes en el trabajo)
– la causa principal de estrés y desmotivación de personal suelen ser los jefes directos.
Medición de la inteligencia emocional
Lamentablemente hoy no se conoce una manera determinante y rápida de medir la EQ (distinto del caso del IQ). En el proceso de la entrevista de contratación, los tests de personalidad y de comportamiento recopilan información valiosa mas no absoluta. Aunque pueden ayudar a detectar áreas de alerta, los tests no cuentan ‘toda la historia’. Esta información se tomará en cuenta en el contexto de la evaluación donde se buscan cualidades y patrones bajo EQ que el reclutador experimentado sabrá identificar en conversaciones con las referencias y al observar al candidato en distintas modalidades de entrevistas (por teléfono, en persona uno-a-uno, con miembros del equipo, etc.).
Mejora de la inteligencia emocional
Hay quienes son inteligentes emocionalmente por naturaleza. Sea esto por genética y/o por su entorno (crecer aprendiendo de figuras mayores, comportamientos de alta EQ). Hay quienes por las mismas razones demuestran habilidades blandas pobres. El lado positivo de este escenario es que, a diferencia de la inteligencia cognitiva –que tiene un tope–, la inteligencia emocional se puede desarrollar. A través del aprendizaje y la práctica se logran modificar hábitos y comportamientos.
Para enriquecer nuestra inteligencia emocional debemos cumplir con algunos requisitos:
- Primero, necesitamos convicción y motivación. No importa si la compañía provee y cubre los gastos de algún programa de EQ; si no hay interés, no hay avances.
- Segundo, contar con la información apropiada, como libros sobre el tema y/o servicios de coaches profesionales.
- Tercero, un factor clave para el éxito en cultivar una mejor EQ es la retroalimentación o feedback. Todos contamos con un punto ciego: aplicando ciertos conocimientos podemos lograr mejoras, pero para un crecimiento de impacto es necesario el feedback de otras personas. Un ejemplo es el uso de cuestionarios de 360 grados. Por ejemplo, un experimento con un grupo-control de 1,361 jefes de compañías multinacionales corroboró que el feedback de coachinginfluyó en que estos jefes se volvieran más propensos a buscar consejo, lo que mejoró su desempeño (a juzgar por sus subordinados directos), un año después.
En la oficina, un buen nivel de inteligencia emocional o habilidades blandas ayudan a que tus días sean más productivos y agradables. Sea con pares, subordinados, jefes, proveedores o clientes… quien posee buena EQ logra mejores retornos en negociaciones, gestión de proyectos, solución de impasses, reconocimientos, oportunidades –buscadas u ofrecidas.
*Socio de AB INAC Executive Search (www.inac-americas.com) una empresa especializada en Búsqueda de Ejecutivos a nivel gerencial y directivos en Perú. MBA de INSEAD, Francia y Bachiller en Administración de Empresas de la U. Pacífico. Ha trabajado en Perú, México, Venezuela, Chile y Argentina con Procter & Gamble y en Europa con Reckitt Benckiser.
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