bonos verdes

La revolución financiera verde corre el riesgo de excluir a los mercados emergentes, incluidas algunas de las naciones más vulnerables del mundo al cambio climático.

Hay demasiado énfasis en los estándares de los mercados desarrollados para la definición de las reglas de bonos de emergentes, según un informe de Imperial College Business School de Londres, basado en entrevistas con más de 40 administradores de activos y bancos globales. Las naciones emergentes y las empresas con las peores situaciones ambientales son las que más necesitan capital para la transición. No obstante, les resultará cada vez más difícil atraer la financiación necesaria, dijo.

“El sistema actual del los bonos verdes está diseñado por y para mercados desarrollados, y no se puede simplemente aplicar a emergentes”, dijo Jonathan Amacker, uno de los investigadores principales y exgerente de fondos. “Es más importante que un emisor de mercados emergentes tenga objetivos y marcos de transición realistas y ambiciosos, y no que encaje en un sistema único para todos”.

Si bien algunos países de mercados emergentes como Indonesia y Egipto han vendido bonos verdes, Europa ha dominado hasta ahora en un mercado que ahora vale más de US$1 billón. Sin embargo, incluso dentro de la Unión Europea, no hay una definición establecida de lo que constituye un proyecto verde, y hay aún más fragmentación en Asia a medida que los países se enfrentan a todo un arcoíris de tipos de deuda.

El informe de Imperial argumenta que los bonos verdes no son un vehículo apropiado para muchos de los contaminadores más pesados de emergentes. En cambio, presiona por la estandarización de los bonos de transición, con el objetivo de permitir que las industrias contaminantes accedan a finanzas verdes, y bonos vinculados a la sostenibilidad, que vinculan la tasa de endeudamiento del emisor a un objetivo ambiental.

Los países con el mayor riesgo de cambio climático podrían perder más de una quinta parte de su producción económica para 2050, según un análisis realizado por FTSE Russell. El problema se complica por los emisores de mercados emergentes que probablemente tienen calificaciones más bajas en factores ambientales, sociales y de gobernanza corporativa (ASG) que sus contrapartes más ricas, lo que los excluye potencialmente de los fondos de inversión verdes.

Los investigadores proponen un foro de inversionistas en bonos, similar a Climate Action 100+, para presentar a los emisores un conjunto claro de prioridades en temas ambientales. También dicen que los inversionistas de mercados emergentes deben abandonar la mentalidad a corto plazo que “a menudo ve la clase de activos como un carry trade impulsado por aspectos macro que favorecen o no según las tendencias globales” y, en cambio, adoptar una visión más holística.

“Los inversionistas tienen un papel activo que desempeñar: no pueden solo asignar pasivamente los fondos en función de las ponderaciones de los índices o ser puramente reactivos a las decisiones de los formuladores de políticas”, dijo en una entrevista Mary-Therese Barton, directora de deuda de mercados emergentes en Pictet Asset Management en Londres. “Aplicar un enfoque simplista a lo ASG sacaría a los inversionistas de renta fija de los países en desarrollo más pobres, incluso si están implementando las políticas correctas”.

Fuente: Bloomberg